Alea iacta est. La suerte está echada: Siemens busca un socio potente para su debilitada división de teléfonos móviles. La opción de cerrar o vender por completo ese sector ha sido descartada. Este fue en esencia el mensaje que transmitió el miércoles en Lisboa el nuevo presidente del grupo, Klaus Kleinfeld, en su primera actuación ante la prensa con motivo de la presentación de los resultados de su primer semestre fiscal concluido en marzo.

Panorama incierto

Según cifras de la propia Siemens, la división de telefonía móvil pierde un millón de euros (1,3 millones de dólares) al día. Kleinfeld, que sustituyó a Heinrich von Pierer en enero, se dio un plazo de tres meses para hallar una solución a las actividades de telefonía móvil.

Su primera cita con cerca de 200 periodistas se centró en su labor para sacar una mayor rentabilidad a una empresa que emplea a 440.000 personas en todo el mundo y que se enfrenta a costes laborales elevados para sus 164.000 empleados en Alemania, lo que ha obligado al grupo a deslocalizar sectores deficitarios con alto coste de mano de obra.

La empresa dijo que estaba conversando con más de un posible socio para su negocio de móviles, y que mantendría en él sólo una porción minoritaria. En las pasadas semanas se han mencionado muchos nombres como posibles socios, entre ellos la coreana LG Electronics, Hacer, Motorola y la china Ningbo Bird.

Posición débil

La tarea no es fácil. Los teléfonos móviles de Siemens ya no se venden como pan caliente. Todo lo contrario. La faena con un software defectuoso que generó sonidos molestos en algunos móviles de la serie S65 en el verano de 2004 marcó el inicio del declive.

Los campos más rentables de Siemens siguen siendo las soluciones médicas, el fabricante de bombillas eléctricas Osram, la generación de energía eléctrica y los sistemas de transporte. Sin embargo, las actividades relacionadas con la informática para grandes clientes y la ya citada telefonía móvil dejan mucho que desear.

A pesar de muchos nuevos modelos y duras medidas de saneamiento, Siemens no consiguió poner a flote su sector de telefonía móvil y mostró así su incapacidad de manejar el negocio bajo la propia dirección. Obviamente, Siemens ya se somete a tener que entregar la dirección a su futuro socio. Tiene que resultar especialmente amargo para Siemens que lo único que pueda ofrecer no sea más que su buen nombre.