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Sismos tectónicos: los más devastadores

21 de septiembre de 2017

Nuevamente tembló la tierra en México: un sismo de magnitud 7,1. Los terremotos en la región son frecuentes. Pero algunos son más devastadores que otros.

starke seismische Aktivität in Südamerika
Imagen: picture-alliance/dpa

No es ironía del destino, sino la ubicación de México lo que lo hace tan propenso a que tiemble la tierra. El país se encuentra en una de las zonas de más terremotos en el mundo.

El 90 por ciento de los sismos en esa región obedece a movimientos de la corteza de la Tierra. Ese tipo de temblor está considerado el más peligroso y tiene, por lo general, una gran expansión. La causa son los desplazamientos de las placas tectónicas. Una placa tectónica es un fragmento de la capa sólida superficial de la Tierra, que se desplaza como un bloque relativamente rígido sobre la astenosfera.

En México confluyen varias placas de la corteza terrestre, lo que multiplica el riesgo de sismos. Imagen: picture-alliance/ Globus Infografik

La astenosfera es la capa que está debajo de la corteza superior, a aproximadamente entre 30 y 130 kilómetros de profundidad hasta los 670 km.​ La astenosfera está compuesta por materiales tanto blandos como en estado sólido o parcial o totalmente fundidos.

Otros terremotos son causados, por ejemplo, por el derrumbe de cavernas o se deben a la actividad volcánica. Es decir, son relativamente superficiales. Su expansión es bastante menor a la de los sismos tectónicos. 

El desplazamiento de las placas

La corteza de la Tierra no es uniforme, sino que está compuesta por diferentes placas: un par de gigantes placas oceánicas y varias placas continentales más pequeñas. Todas esas placas se desplazan algunos centímetros por año. Algunas se alejan entre sí, otras se sumergen debajo de otras.

Lava se desliza por las laderas del volcán Colima, en México. Imagen: Getty Images/AFP/H. Guerrero

El impuso para los desplazamientos proviene de materiales semilíquidos en el interior de la Tierra, donde reinan temperaturas de casi 5.000 grados Celsius: una gran diferencia con el promedio de cero grado en la superficie de la Tierra. La diferencia de temperatura causa diferencias de densidad entre los materiales rocosos, explica Rainer Kind, del Centro de Geoinvestigaciones de Potsdam.

"Material a alta temperatura asciende, material frío desciende. Esa dinámica de la Tierra hace que las placas superficiales se desplacen constantemente”, dice el sismólogo. Los desplazamientos de material semilíquido en el interior de la Tierra hacen también que en la superficie surjan nuevas montañas, tengan lugar erupciones volcánicas y se produzcan terremotos.

Dos sismos en un mes

El 19 de septiembre de 2017 un segundo sismo azotó México, luego de que ya el 7 de septiembre temblara la tierra. El epicentro fue localizado en Axochiapan, unos 120 kilómetros al sudeste de Ciudad de México, a una profundidad de unos 57 kilómetros. 

Particularmente trágico es que también un 19 de septiembre, hacía 32 años, se había registrado otro terremoto, con consecuencias catastróficas (magnitud 8,0): en 1985 murieron en la capital mexicana unas 10.000 personas. 

El 7 de septiembre de 2017 murieron unas 100 personas como consecuencia de un sismo de magnitud 8,2, el más fuerte desde hacía 80 años. Ese sismo tuvo su epicentro en el Océano Pacífico, 137 kilómetros al sudoeste de Tonalá, Chiapas, a 69,7 kilómetros de profundidad. Unos 50 millones de los 120 millones de mexicanos sintieron el temblor. También en Ciudad de México, a unos 800 kilómetros del epicentro, se movió la tierra.

En el interior de la Tierra reinan temperaturas de casi 5.000 grados Celsius.Imagen: cc-by-sa/Mats Halldin

 

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