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Si bien la campaña electoral ha sido bastante aburrida, la tensión aumenta ante un posible desenlace totalmente abierto.

25 de septiembre de 2009

Aunque muchos apenas han notado su presencia, la campaña electoral germana acaba y seguramente pase a la historia como la más aburrida de todos los tiempos. El día después, sin embargo, podría ser emocionante. O no.

Una cruz en la papeleta electora: ¿quién gobernará Alemania los próximos cuatro años?Imagen: DW

Angela Merkel y Frank Walter Steinmeier se negaron a participar en la "ronda de los elefantes", que nada tiene que ver con un experimento zoológico, sino que designa al debate televisivo en del que toman parte los máximos candidatos de todos los partidos, y no sólo la canciller democratacristiana (CDU) y su rival, el vicecanciller socialdemócrata (SPD).

Sepultado el cara a cara entre los grandes, se esfumaba la última oportunidad de sacar a la presente campaña electoral alemana del sopor que la domina. Dicen las malas lenguas que la CDU juega a aburrir hasta que el votante se quede en casa, y que al SPD el letargo del elector no le importa demasiado. "Si el número de personas que no acuden a las urnas se reparte de manera equitativa entre los dos, a los partidos de masas la abstención no les hace daño", decía Hans Herbert von Arnim, politólogo y experto en derecho constitucional, en una entrevista concedida a la emisora de radio germana Deutschlandradio Kultur.

Carteles con eslóganes como "nosotros votamos a la canciller" sobre una foto de Merkel o "nuestro país puede más" frente a la sonriente imagen de Steinmeier contribuyen poco a clarificar las posiciones de cada cual. Democratacristianos y socialdemócratas se tratan con la suavidad de quienes son, aún hoy, socios en el Gobierno. Y así, el enfrentamiento político ha transcurrido en Alemania como si la cita electoral no fuera merecedora de excesivas atenciones. Por supuesto que se han dado discursos y hecho viajes en autobús para mezclarse con el pueblo, pero ha faltado la pasión.

Entre la seriedad y el sarcasmo, los comentaristas políticos acusan a la CDU y al SPD de querer repetir su coalición. Otro Ejecutivo de titanes no es la opción preferente de ninguno de los dos, pero los resultados del próximo domingo podrían hacer de él la única constelación posible- con imprevisibles consecuencias para la imagen de ambos. Si logran movilizar a ciudadanos suficientes, los partidos pequeños podrían aprovechar de la insulsez de sus mayores. El día después de los comicios se presenta en Alemania mucho más emocionante de lo que la campaña ha hecho prever.

¿Quién con quién?

Resultados de las últimas encuestas: CDU (35%), SPD (24-26%), FDP (13-14%), La Izquierda (10-11%), Partido Verde (10-11%).

Angela Merkel se somete con confianza en sus posibilidades a la elección popular. No por nada, varias encuestas le conceden una victoria clara a su formación CDU/CSU, gracias a la cual seguiría siendo canciller, y votos suficientes al Partido Liberal (FDP) para formar con él una cómoda mayoría parlamentaria. Según los últimos sondeos, ambos podrían reunir entre el 48 y el 49 por ciento de las papeletas.

Efectivamente, el 49 por ciento no es más de la mitad. Pero es que, de acuerdo a los vaticinios, la única mayoría absoluta es una que, si se cree a Frank Walter Steinmeier, es políticamente imposible: obteniendo socialdemócratas, verdes e izquierdistas el mejor de los resultados que se les pronostican, sumarían el 51% de los escaños, pero el candidato del SPD descarta compartir la cancillería berlinesa con La Izquierda, al menos antes de 2013.

Si los resultados se asemejan a los que reflejan las encuestas, SPD y verdes no contarían con apoyo suficiente para reanudar la coalición gubernamental que otras veces han compuesto. Los socialdemócratas no ocultan sus intenciones de atraer a los liberales para constituir un Ejecutivo de tres, aunque su jefe, Guido Westerwelle, recuerda en cuanto programa televisivo visita que nunca dudó en renunciar a carteras ministeriales con tal de no unirse al SPD, y tampoco a los verdes les agrada la opción de compartir Gobierno con el FDP.

Pero antes de perderse entre porcentajes y afinidades, cabe no llevar a misa lo que dicen los institutos de demoscopia: podría haber sorpresas. Tampoco, ante la tentación de cuatro años al frente del país y no en la oposición, la palabra de un político es sagrada. Todo dependerá de cuánto logren los pequeños arrancarle a la insatisfacción con la gran coalición. Todo dependerá de cuánto saque La Izquierda y cuánta presión pueda ejercer sobre el SPD, y éste a su vez sobre el FDP.

Y al final, si todo se complica demasiado, siempre quedará repetir la alianza entre democratacristianos y socialdemócratas para que nada cambie y los partidos de masas continúen perdiendo perfil.

Una pregunta decisiva: ¿cuántos votos logrará La Izquierda?Imagen: AP

Impuestos para arriba, impuestos para abajo

Además de las amenazas de Al Qaeda, la cuestión impositiva ha hecho algún que otro amago de convertirse en el tema que domine la recta final de la campaña electoral en Alemania. La Izquierda propone subirle los impuestos a quienes más ganan para financiar su programa de reformas sociales. Los liberales apuestan por una bajada general de las cargas, compensada por una minimización de la burocracia estatal.

La Unión Cristianosocial, aliada de los democratacristianos, ha puesto a Merkel contra la pared asegurando que quiere reducir los impuestos. La CDU desea aligerar las obligaciones de los ciudadanos para con las arcas públicas, pero sabe que, teniendo en cuenta los millones gastados para contrarrestar la crisis, es una promesa difícil de mantener. SPD y verdes la consideran imposible y, además, poco responsable.

Y lo cierto es que, visto el endeudamiento y la recesión aún no superada, la mayoría de los alemanes sospecha que, pasados los comicios, llegará la hora de las verdades más verdaderas- probablemente malas noticias.

Autora: Luna Bolívar Manaut

Editora: Emilia Rojas

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