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Siria: “Destruyeron a toda una generación de atletas”

Dana Sumlaji
16 de diciembre de 2024

El régimen de Asad le prometió mucho a Ghada Shouaa, la única medallista de oro olímpica de Siria, pero lo único que recibió fueron mentiras, miedo y amenazas de muerte.

Ghada Shouaa en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996.
Ghada Shouaa, medalla de oro en heptatlón en los Juegos Olímpicos de 1996.Imagen: AFP/dpa/picture-alliance

Aunque nunca pudieron quitarle su medalla de oro olímpica en heptatlón, Ghada Shouaa dice que la familia Al Asad le robó la alegría. Su victoria en los Juegos Olímpicos de Verano de 1996 en Atlanta, según ella, siempre ha sido para el pueblo sirio y nunca para quienes decían representarlo.

"El dictador, Hafez al Asad (padre de Bashar al Asad), amenazó con matarme a través de sus servicios de inteligencia", dice a DW. "Me prometieron mucho después de mis logros para mi país. La gente simplemente me preguntaba: '¿Se conocieron?'. Yo respondía que no, y luego recibía amenazas, que significaban que tendría que mentir y decir que sí, que me honró y me dio lo que me correspondía económicamente”.

"Me alegro de no haber conocido nunca a Hafez ni a su hijo,   Bashar. Doy las gracias a quienes nos liberaron de este tirano", dice.

El régimen de los Al Asad, que perduró durante 54 años, cayó el 8 de diciembre cuando los rebeldes tomaron el poder. Shouaa se refiere a ese día como "el día de la boda siria". Espera que conduzca a un futuro mejor para Siria y a un país que pertenezca a todos aquellos que lo consideran su hogar.

Vivir en Siria es imposible

Ghada vivió en Alemania casi 25 años y fue castigada económicamente por no regresar de su rehabilitación en Alemania, tras los Juegos Olímpicos de Sídney en 2000. 

Había sido objeto de constantes amenazas de muerte, incluso después de la última vez que habló con DW en 2021. La más reciente fue cuando encontró explosivos debajo de su coche hace unos dos meses.

La heptatleta regresó a su país natal en 2022 para estar con su madre enferma. Allí, el Gobierno le hizo una oferta que no pudo rechazar: ser asesora del Comité Olímpico Nacional del país. "La gente me pregunta por qué no hablé. Bueno, no pude, porque viví reprimida y amenazada y podía simplemente desaparecer bajo tierra como otros”.

"Tenía miedo por la seguridad de mi familia allí. En Siria, me consideran siria y no alemana, así que vivía en constante ansiedad. Pensé muchas veces volver a irme del país, pero recibí mensajes que me recordaban el poder y el alcance del servicio de inteligencia y su sistema criminal", dice.

La esperanza de poder cambiar y contribuir en algo se desvaneció con el tiempo. En 2024, fue expulsada de la delegación siria de los Juegos Olímpicos de París. "Ese contrato era solo tinta sobre papel. Me ignoraron. Ni siquiera me dieron mi salario de un año entero. Al final, recibí la mitad. Puede que haya tomado la decisión equivocada al aceptar ese trabajo, pero también tenía que pensar en mi familia. Esperaba que el futuro fuera mejor", explica.

Ghada, que estuvo en Siria en las semanas previas a la caída del régimen de Asad, sintió el dolor de la gente de allí. "Todos estaban hartos. Algo tenía que pasar", dice. "Yo ya estaba planeando regresar a Alemania, sobre todo, porque el resto de mi familia también planeaba irse. Quería hablar y gritar. De todos modos, no había nada más que perder".

La atleta Ghada Shouaa se siente engañada por el régimen de la familia Al Asad.Imagen: privat

"Cementerio de atletas”

La Federación General de Deportes de Siria, fundada en 1971 por Hafez al Asad poco después de su ascenso al poder, es la asociación deportiva más importante del país. Ghada se refiere a ella como "el cementerio de los atletas". Siempre ha estado vinculada al partido gobernante Baaz y a su mentalidad militar.

"Nada ha cambiado en su mentalidad o estructura desde entonces. Ha ido empeorando con el tiempo. Eliminan a una persona corrupta y contratan a otra, que es exactamente igual. Destruyeron a toda una generación de atletas sirios", lamenta Ghada.

La federación ya no existe. Su presidente, Feras Mouala, un exnadador, también fue presidente del Comité Olímpico de Siria, tiene estrechos vínculos con la familia Al Asad y proviene de la misma minoría alauita.

"Feras Mouala debe ser juzgado ante todos los sirios", afirma Ghada. "Utilizó el nombre del comité olímpico para beneficiar a su propia familia. Amenazó a muchos atletas, utilizando el hecho de que tenía familiares en el palacio presidencial", lamenta.

Ghada quiere que el nuevo gobierno establezca un Ministerio de Deportes independiente, como otros países: "Tenemos que acabar con la mentalidad corrupta que fue creada por Hafez al Asad y su hijo Bashar, el cáncer que se extendió y destruyó nuestra organización deportiva".

Aboga por reglas basadas en el respeto mutuo, el envío de atletas prometedores al extranjero para entrenarse y el regreso de los talentos obligados a huir del país, independientemente si ella participa en el proceso o no.

Aunque la situación en Siria sigue siendo caótica y confusa, Ghada mantiene la esperanza de que su país pueda salir adelante y escapar de las trampas en las que han caído otros en la región.

(rmr/ers)

 

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