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Siria, el hermano perdido de Turquía

Klaus Jansen / Evan Romero-Castillo24 de junio de 2012

Las relaciones entre Ankara y Damasco siempre han mostrado altibajos. El reciente derribamiento de un avión de combate turco por parte de la fuerza aérea siria contribuyó a que llegaran de nuevo al punto de congelación.

Imagen: picture-alliance/dpa

A principios de 2011, cuando comenzaba la ola de revueltas populares contra varios regímenes autoritarios en el Magreb y el Cercano Oriente, conocida como “la primavera árabe”, el hombre fuerte de Ankara, Recep Tayyip Erdogan, todavía hablaba de la hermandad turco-siria. Pero, en el transcurso del último año, Damasco ha venido ignorando la oferta de mediación hecha por el primer ministro turco para poner fin al conflicto entre el Gobierno de Bashar al Assad y sus opositores armados, y dejado que las relaciones diplomáticas entre ambos países –que no siempre han sido fáciles– alcanzaran de nuevo su punto de congelación.

Turquía y Siria han retirado a sus embajadores de sus respectivos territorios, y el reciente derribamiento de un avión de combate turco por parte de la fuerza aérea siria sólo complica el diálogo binacional; un factor que, históricamente, ha sido importante para los dos países. A juicio del experto en política del Cercano Oriente Peter Philipp, no es el pasado otomano de Siria lo que ha garantizado su armonía con Turquía en las últimas décadas, a pesar de los altibajos, sino la empatía con que ambos han defendido sus intereses mutuos. “Siria perteneció al Imperio Otomano durante siglos, pero eso no influencia la política actual”, asegura Philipp.

Históricos altibajos

La Primera Guerra Mundial trajo consigo el fin de la influencia turca sobre los árabes del territorio que hoy ocupa Siria. Durante la Segunda Guerra Mundial, los turcos se aliaron con el bloque occidental y los sirios, con la Unión Soviética. En la década de los noventa, Ankara y Damasco se vieron enfrentadas políticamente cuando Siria le ofreció asilo a Abdullah Öcalan, líder del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK); Turquía amenazó con declararle la guerra a Siria. Las relaciones entre ambos países se distendieron cuando Siria expulsó a Öcalan de su territorio; el presidente del PKK fue a dar a una prisión turca.

El derribamiento de un avión de combate turco por parte de la fuerza aérea siria complica el diálogo binacional.Imagen: REUTERS

Desde entonces y hasta 2011, entre Ankara y Damasco predominó la concordia. Después de todo, Turquía estaba interesada en fomentar sus exportaciones. “Turquía tiene contactos comerciales muy estrechos con la mayoría de los países del Cercano Oriente. Y Siria es, como vecino, muy interesante como mercado o, por lo menos, como país de tránsito para la mercancía destinada a otros países de la región”, sostiene Philipp. Ni siquiera la disputa centenaria entre ambos por la provincia costera de Hatey, reconocida como territorio turco tras la Primera Guerra Mundial, había interferido con la “hermandad turco-siria”.

El fin de la neutralidad turca

Turquía llevó adelante una política exterior en el Cercano Oriente caracterizada por su neutralidad y su disposición al diálogo, siempre que las reivindicaciones geopolíticas de los kurdos –un pueblo sin Estado, oprimido tanto en Turquía como en Siria– no estuvieran involucradas. El Gobierno de Ankara sirvió de mediador entre Siria e Israel; algo que Damasco siempre agradeció. La situación cambió en 2011, cuando Turquía se vio confrontado con el dilema de seguir apoyando al “hermano” Assad o respaldar a la oposición, que estaba siendo masacrada en un enfrentamiento armado asimétrico. Erdogan se decidió por la segunda opción.

Erdogan, primer ministro de Turquía (derecha), y Rasmussen, secretario general de la OTAN.Imagen: AP

Turquía exige la dimisión de Assad y, hasta ahora, ha acogido en su territorio a 30.000 refugiados sirios. “Turquía ha perdido el rol que jugaba hasta hace poco debido a su participación en serios conflictos ocurridos en la región”, comenta Semih Idiz, especialista en política internacional del diario liberal turco Milliyet en conversación con Deutsche Welle, agregando que las relaciones de Ankara con Israel, Irán e Irak también han empeorado con el tiempo. No obstante, Philipp desestima la posibilidad de que Turquía decida por sí sola atacar militarmente a Siria; a Ankara no le conviene verse más involucrada en el conflicto sirio de lo que ya está.

La frontera entre Turquía y Siria tiene una longitud de 900 kilómetros. Una guerra entre ambos países podría desestabilizar vastas regiones de Turquía. Según Philipp, lo que sí puede ocurrir, es que tanto Turquía como Siria se vean forzadas a enfrentarse: ambos países tienen tropas fuertes; Turquía es miembro de la OTAN y Siria tiene un pacto con Irak. Una guerra entre dos bandos de aliados tendría consecuencias impredecibles para estos dos países.

Autores: Klaus Jansen / Evan Romero-Castillo
Editor: José Ospina Valencia

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