El cielo se iluminó y la ciudad de Damasco se vio sacudida por fuertes explosiones a primera hora de este 5 de mayo, cuando las Fuerzas Armadas de Israel perpetraron su segundo ataque aéreo contra Siria en cinco días. La radio israelí citó a miembros de la oposición siria, según los cuales ocho estallidos consecutivos se oyeron en el lapso de una hora. Tel Aviv no se ha pronunciado al respecto, pero el Gobierno de Bashar al-Assad acusó a Israel de intentar destruir instalaciones de alto valor militar en el norte de la capital siria.

De momento, continúan circulando informaciones contradictorias sobre el objetivo de los bombardeos. Tanto la televisión estatal siria y la agencia de noticias Sana como algunos medios estadounidenses sostienen que el blanco más reciente de los misiles israelíes fue el instituto de investigaciones científicas de Yamraya, en el noreste de Damasco, que ya había sido atacado en enero de 2013. Sana señaló que hubo víctimas, pero no dio detalles sobre el número de heridos o muertos.

Siria, ¿"país de tránsito" de armas?

Apoyándose en afirmaciones de una fuente diplomática occidental que declaró desde el anonimato, algunos medios israelíes insisten en que la meta del ataque era evitar que un cargamento de misiles tierra-tierra de fabricación iraní llegara a manos de la milicia chiita libanesa Hezbollah. Siria es considerado un “país de tránsito” para los suministros de armas iraníes a ese grupo. El armamento en cuestión fue descrito como un conjunto de misiles del tipo Fateh-110, con un alcance de 300 kilómetros.

La televisora Al Yazira, con sede en Doha, alega que en el suburbio damasceno de Yamraya fueron atacados también los cuarteles de la Cuarta División y la Guardia Republicana, unidades de élite leales al Gobierno de Assad y claves para su defensa. Éstas se concentran alrededor de la capital siria para proteger al régimen contra potenciales intentos de derrocamiento. Por su parte, Irán condenó lo que denominó una agresión de Israel contra Siria, atribuyéndole a Tel Aviv la intención de crear inseguridad e inestabilidad en la región.

ERC ( dpa / Reuters)