El inmovilismo de independentistas y unionistas en la región española impide buscar soluciones alternativas tras los resultados electorales de diciembre.
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La Navidad en España ha sido este año más catalana que nunca. El desafío del independentismo en Cataluña ha sido un invitado forzoso y polémico en las reuniones entre familiares y amigos. El nuevo año, sin embargo, parece devolver al país meses atrás. Los españoles vuelven poco a poco de las vacaciones, pero las incógnitas siguen siendo las mismas que cuando se marcharon.
Las elecciones regionales del pasado 21 de diciembre decepcionaron a quienes esperaban encontrar una solución a largo plazo al conflicto político, entre ellos el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy. Con el expresident Carles Puigdemont todavía en Bruselas, y sin fecha de vuelta, los independentistas salieron reforzados de los comicios al conservar la mayoría en el Parlamento regional. Ello a pesar de las polémicas medidas del Gobierno central y el encarcelamiento de algunos de los más destacados líderes secesionistas, acusados de rebelión y sedición, entre otros cargos judiciales. Por su parte, los liberalconservadores de Ciudadanos lograron ser el partido más votado, aunque a simple vista no se presenta ninguna fórmula razonable para arrebatar la Generalitat a los independentistas.
"El centro está cada vez más vacío", explica a DW la politóloga Berta Barbet. Dentro de los dos bloques, el independentista y el llamado constitucionalista, "parece que los votantes se van cada vez más hacia los extremos". En opinión de esta investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona, "tenemos dos bloques dispuestos a demostrar lo enfadados que están con el otro, a demostrar una identidad muy fuerte".
La consecuencia más obvia de esto es que solo el bloque independentista suma una mayoría de escaños, 70 de 135. "Lo que podría ser es que tampoco se pudiera formar ese gobierno independentista", añade Barbet. Y es que las diferencias entre los partidos favorables a la secesión han empezado a evidenciar brechas. Siendo un gobierno alternativo "bastante inviable", valora la politóloga, no cabe descartar una repetición de las elecciones.
Tabarnia: un chiste, pero un buen chiste
En este contexto, otro movimiento independentista ha empezado a cobrar fuerza en la comunidad autónoma catalana. Se trata de Tabarnia, una iniciativa fiel a la unión con España que pretende agrupar algunas comarcas de las provincias de Barcelona y Tarragona con el objetivo de separarse del resto de Cataluña. Nació como una propuesta satírica, pero sus impulsores ya han anunciado movilizaciones y la empresa Banderas AAP ha anunciado un boom de la demanda de banderas de esta región ficticia.
"Tabarnia es un chiste, pero es un buen chiste, porque revela las contradicciones dentro del independentismo", sostiene en una entrevista con DW Jorge Galindo, politólogo y editor de la web de análisis Politikon. Entre otras cosas, la iniciativa pone el foco en la necesidad de discutir cómo se traza sobre el mapa la soberanía de un pueblo y la posibilidad de que los subconjuntos territoriales puedan decidir igualmente sobre su futuro: "Más allá del chiste de Tabarnia, esta cuestión debe formar parte de cualquier discusión seria que en el futuro queramos tener sobre un hipotético referéndum de independencia".
Sin diálogo entre las partes en conflicto, no obstante, parece difícil que cualquier conato de solución llegue a buen puerto. En este sentido, afirma Barbet, "es evidente que todo el mundo tiene motivos para pensar lo que piensa, pero ahora mismo la única forma de avanzar en el debate es cambiar el foco: que deje de ser porque tú te equivocas y se empiece a buscar un punto intermedio".
"Hacen falta traidores"
A falta de propósitos de Año Nuevo para Cataluña, todas las miradas están puestas ahora en la constitución del Parlamento regional, prevista para el 17 de enero, la cual será un paso previo para cualquier intento de formar gobierno.
Por el momento, el inmovilismo es el discurso oficial a ambos lados de la contienda. "Los incentivos ahora mismo están del lado de mantener los bloques cerrados", analiza Galindo. Este espera, sin embargo, que a medio plazo entiendan una cuestión clave: "En términos de qué es lo mejor para España, Cataluña y Europa, desde luego esta dinámica no lo es".
