Silvio Berlusconi gana en Italia, y plantea preguntas en Europa
15 de abril de 2008Il Cavaliere promete cambiar. Ser más serio, no avergonzar a su país cuando viaja por Europa. ¿Es por ello que los italianos han decidido concederle una tercera oportunidad? Resulta difícil creer que la corta campaña electoral haya bastado para que Silvio Berlusconi transmita de forma convincente sus propósitos de enmienda.
Afirmaciones como que “las mujeres de derechas son más guapas que las de izquierdas” no suenan a argumentación fundamentada. Recomendar a las jóvenes italianas con dificultades económicas que se busquen un buen marido no se asemeja a un plan para solventar el galopante desempleo juvenil en Italia, o elevar unos salarios que se encuentran al nivel del suelo.
No, Berlusconi sigue siendo el de siempre. Pero quizás sea esa la receta de su éxito. “La historia de Berlusconi, de friegaplatos a millonario, convence a muchos italianos. Muchos de los que han logrado escalar socialmente en Italia la asumen sin pensar, se identifican con Berlusconi sin fijarse en la situación política, y lo encuentran simpático hasta el punto de concederle el voto”, comenta a DW-WORLD Roman Maruhn, experto en Italia del Centro de Investigación Política Aplicada de Múnich.
Aunque a Europa le resulte un misterio, lo cierto es que Berlusconi ha vuelto a ganar unos comicios, y eso con mayoría suficiente como para asegurarse el gobierno durante los próximos cinco años. Y, sin embargo, la victoria de Berlusconi no reside sólo en él mismo, ni en su brillante carrera empresarial, recuerda Maruhn.
Ventajas para Berlusconi
“Hay personajes peores que Berlusconi”, sentenciaba esta mañana el comentarista de la radio alemana WDR 5. El corresponsal se refería a Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, un partido anclado en la región septentrional de Italia al que Berlusconi le debe gran parte del actual triunfo. “La Liga Norte es un partido de extrema derecha, con tendencias xenófobas, antieuropeo… es un partido que en Alemania estaría descartado como posible socio en una coalición gubernamental”, dice Maruhn.
Pero muchas cosas son diferentes en Italia. “El sistema político italiano no es comparable con el de otros países, y mucho menos con el alemán. En Italia el distanciamiento entre los ciudadanos y el Estado es enorme. Eso lleva a que incluso a los políticos se les permita el uso de artimañas en su relación con el Estado. Se acepta que la clase política actúe en beneficio propio porque los mismos italianos utilizan sus redes personales para beneficiarse. El clientelismo se escribe aquí con mayúsculas”, sostiene el experto.
Así, diversos factores se adhieren para configurar la tercera elección de Berlusconi. Los italianos están hartos de la política, comprensible (tras 27 gobiernos en 30 años), y optan por pensar en sí mismos. Berlusconi ha sabido atar en alianza a los partidos que le podían otorgar la victoria, independientemente de que sus jefes amenacen con “tomar las armas” o “marchar sobre Roma”.
Pero, ¿y la centro izquierda? Tampoco Walter Veltroni, el perdedor de estos comicios, puede decirse libre de culpa en el regreso de Il Cavaliere. “Walter Veltroni fundó el Partido Democrático y se comprometió muy pronto, antes incluso de que se abriera la campaña electoral, a concurrir a las elecciones sólo con esa agrupación y un socio pequeño. Para Berlusconi resultó por lo tanto muy fácil calcular el potencial de apoyos de su principal rival y unir en su coalición a los partidos necesarios para superar en votos a la centro izquierda”, explica Maruhn.
Italia da un gran paso atrás. ¡Siga leyendo!
Tiempos difíciles para Europa
“Este resultado electoral es para Italia un gran paso atrás”, escribe el diario alemán Die Zeit, “la distancia con el resto de Europa va a aumentar […] Para Bossi, la UE es un artificio formado por 'comunistas y masones'. Y Berlusconi se comporta como si Italia no tuviera que atender en absoluto a lo que le dice Bruselas”.
Tampoco el presidente del los socialdemócratas europeos, Martin Schulz, está satisfecho con el resultado. “La estrecha colaboración entre Roma y París [Nicolás Sarkozy] va a 'sensacionalizar' la política europea. Ahora discutiremos menos sobre política y soluciones a los problemas del medio ambiente, los mercados financieros o el abastecimiento de alimentos, y más sobre las modelos y sobre las marcas que están de moda”, se quejó el alemán en una entrevista ofrecida a Deutsche Welle.
Pero los socialistas europeos no son los únicos a los que les cuesta tratar con Berlusconi. No es ningún secreto que la canciller alemana, Angela Merkel, no se entiende especialmente bien con el milanés, al igual que le sucede a “otros muchos democratacristianos en Europa”, comenta Maruhn. “Helmut Kohl apoyó abiertamente a Romano Prodi, pese a que Prodi es socialdemócrata y Kohl democratacristiano”, y a pesar de que el partido de Berlusconi, Forza Italia, comparte formación en el Parlamento Europeo con la alemana CDU.
“De todas formas, habrá que ver. Quizás, de su último periodo como jefe del Gobierno, Berlusconi haya aprendido que no puede gobernar en contra de Europa. Aunque ese sería un gran cambio de mentalidad del que yo, en realidad, no veo capaz a esta coalición”, opina Maruhn. “Se acercan tiempos difíciles para Europa.”
Tiempos difíciles para Italia
No sólo el futuro de Europa se presenta complicado. También en el horizonte italiano se vislumbran nubarrones. Berlusconi ha anunciado que viajará a Nápoles para poner fin inmediatamente al eternizado problema de las basuras, que se amontonan en las calles amenazando a la salud pública, y que solucionará la crisis de Alitalia. Pero él mismo reconoce que la situación no es cómoda.
“El principal referente de Berlusconi son los años que van de 2001 a 2006, la única legislatura que gobernó completa. En ese periodo, políticamente no pasó nada. Y muchos de los problemas a los que ha tenido que enfrentarse el Gobierno de Prodi provienen de esa época”, dice Maruhn.
Económicamente, España ha superado a Italia y Grecia amenaza con adelantarse. El país, aún miembro del G-8 pero con enormes problemas, parece vivir en el letargo de viejas glorias. Los italianos lo notan en el bolsillo. Sin embargo, Berlusconi no es un conservador tradicional, recuerda Maruhn, al que se pueda identificar con la austeridad financiera y la eficiencia económica.
“El Gobierno de Prodi aprobó, financieramente hablando, medidas dolorosas para los ciudadanos. Pero Berlusconi, salvo en lo personal, como empresario, no tiene cómo relacionarse con el éxito económico. Sus recetas en política económica han sido hasta ahora superficiales y meditadas sólo a medias”, afirma el politólogo.