Johann Georg Goldammer, experto en Ecología del Fuego, dice que no basta dominar las técnicas para apagar incendios forestales: la creciente frecuencia de estos desastres exige un tipo de conocimiento más sofisticado.
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Cada vez que arden vastas extensiones de territorio en uno u otro rincón del mundo, Johann Georg Goldammer es consultado y escuchado con atención. Este científico de la Sociedad Max Planck para la Química y catedrático de la Universidad Albert Ludwigs de Friburgo, especializado en Ecología del Fuego, es también miembro del Centro de Monitorización de Incendios Globales (GFMC) de esa alma máter, un instituto clave para la coordinación entre agencias nacionales, regionales e internacionales –gubernamentales y no gubernamentales– cuando la flora del planeta se ve amenazada por las llamas, como lo es ahora la de Siberia.
Medidas extremas
Cuatro regiones de Rusia han sido declaradas en estado de excepción. Las autoridades informaron que, atizadas por temperaturas inusualmente altas, las llamas ya cubren una superficie de tres millones de hectáreas. El Gobierno ha pasado de desestimar el problema a pretender solucionarlo apelando a medidas extremas, como la de generar lluvias torrenciales artificialmente; los aviones dedicados a las labores de extinción dejaron de ser efectivos. Goldammer lleva más de un cuarto de siglo observando los incendios forestales en Siberia y, desde 1993, viene prediciendo que los fuegos de gran escala se harán más frecuentes.
“La clase política ignoró por mucho tiempo las advertencias que hicimos”, dice el experto en entrevista con DW. Goldammer trae a colación que no todos los incendios forestales deben ser apagados, esgrimiendo que es necesario reservarle un espacio en la naturaleza al fuego porque este tiene como virtud la capacidad de propiciar el crecimiento de los árboles. Por otro lado, el especialista subraya que, en muchos lugares, una gestión forestal no sustentable y el calentamiento global han reducido al mínimo el tiempo de regeneración natural de la flora. En esos parajes, simplemente dejar que los bosques y las selvas ardan ya no es una opción.
Profesión: gerente de incendios
En la zona boreal, al norte del globo, un bosque chamuscado tarda cientos de años en volver a exhibir la estabilidad y la biodiversidad que poseía antes de un incendio. Para Goldammer, la respuesta adecuada para situaciones como la registrada en Siberia pasa por invertir en la profesionalización de aquellos encargados de sofocar las llamas, por ofrecerles una capacitación con base científica para que tomen las medidas pertinentes. “A veces es muy difícil distinguir entre un incendio con efectos positivos y uno con efectos meramente destructivos”, señala. A sus ojos, no basta con dominar las técnicas para apagar incendios forestales.
Él y sus colegas recomiendan crear la figura del gerente de incendios, dotado con conocimiento ecológico. “Las crisis estándar que enfrentan los bomberos voluntarios o profesionales –los accidentes automovilísticos y los incendios urbanos– no demandan ese conocimiento especial, pero hay otros escenarios que se harán recurrentes en el futuro que sí lo ameritan”, explica Goldammer. Datos recopilados por satélites revelan que cada año se incendian terrenos de entre trescientos millones y seiscientos millones de hectáreas. Y estos desastres son una amenaza para la humanidad porque alteran su hábitat de manera dramática.
Mikhail Bushuev (erc/ms)
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Los bosques pueden tardar una década en recuperarse de un incendio
Los incendios y las tala de árboles están devastando sistemáticamente los bosques del mundo. Aunque algunas pérdidas dan paso a la regeneración, los científicos alertan que los bosques tardan mucho tiempo en recuperarse.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Suslin
Descubriendo lo que se encuentra debajo de una superficie incinerada
Mientras Grecia se recupera gradualmente de los incendios forestales que causaron la muerte de una ochentena de personas el verano de 2018, investigadores de la Universidad Nacional de Australia (ANU) descubrieron que los bosques necesitan un largo tiempo para recuperarse. Los científicos están empezando a entender cómo y hasta qué punto los incendios afectan la vida de debajo del suelo forestal.
Imagen: Getty Images/AFP/S. Karmaniolas
Décadas, incluso siglos para que el suelo se recupere
En un estudio reciente, científicos australianos descubrieron que, los suelos forestales necesitan hasta 80 años después de un incendio y 30 años en el caso talas, para recuperarse completamente. Los investigadores analizaron cerca de 700 muestras de suelo de 80 lugares en el sureste de Australia que habían sufrido nueve diferentes tipos de daños, incluidos incendios forestales y tala de árboles.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Pleul
Seis meses después
Seis meses después de que un incendio forestal afectara un area del suroeste de Berlin el pasado verano, se eliminaron grandes secciones de tierra afectada. Muchos de los árboles restantes están enegrecidos. Los científicos creen que, además de los incendios, las talas posteriores pueden ser causa de la pérdida de los nutrientes clave del suelo y tienen impactos duraderos en los suelos forestales.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Pleul
La intervención humana altera los ciclos naturales
En muchos lugares, los incendios forestales son una parte importante del ciclo natural. Algunos árboles comos los eucaliptos, necesitan fuego para liberar sus semillas. Según los científicos, las cenizas después de un incendio pueden inyectar grandes cantidades de nutrientes en el suelo inmediatamente después de un incendio. Sin embargo, largas sequías y talas pueden alterar los ciclos naturales.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Suslin
Antiguos ecosistemas arrasados
Durante los incendios forestales que barrieron Europa el pasado verano, El bosque portugués de Pinhal de Leiria, de 700 años de antigüedad, fue destruido. Se arrasó un 80% del bosque, hogar de todo tipo de insectos, aves y mamíferos. A pesar de la ayuda de voluntarios locales, la regeneración del suelo puede demorar hasta medio siglo.
Imagen: picture-alliance
Pérdida de nutrientes vitales
Durante un incendio, las temperaturas del suelo pueden alcanzar los 500 grados Celsius, provocando una pérdida de nutrientes que estimulan el crecimiento, como el fósforo, el carbono orgánico y el nitrato. Cuando los incendios se producen en repetidas ocasiones en el mismo lugar, aún es más difícil que el suelo del bosque se recupere. Sin estos nutrientes, los suelos no pueden almacenar carbono.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Lehti
Sin suelo no hay vida
Los suelos son una parte vital de la ecología forestal. Según los científicos son la base de casi toda la vida terrestre: influyen en el crecimiento y la supervivencia de las plantas, nutren comunidades de hongos y bacterias beneficiosas y ciclos de nutrientes clave. También almacenan enormes cantidades de carbono.
Imagen: picture-alliance/F. Herrmann
No solo un incendio
No solo los incendios excesivos interrumpen la composición del suelo. La tala de bosques con maquinaria y la quema de los escombros restantes también generan impactos. La tala puede exponer el suelo del bosque, compactar el suelo y agotar sus nutrientes, así como liberar una gran cantidad de dióxido de carbono a la atmósfera.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Pleul
Luchando contra el aumento de temperaturas
El bosque alemán de Treuenbrietzen es una sombra de su antigua gloria. La mayoría de los árboles son esqueletos cenizos y el suelo del bosque está ennegrecido. Enfrenta una enorme lucha por regenerarse. Y teniendo en cuenta el aumento previsto en la frecuencia y la intensidad de los incendios forestales provocados por la sequía, podría pasar otra vida antes de que las semillas broten.