Todo parece apuntar a que Turquía no se retirará de Siria en breve. Cada vez está más claro que los regímenes autoritarios tendrán más influencia sobre Siria y toda la región, opina Kersten Knipp.
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Hace poco más de dos meses que Erdogan envió sus tanques hacia Siria. Ahora ha logrado su misión. Desde el pasado domingo, la bandera turca ondea en la alcaldía de Afrín. Erdogan aclaró que su país no era una potencia de ocupación, pero las banderas son al fin y al cabo banderas: una aspiración al poder de camino al cielo.
¿Hasta cuándo Turquía se mantendrá en dicha postura? En la actualidad tanto los analistas árabes y eruopeos debaten sobre ello. Los más pesismistas advierten que Turquía también invadió Chipre. Eso fue en 1974, y los soldados turcos aún están en la isla.
En cualquier caso se puede partir de la base de que la bandera turca seguirá durante un largo rato moviéndose al son del viento en Afrín. Erdogan ha repetido que quiere expulsar a los combatientes kurdos de la ciudad de Manbyi, casi a 100 kilómetros al oeste. Se cercará y bombardeará entonces otra ciudad y la gente se verá expuesta a los ataques aéreos del Ejército y a la artillería turcos. Todo lo que se filtra desde Afrín indica que el Ejército turco no actúa precisamente de manera sensible.
La guerra en Siria, la destrucción y la muerte ofrecen una oportunidad única de cazar a todos aquellos que según Ankara son "terroristas”. Desde hace años, los regímenes robustos, desde Siria e Irán hasta Rusia, apuestan por este término para poder dar fácil caza a sus detractores. Ankara también usa agradecida dicha denominación.
"Terrorista" sería la palabra candidata a tomar realmente en serio como aberración lingüística del año. Erdogan manifestó las semanas pasadas cómo se imaginaría el transcurso de la invasión: "Primero limpiaremos Afrín, después Manbyi y las zonas al este del Éufrates, hasta nuestra frontera con Irak”.
¿Todo apalabrado?
Lo que llama más aún la atención es que el gobierno en Damasco se muestra curiosamente reservado. Ni una palabra sobre la invasión de los vecinos y ningún tipo de esfuerzo para proteger a la propia población. De todas maneras, no se podría esperar algo así de un régimen que, desde hace años, libra una guerra brutal contra sus propios ciudadanos. Pero sí hubiese esperado alguna reacción que subraye, de alguna manera, su derecho a su soberanía.
Puede ser que Ankara y Damasco se hayan puesto de acuerdo entre bastidores. El Estado sirio está en ruinas y no puede oponerse sencillamente a los invasores. Ya que Rusia e Irán tampoco se pronuncian al respecto, puede ser que también hayan debatido sobre el tema y Ankara se sienta animada a actuar como le plazca.
Después de siete años de guerra es cada vez más patente que el mapa de Siria y de casi toda la región se configura nuevamente. Siria será una colonia, en el mejor de los casos, un protectorado de las nuevas potencias: de sus vecinos más y menos cercanos, de Irán, Turquía y sobre todo de Rusia. Si lo vemos así, en Siria se está alineando ahora un nuevo entramado global. Teniendo en cuenta esta constelación, Turquía quiere asegurarse su trozo de tarta. Esto también apunta a que en Siria, como en todo Oriente Próximo, triunfan los autócratas y, como parece ser, por mucho tiempo.
Kersten Knipp (RMR/EL)
Al Raqa: la lucha por su liberación y la victoria de las fuerzas kurdas
Milicias kurdas y árabes, apoyadas por la coalición contra el EI, lucharon ferozmente por recuperar la ciudad de Al Raqa. Esta ha sido una de las batallas más sangrientas de la guerra en Siria.
