Lo que está ocurriendo con Siemens no tiene precedentes en la historia de Alemania. No sólo se está destapando el mayor escándalo de corrupción que se recuerde en los anales empresariales del país, sino que el Consejo de Supervisión del gigante electrónico anuncia que demandará una indemnización de dos ex presidentes de la empresa y otros nueve altos ejecutivos, por daños y perjuicios. Los cargos: no haber cumplido con sus deberes de organización y control en relación con los pagos de sobornos y las “cuentas secretas”, entre los años 2003 y 2006.

“Declaración de guerra”

El anuncio causó el impacto de un proyectil atómico, sobre todo en uno de los principales afectados: el ex presidente de Siemens Heinrich von Pierer, un hombre que tuvo en sus manos el timón de la compañía por bastante más de una década y que era considerado una de las figuras señeras del empresariado alemán; un hombre con excelentes vínculos en la esfera económica y política y que llegó a ser incluso asesor de la canciller Angela Merkel.

Ahora los responsables su antigua empresa no sólo le dan la espalda, sino que anuncian en su contra una demanda aún no cuantificada pero con toda probabilidad millonaria, para evitar llegar a ser también blanco de acusaciones de no resguardar los intereses de los accionistas.

“Hubo una declaración de guerra, pero todavía no se ha lanzado ningún disparo”, señaló al periódico berlinés Tagesspiegel el abogado de Von Pierer, Wienfried Seibert. Aunque explicó que se mantendrá un compás de espera hasta recibir la notificación correspondiente, anunció desde ya que su cliente se defenderá con los recursos legales a su disposición.

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¿Daños o beneficios?

¿Se desatará realmente una “guerra sucia” entre la antigua y la actual directiva de Siemens? De cualquier manera, el proceso de seguro sacará a relucir interesantes detalles de este caso de corrupción que, por lo que se sabe hasta el momento, correspondía a un sistema organizado para conseguir pedidos en el extranjero y para mantener ‘contenta’ a una organización de trabajadores afín a la empresa. Se estima que cerca de 1.300 millones de euros (unos 2.000) millones de dólares) fueron desviados con estos propósitos.

La cuestión de fondo es, sin embargo, hasta qué punto esa corrupción era estructural, es decir, involucraba a la empresa como entidad. Al fin y al cabo, algunos defensores de la antigua directiva hacen notar que el supuesto daño, por el cual se pretende pedir ahora indemnización, no fue tal, sino un método que permitió a Siemens ganar mercados y conseguir por ende grandes beneficios.

Imagen por los suelos

Lo que sí está fuera de discusión es que tales prácticas están fuera de la ley, por mucho que los implicados no se hayan enriquecido personalmente. Y, a la hora de cuantificar daños, no se puede olvidar tampoco el provocado a la imagen de Siemens, que además está siendo objeto de investigaciones en Estados Unidos. Dicho de otra forma, los perjuicios superan ampliamente los 1.300 millones de euros desviados por los oscuros canales del soborno.

De hecho, más es lo que ha costado hasta el momento el escándalo a la empresa por concepto de multas, pago de asesores y abogados. El monto asciende aproximadamente a 1.900 millones de euros (casi 3.000 millones de dólares). Y la cifra de seguro irá en aumento, en vista de que hay procesos judiciales para largo.