"Para que esta dinámica se revierta o cambie hacen falta rupturas en los dos lados y traidores en el mejor sentido de la palabra: traidores dispuestos a hablar con el otro lado en ambos extremos", diagnostica el analista. Y se atreve a afirmar que la primera brecha se abrirá en el bloque independentista. "Esto cambiará a medida que el independentismo vaya teniendo que tomar decisiones, precisamente porque la vía unilateral de momento está bloqueada".
Ambos politólogos consultados por DW coinciden en cualquier caso en hablar de un horizonte temporal de meses e incluso años. En el corto plazo, sentencia Barbet, hay poco que hacer: "Ahora mismo, en esta situación de polarización, es imposible que haya una solución real".
Enrique Anarte (VT)
Origen histórico del independentismo en Cataluña
Ante la escalada de tensión en torno al movimiento independentista de Cataluña, repasamos los momentos históricos de esta comunidad autónoma española en los que ha contado con distintos grados de autonomía.
Imagen: Reuters/A.Gea
Cataluña: concentración de población
Cataluña es la segunda comunidad autónoma más poblada de las 17 comunidades autonónomas de España. Situada en el nordeste de la península Ibérica, tiene una población de más de 7 millones y medio de habitantes que viven en las cuatro provincias que la componen: Barcelona, Girona, Lérida y Tarragona. La ciudad de Barcelona, y su área metropolitana, aglutina a dos tercios de la población catalana.
Pasado colonial diverso
Cataluña vivió la colonización de los pueblos fenicio, etrusco y griego. Los griegos se establecieron en Rosas y también en Ampurias (foto), que tuvo una gran influencia en el territorio hasta la llegada de los romanos. Estos levantaron infraestructuras y ciudades, tal como hoy las entendemos. Fue una posesión del Imperio hasta que pasó a manos de los visigodos.
Imagen: Caos30
Condados catalanes, dominio independiente
Cataluña fue conquistada por los musulmanes que fueron expulsados con el apoyo de Carlomagno. Los llamados condados catalanes se convirtieron, con el tiempo, en un dominio independiente y se confederaron en 1137 con la Corona de Aragón, a raíz de una unión dinástica entre Aragón y Cataluña. En el siglo XIII y principios del XIV la Corona se expande con las conquistas de Mallorca (foto) y Valencia.
Imagen: picture-alliance/Prisma Archiv
Conservando autonomía hasta la Sucesión
En el siglo XIII surgen instituciones como la Diputación del General (Generalitat de Cataluña), las Cortes Generales y administraciones locales, como el Consejo de Ciento de Barcelona. La Corona de Aragón se unió a la Corona de Castilla en 1476, pero conservó sus instituciones autónomas de gobierno hasta el final de la Guerra de Sucesión Española (1714), posterior a la de los Segadores (foto).
Imagen: picture-alliance/Prisma Archivo
Cada 'Diada' se celebra una derrota
Con la caída de Barcelona, el 11 de septiembre de 1714, el rey Felipe rey promulgó el Decreto de Nueva Planta y se abolieron los privilegios nobiliarios, los fueros locales y las instituciones de autogobierno que eran respetadas por la Casa Austria en todos los reinos declarados austracistas. Cada 11 de septiembre (foto) se recuerda la abolición de las instituciones y libertades civiles catalanas.
Imagen: Getty Images/AFP/L. Gene
Falta de apoyo a la figura monárquica
El Sexenio Revolucionario trajo el fin del reinado de Isabel II de España y la restauración de la dinastía borbónica en 1875. Con la redacción de la Constitución de 1869 surgió el problema de en qué figura debía recaer la monarquía española. Amadeo de Saboya fue elegido como Monarca constitucional en 1871. Lo fue hasta el 1873, al abdicar por falta de apoyo y la tercera guerra carlista (foto).
Imagen: picture-alliance/Prisma Archiv
Un federalista al frente de la Primera República Española
Tras la abdicación de Amadeo I, el 10 de febrero de 1873, se proclamó la Primera República Española que apenas duró un año. El republicanismo estaba dividido entre aquellos que querían una República unitaria (con un único gobierno para todo el país) y una federal (en la que los estados autónomos se ponen de acuerdo para crear un Estado de rango superior) como Francisco Pi y Margall (foto).
