Aunque pudo haber sido peor, un atentado contra la embajada norteamericana en Damasco deja cinco muertos y no aporta nada bueno al polvorín de Cercano Oriente.

El atentado

Tres presuntos terroristas fueron abatidos y un cuarto fue detenido levemente herido tras producirse hoy un atentado con coche bomba frente a la embajada de Estados Unidos en Damasco, informó el Ministerio del Interior de Siria. Según la versión de la televisión siria, extremistas islámicos habrían intentado atacar la bien resguardada misión diplomática con granadas de mano, armas y un automóvil cargado de explosivos.

Según información de agencias, varios testigos relataron que dos hombres habían hecho explotar un automóvil cargado de explosivos frente a la embajada; otra persona declaró haber visto que los autores del atentado se bajaron del automóvil antes de que éste estallara y luego efectuaron varios disparos hacia la embajada. Las fuerzas de seguridad sirias acordonaron el área alrededor de la embajada. El ministerio de Asuntos Exteriores norteamericano confirmó el ataque.

En pleno conflicto con Líbano

Según analistas es el estado de guerra que reina entre Hezbolá e Israel, aliado de Washington, lo que ha echado más leña al fuego del antiamericanismo en Siria. El gobierno del presidente estadounidense, George W. Bush, acusa a Damasco de dar apoyo a extremistas en Irak, Líbano y en los territorios palestinos. Además, Washington inculpa a Damasco del asesinato en Beirut del ex primer ministro libanés Rafik Hariri -conocido por sus críticas a Siria.

Por su parte Siria no se esfuerza demasiado en no alimentar las dudas. Por ejemplo, no acepta el despliegue de tropas europeas en su frontera con el Líbano con el fin de ayudar a evitar la entrega de armas a la guerrilla de Hezbolá, a pesar de que el primer ministro de Italia, Romano Prodi, había anunciado la aceptación siria de que personal no armado de la Unión Europea patrullara su frontera con el Líbano.