Ambas partes volvieron a sesionar a nivel de embajadores y si bien todos calificaron la reunión como “sincera”, no hubo resultados concretos.
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Interés en seguir trabajando en seguridad aérea para evitar incidentes y confirmación de las diferencias con respecto al despliegue de tropas en Europa del este. En esos dos puntos puede resumirse lo conseguido por la nueva reunión a nivel de embajadores que celebraron este miércoles (13.07.2016) la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Rusia en Bruselas.
Aunque ambas partes describieron el ambiente de las reuniones como bueno, destacaron que no consiguieron puntos de acuerdo. “Fue una buena oportunidad para explicarnos mutuamente nuestras posiciones”, dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. “El Consejo OTAN-Rusia es un foro para todas las circunstancias. La discusión fue muy útil. El diálogo es particularmente importante en las actuales circunstancias. Nuestro diálogo continuará”, añadió.
Por su parte, el embajador ruso ante la OTAN, Alexander Grushko, describió el encuentro como “abierto y sincero” y aprovechó la ocasión para negar que Rusia tenga tropas en el este de Ucrania. “No es un secreto para nosotros que la crisis en Ucrania es utilizada como pretexto para incrementar la actividad militar” de la OTAN en el este, en referencia al despliegue de tropas en Polonia, Letonia, Estonia y Lituania. La OTAN, en tanto, dijo que nunca reconocerá la anexión de Crimea, que calificó de “ilegal”.
El “mito” de la amenaza rusa
El encuentro del Consejo, el principal foro de diálogo entre Moscú y la Organización del Tratado del Atlántico Norte, se produjo sólo unos días después de la cumbre de la alianza atlántica del pasado viernes y sábado en Varsovia y es el segundo de este tipo que se realiza este año, tras un silencio de casi dos años debido a la crisis de Ucrania. Para Rusia la reunión fue importante, pues pudo poner sobre la mesa su solicitud para que la OTAN congele el despliegue de fuerzas en el este de Europa.
“Creemos que las medidas en el flanco este no están justificadas, son excesivas, son contraproducentes, debilitan la seguridad europea y regional y vuelven a los esquemas de la Guerra Fría”, señaló Grushko, quien tachó de “mito” la amenaza rusa para el este europeo. Stoltenberg, en cambio, cree que con la anexión de Crimea, Rusia minó la seguridad de la región y justificó el incremento de la fuerza militar de la alianza en esa región del continente.
DZC (EFE, dpa)
La intervención de la OTAN contra Serbia
El bombardeo de Serbia por parte de la OTAN terminó con la violencia de las tropas serbias contra los albano-kosovares. Sin embargo, esa guerra, que se realizó sin el mandato de la ONU, sigue siendo controvertida.
Imagen: picture-alliance/dpa
Huellas de la guerra
El conflicto en Kosovo escaló a fines de 1990. Decenas de miles de personas huyeron y, cuando todas las tentativas de restablecer la paz se vieron frustradas, la OTAN inició un ataque aéreo a las bases y objetivos militares serbios, el 24 de marzo de 1999. Once semanas después, Slobodan Milosevic se rendía.
Imagen: Eric Feferberg/AFP/GettyImages
El fracaso de la resistencia pacífica
Ya a mediados de los 80 comenzaron en Kosovo las protestas contra los intentos de Belgrado de recortar los derechos de la población albana. En los 90, las represalias aumentaron. Ibrahim Rugova, que lideraba el movimiento político en Kosovo desde 1989, creía en la resistencia pacífica y trató de convencer a Slobodan Milosevic de un cambio de rumbo, pero sin éxito.
Imagen: picture-alliance/dpa
Guerra de guerrillas
En Kosovo comienza a formarse la resistencia armada. La autoproclamada Armada de Liberación UCK empieza una cruel guerra de guerrillas perpetrando violentos ataques contra los serbios, pero también contra los albanos, a quienes considera colaboradores. Serbia responde a los actos terroristas incendiando viviendas y saqueando tiendas. Cientos de miles personas huyen.
Imagen: picture-alliance/dpa
Expulsión sistemática
La guerra se vuelve cada vez más brutal. Para romper la resistencia de la UCK y el apoyo que le brinda la población, las fuerzas serbias atacan cada vez más a civiles. Muchas personas huyen a los bosques. Miles de kosovares son llevados en trenes y camiones a las fronteras del país, sin documentos que probaran que provenían de Kosovo.
Imagen: picture-alliance/dpa
El último intento
En febrero de 1999, EE. UU., Francia, Gran Bretaña, Rusia y Alemania llaman a las partes en conflicto a una conferencia en Rambouillet para lograr un acuerdo limitado de autonomía para Kosovo. Los representantes kosovares aceptan, pero los serbios no están dispuestos a hacer concesiones, y las negociaciones fracasan.
Imagen: picture-alliance/dpa
"Intervención humanitaria"
El 24 de marzo de 1999, la OTAN comienza a bombardear objetivos militares y estratégicos en Serbia y Kosovo para frenar la violencia contra los albanos. También Alemania participa en los ataques. La operación “Allied Force” es la primera guerra de la OTAN en 50 años que no cuenta con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU. Rusia juzga severamente la intervención
Imagen: U.S. Navy/Getty Images
Infraestructura paralizada
Además de los ataques a instalaciones militares, la OTAN también toma como objetivo vías de abastecimiento, líneas de ferrocarril y puentes. En 79 días y noches arriban más de 37.000 misiones de la alianza, y cerca de 20.000 misiles y bombas caen sobre territorio serbio. Muchos civiles pierden la vida. “Daños colaterales”, según el lenguaje que utiliza la OTAN.
Imagen: picture-alliance/dpa
Nubes tóxicas sobre Pancevo
También son atacadas las fábricas, como en Pancevo, cerca de Belgrado. Allí, las bombas de la OTAN destruyen un depósito de químicos y una fábrica de fertilizantes liberando grandes cantidades de sustancias químicas que contaminan suelos, ríos y el aire. Las consecuencias para la población son gravísimas. Serbia acusa a la OTAN de utilizar munición enriquecida con uranio, así como bombas racimo.
Imagen: picture-alliance/dpa
Guerra contra la propaganda de guerra
Para privar a Milosevic de un importante órgano de propaganda, la OTAN ataca la televisión estatal en Belgrado. Aunque se informó con anticipación al Gobierno serbio del ataque, éste no difunde la información. En el edificio de la emisora mueren 16 personas.
Imagen: picture-alliance/dpa
"Daños colaterales"
En Kosovo, las bombas de la OTAN caen por error sobre una caravana de refugiados albanos. Mueren cerca de 80 personas. La OTAN califica, además, de “daño colateral” el bombardeo de la embajada china en Belgrado, en el cual mueren cuatro personas. El incidente provoca una grave crisis diplomática entre Pekín y Washington.
Imagen: Joel Robine/AFP/GettyImages
Balance del horror
A comienzos de junio llegan las primeras señales de Belgrado que indican que Slobodan Milosevic está dispuesto a ceder. El 19 de junio la OTAN detiene los ataques aéreos. El balance de la guerra: miles de muertos y 860.000 refugiados. La economía serbia está por los suelos, y amplios sectores de su infraestructura están destruidos. Kosovo es puesta bajo administración de la ONU.