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Siria: "Una guerra intensiva, muy dura"

22 de enero de 2017

Hay gran necesidad de ayuda en Siria y Líbano, dice Christian Reuter, secretario general de la Cruz Roja Alemana. Si bien la relación entre las distintas religiones ha empeorado, sigue imperando la solidaridad.

Imagen: Internationales Komitee vom Roten Kreuz/Foto: Pawel Krzysiek

Deutsche Welle: Señor Reuter, usted ha estado viajando por Siria en las últimas jornadas. Entre otros lugares estuvo en Homs. ¿Qué impresión le dejó esa ciudad?

Christian Reuter: La situación en Homs varía de barrio en barrio. Claro que hay zonas que están muy destruidas, especialmente en la ciudad vieja, donde tuvieron lugar los enfrentamientos armados. El grado de destrucción en ese lugar se asemeja mucho al que sufrió Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Pero también hay amplios sectores que no están dañados. En ellos la vida es casi tan normal como en tiempos de paz. Siria está en una guerra intensiva y muy dura desde hace casi seis años y eso se refleja en todas partes. Por eso la situación general es tan compleja.

¿Cómo está la gente allí?

Hay carencias de todo tipo. Partamos de la base de que muchas veces la gente no tiene ni siquiera agua o electricidad. Faltan artículos de aseo y sillas de ruedas para ancianos y discapacitados. También es común que el suministro de víveres se vea interrumpido. Y luego tenemos a los desplazados internos. La mayoría de los refugiados están, de hecho, todavía en Siria. A todos ellos les falta un techo.

¿Reciben la ayuda de sus compatriotas estos desplazados internos?

Claro que sí. Todos buscan ayudar a los demás. Sin embargo, es evidente que no pueden entregar la que sí podemos nosotros en colaboración con instituciones hermanas, como la Media Luna Roja. Nosotros entregamos todo lo que falta: ayuda medicinal, leche para niños, comida, artículos de aseo, en fin, todas las cosas que en Siria no se encuentran con facilidad.

La guerra se ha transformado en un conflicto artificial entre sunitas y chiitas. ¿Dificulta eso la relación entre las personas?

De hecho, se han encendido conflictos confesionales. La vida conjunta entre chiitas y sunitas se ha vuelto, tras seis años de conflicto, mucho más difícil y en algunos lugares también mucho más hostil. Esto hace que la situación no sea fácil de llevar.

¿Están La Cruz Roja Alemana y otros grupos similares equipados para ayudar adecuadamente a la gente en un país tan grande como Siria?

Tenemos 190 grupos asociados. En Siria, la Media Luna Roja está en todo el territorio y nosotros trabajamos usando esa misma infraestructura. Así que en Siria estamos en condiciones de trabajar casi en todas partes.

La colaboración con la Media Luna Roja es vital para ayudar a los más necesitados en Siria. Imagen: Getty Images/AFP/B. Al-Halabi

¿En cuáles lugares el trabajo va bien y en cuáles ven ustedes posibilidades de mejorar?

Yo estoy satisfecho con el respaldo que nos ha dado el Gobierno federal alemán. Hemos recibido, en el contexto de ayuda a Siria y a los refugiados, unos 100 millones de euros. Estamos muy agradecidos por ello. Sin embargo, es difícil que la ayuda llegue rápido y oportunamente en un país en guerra. En aquellos lugares donde impera el Estado Islámico, naturalmente nos resulta mucho más difícil o incluso imposible llegar. También es complejo estar presentes en las zonas en disputa.

Ahora usted se encuentra en Beirut, donde también viven muchos refugiados sirios. ¿Cómo es la situación allí?

Los libaneses tienen un enorme espíritu de colaboración. El Líbano tiene cerca de 4 millones de habitantes y desde hace décadas alberga a medio millón de refugiados palestinos. Y ahora llegaron medio millón de refugiados sirios. Es evidente que en estas circunstancias siempre hay escasez de infraestructura, tratamientos médicos o educación. No olvidemos que los refugiados componen ya un cuarto de la población libanesa. Por ello, viven en condiciones muy difíciles en carpas, edificios a medio terminar o construcciones industriales.

¿Qué impresión personal le deja este viaje?

En Europa nosotros vivimos muy cómodos. La enorme dimensión de la miseria y las necesidades de los refugiados nos resultan inimaginables. Hacemos bien en enviar ayuda a otros lugares del planeta, y eso es lo que yo defiendo.

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