Imagen: Getty Images/AFP/B. Kilic
Victoria de Fuerzas de Siria Democrática (FSD) sobre el Estado Islámico
La agrupación antiyihadista FSD anunció este 17 de octubre la toma del control total de la ciudad, pero todavía no la ha declarado libre de yihadistas, ante la posibilidad de que queden células durmientes en la urbe. Las FSD habían iniciado el 6 de junio pasado una ofensiva por la recuperación de Al Raqa, "capital del califato" proclamado por el EI en 2014.
Imagen: Reuters/E. de Castro
El precio de la liberación: muertos por miles y destrucción total
Unas 3.273 personas han muerto, 1.287 civiles, durante los más de cuatro meses que ha durado la ofensiva contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI) en la ciudad siria de Al Raqa (noreste), según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Imagen: Reuters/E. de Castro
Los kurdos han defendido ferozmente su territorio
El terrorista Estado Islámico, por su parte, ha sufrido 1.353 bajas en combates contra las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada encabezada por milicias kurdas y respaldada por la coalición. Las FSD han perdido a 633 de sus combatientes durante los enfrentamientos contra los yihadistas y los atentados con artefactos.
Imagen: Reuters/E. de Castro
Ataques aéreos
Estados Unidos apoyó a los rebeldes, lanzando ataques contra posiciones del Estado Islámico. La liberación de Al Raqa avanzó con mucho esfuerzo. Parte de la ciudad está destruida y esto no permitió avances rápidos.
Imagen: Reuters/Z. Bensemra
Milicianas contra el Estado Islámico
Dos milicianas de las unidades de defensa femenina kurdas (en la foto) tienen a terroristas del Estado Islámico en la mira. No llevan pañuelo islámico ni ninguna otra prenda impuesta por los fundamentalistas a las mujeres durante su dominio en Al Raqa.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Umnaber
Guerreros de dios
En las cercanías de Al Raqa, una de las oficinas del Estado Islámico. Sus milicianos trataron de imponer brutalmente en la ciudad su concepción extremista del islam.
Imagen: Getty Images/D.Souleiman
"No hay más dios que Alá"
En las afueras de la ciudad, los terroristas del Estado Islámico marcaron su territorio con sus emblemas y leyendas. A principios de junio, la milicia terrorista se vio obligada a abandonar sus primeras posiciones, dejando atrás su propaganda.
Imagen: Getty Images/D.Souleiman
Huida de los radicales
Muchos habitantes consiguieron huir de Al Raqa y encontraron protección en campos de refugiados. Pero hubo parte de la población que no pudo o no quiso huir, y quedó atrapada entre los milicianos del Estado Islámico y quienes los combaten.
Imagen: DW/A. Alojayli
Lucha casa por casa
La lucha contra los terroristas del Estado Islámico se libró, en el centro de la ciudad, a veces casa por casa. En la foto, un combatiente se abre paso por medio de un agujero excavado de una habitación a otra en una vivienda.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Umnaber
Los restos de Al Raqa
Gran parte de la ciudad está destruida. Los ataques aéreos de los estadounidnses y la ira destructora de los milicianos del Estado Islámico la han dejado devastada. Cuando tenían ocasión de retirarse a tiempo, los terroristas arrasaban todo lo posible, destruyendo patrimonio histórico.
Imagen: Reuters/Z. Bensemra
Combate en las calles
Se pelea por cada casa y por cada barrio. En la imagen, combatientes kurdos avanzan varios metros para hacerse con el control de una calle. La posición y los gestos de estos hombres permiten hacerse una idea de lo arriesgado de esta empresa.
Imagen: Reuters/G. Tomasevic
El precio de la libertad
La lucha tiene un precio. En la imagen, un combatiente de las Fuerzas Democráticas de Siria, baleado por un terrorista del Estado Islámico.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Umnaber
Bajo las ruinas
Las bombas causan daños aún peores que los rifles. Los ataques aéreos derribaron casas enteras. Bajo los escombros puede haber supervivientes civiles y milicianos del Estado Islámico. Eso hace la búsqueda doblemente peligrosa.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Umnaber
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