Imagen: picture-alliance/Prisma Archivo
Intento de creación de un Estado Catalán
La República tuvo que hacer frente a dificultades como las confrontaciones entre los republicanos unitarios y los federalistas, así como el intento de Cataluña de crear un Estado Catalán dentro de la República Federal Española. El pronunciamiento de Martínez Campos en 1874 restableció la Monarquía Española y la dinastía borbónica con el hijo de Isabel II, el rey Alfonso XII de España (foto).
Imagen: picture-alliance/Quagga Illustrations
El catalanismo republicano en lucha
Entre 1923 y 1930, la dictadura del General Primo de Rivera se instauró en España, con el apoyo del rey Alfonso XIII, el Ejército, de la burguesía, los terratenientes y la Iglesia. No obstante, Cataluña se convirtió en uno de los focos más activos de oposición a la dictadura con el crecimiento del catalanismo republicano cuyo líder, Francesc Macià, (foto), fue el luchador más comprometido.
Guerra Civil, consecuencia de poner fin a la Segunda República
En la Segunda República, diputados catalanes elaboraron el Estatuto de Núria que fue aprobado en las Cortes Españolas en 1932. Ese año, Macià fue ratificado como presidente en las elecciones al Parlamento de Cataluña. Luego fue sucedido por Lluís Companys en el cargo hasta el final de la Guerra Civil (1936-1939) que se produjo tras el golpe de Estado de 1936 contra el Gobierno de la II República.
Imagen: picture-alliance/AP Photo
Pérdida de libertades
El franquismo (1939-1975) supuso en Cataluña la anulación de las libertades democráticas, la prohibición y persecución de los partidos políticos no afines al régimen, la supresión del Estatuto de Autonomía (que ya había sido suspendido por el Gobierno de España entre octubre de 1934 y febrero de 1936) y sus instituciones derivadas y la persecución de la lengua y la cultura catalanas.
Imagen: picture alliance/AP Photo
Recuperando autonomía con un nuevo estatuto
Después de las primeras elecciones generales tras el término de la dictadura, en 1977, se restauró provisionalmente la Generalitat con José Tarradellas al frente. Este formó un gobierno de concentración (1977-1980) con doce consejeros para redactar el estatuto de Autonomía de Cataluña de 1979 y convocó elecciones al Parlamento de Cataluña (foto) donde fueron elegidos los primeros 135 diputados.
El nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña, que define a Cataluña como nacionalidad y reconoce el catalán como lengua propia, era superior al de 1932 en aspectos como enseñanza y cultura, pero inferior en otros, como justicia, finanzas y orden público. Tras su promulgación, se celebraron las primeras elecciones catalanas en 1980. Jordi Pujol estuvo al frente de la Generalitat hasta el 2003.
Imagen: Jose Gayarre
El auge de una reivindicación
El independentismo creció en los últimos años debido a los recortes del Tribunal Constitucional al nuevo Estatuto aprobado en 2006 y que establece una nueva
relación prácticamente federal con España, y al rechazo del gobierno de Mariano Rajoy al pacto fiscal, la promesa electoral de Artur Mas, que pretendía acabar con el déficit fiscal que sufre Cataluña con un sistema similar al concierto vasco.
Imagen: Reuters/A.Gea
Primer intento: 9N
Las manifestaciones multitudinarias a favor de la independencia siguieron creciendo en 2013 y 2014 y forzaron a Artur Mas, que firmó un acuerdo de gobernabilidad con ERC, formación política que quedó segunda en escaños por primera vez en la historia posfranquista, a convocar una consulta sobre la independencia en el 2014. La votación se llevó a cabo finalmente el 9 de noviembre de 2014.
Imagen: Reuters/G. Nacarino
Duelo de titanes
En enero de 2016, a raíz del acuerdo entre Juntos por el Sí (formado por Convergencia Democratica de Cataluña y Esquerra Republicana de Cataluña, entre otros) y la CUP, Mas fue sustituido por Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat. Puigdemont ha continuado el proceso independentista convocando un nuevo referéndum para el domingo 1 de octubre, rechazado por el gobierno de Rajoy.