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Sin propósitos de Año Nuevo para Cataluña

Enrique Anarte
4 de enero de 2018

El inmovilismo de independentistas y unionistas en la región española impide buscar soluciones alternativas tras los resultados electorales de diciembre.

Imagen: Getty Images/AFP/P. Barrena

La Navidad en España ha sido este año más catalana que nunca. El desafío del independentismo en Cataluña ha sido un invitado forzoso y polémico en las reuniones entre familiares y amigos. El nuevo año, sin embargo, parece devolver al país meses atrás. Los españoles vuelven poco a poco de las vacaciones, pero las incógnitas siguen siendo las mismas que cuando se marcharon.

Las elecciones regionales del pasado 21 de diciembre decepcionaron a quienes esperaban encontrar una solución a largo plazo al conflicto político, entre ellos el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy. Con el expresident Carles Puigdemont todavía en Bruselas, y sin fecha de vuelta, los independentistas salieron reforzados de los comicios al conservar la mayoría en el Parlamento regional. Ello a pesar de las polémicas medidas del Gobierno central y el encarcelamiento de algunos de los más destacados líderes secesionistas, acusados de rebelión y sedición, entre otros cargos judiciales. Por su parte, los liberalconservadores de Ciudadanos lograron ser el partido más votado, aunque a simple vista no se presenta ninguna fórmula razonable para arrebatar la Generalitat a los independentistas.

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"El centro está cada vez más vacío", explica a DW la politóloga Berta Barbet. Dentro de los dos bloques, el independentista y el llamado constitucionalista, "parece que los votantes se van cada vez más hacia los extremos". En opinión de esta investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona, "tenemos dos bloques dispuestos a demostrar lo enfadados que están con el otro, a demostrar una identidad muy fuerte".

La consecuencia más obvia de esto es que solo el bloque independentista suma una mayoría de escaños, 70 de 135. "Lo que podría ser es que tampoco se pudiera formar ese gobierno independentista", añade Barbet. Y es que las diferencias entre los partidos favorables a la secesión han empezado a evidenciar brechas. Siendo un gobierno alternativo "bastante inviable", valora la politóloga, no cabe descartar una repetición de las elecciones.

Tabarnia: un chiste, pero un buen chiste

En este contexto, otro movimiento independentista ha empezado a cobrar fuerza en la comunidad autónoma catalana. Se trata de Tabarnia, una iniciativa fiel a la unión con España que pretende agrupar algunas comarcas de las provincias de Barcelona y Tarragona con el objetivo de separarse del resto de Cataluña. Nació como una propuesta satírica, pero sus impulsores ya han anunciado movilizaciones y la empresa Banderas AAP ha anunciado un boom de la demanda de banderas de esta región ficticia.

"Tabarnia es un chiste, pero es un buen chiste, porque revela las contradicciones dentro del independentismo", sostiene en una entrevista con DW Jorge Galindo, politólogo y editor de la web de análisis Politikon. Entre otras cosas, la iniciativa pone el foco en la necesidad de discutir cómo se traza sobre el mapa la soberanía de un pueblo y la posibilidad de que los subconjuntos territoriales puedan decidir igualmente sobre su futuro: "Más allá del chiste de Tabarnia, esta cuestión debe formar parte de cualquier discusión seria que en el futuro queramos tener sobre un hipotético referéndum de independencia".

Sin diálogo entre las partes en conflicto, no obstante, parece difícil que cualquier conato de solución llegue a buen puerto. En este sentido, afirma Barbet, "es evidente que todo el mundo tiene motivos para pensar lo que piensa, pero ahora mismo la única forma de avanzar en el debate es cambiar el foco: que deje de ser porque tú te equivocas y se empiece a buscar un punto intermedio".

"Hacen falta traidores"

A falta de propósitos de Año Nuevo para Cataluña, todas las miradas están puestas ahora en la constitución del Parlamento regional, prevista para el 17 de enero, la cual será un paso previo para cualquier intento de formar gobierno.

Por el momento, el inmovilismo es el discurso oficial a ambos lados de la contienda. "Los incentivos ahora mismo están del lado de mantener los bloques cerrados", analiza Galindo. Este espera, sin embargo, que a medio plazo entiendan una cuestión clave: "En términos de qué es lo mejor para España, Cataluña y Europa, desde luego esta dinámica no lo es".

"Para que esta dinámica se revierta o cambie hacen falta rupturas en los dos lados y traidores en el mejor sentido de la palabra: traidores dispuestos a hablar con el otro lado en ambos extremos", diagnostica el analista. Y se atreve a afirmar que la primera brecha se abrirá en el bloque independentista. "Esto cambiará a medida que el independentismo vaya teniendo que tomar decisiones, precisamente porque la vía unilateral de momento está bloqueada".

Ambos politólogos consultados por DW coinciden en cualquier caso en hablar de un horizonte temporal de meses e incluso años. En el corto plazo, sentencia Barbet, hay poco que hacer: "Ahora mismo, en esta situación de polarización, es imposible que haya una solución real".

Enrique Anarte (VT)

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