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Sobreseído caso que estremeció ámbito empresarial alemán

ERS29 de noviembre de 2006

No hubo condena, pero tampoco absolución para el jefe del Deutsche Bank y otros cinco acusados en el proceso por el caso Mannesmann, que después de 6 años terminó en sobreseimiento.

Josef Ackermann
Josef Ackermann, jefe del Deutsche Bank, tendrá que pagar 3,2 millones de euros.Imagen: AP

Sin veredicto terminó el más espectacular de los juicios que recuerde Alemania en el ámbito empresarial. Nadie menos que el jefe del Deutsche Bank, Josef Ackermann, encabezaba el grupo de acusados de malversación de fondos, por las exorbitantes primas de reconocimiento otorgadas a altos ejecutivos de la empresa Mannesmann cuando se concretó su venta al consorcio inglés Vodafone. Ahora, el tribunal de Düsseldorf sobreseyó la causa, imponiendo eso sí un pago cercano a los 5,8 millones de euros en conjunto a Ackermann y los 5 personajes que con él compartieron un lugar en el banquillo de los acusados. Algo que la opinión pública considera lisa y llanamente una multa, por cierto bastante inferior a la suma a que ascendieron los pagos extraordinarios de Mannesmann, que se elevaron a casi 60 millones de euros.

Castigo indoloro

Desde el punto de vista jurídico, sin embargo, no es lo mismo, ya que en virtud de este acuerdo, los afectados no quedarán sentenciados. El juez a cargo del proceso, que ya iba en su tercera instancia, negó categóricamente que los empresarios hayan "comprado" por esta vía su impunidad. Pero en la esfera política el desenlace del proceso dejó un sabor amargo y desencadenó críticas más allá de las barreras partidistas.

Ciertamente, el pago que deberán efectuar los ejecutivos no les será tan doloroso como podría resultar para un mortal común, en vista de sus abultados ingresos. Ackermann, quien tendrá que cargar con el monto mayor (3,2 millones de euros), ha reconocido que gana anualmente entre 15 y 20 millones de euros, de manera que no debería tener dificultades para reunir el dinero. Por lo demás, lo principal para él y sus allegados es que podrá liberarse de la presión y reanudar su labor sin lastres judiciales que opaquen su figura.

¿Lección aprendida?

Otra cosa es que la opinión pública olvide tan fácilmente el episodio que enturbió la carrera del banquero más poderoso de Alemania. Pero la memoria colectiva no suele tampoco ser tan tenaz y, por lo demás, lo que al mundo empresarial le interesa por ahora es seguir adelante con los negocios.

Un consuelo queda para la opinión pública: el caso Mannesmann al menos hizo tomar conciencia de ciertas dudosas prácticas de los encumbrados directorios. El portavoz de la asociación de protección de accionistas (DWS), Jürgen Kurz, afirmó que hoy en día los contratos de los máximos ejecutivos regulan el pago de primas, mientras el académico Wolfgang Gerke, experto en la banca, considera que los consejos de supervisión tienen ahora más claras sus obligaciones. Según hizo notar, "Ackermann en su día pudo sostener que había actuado de buena fe", pero en lo sucesivo nadie en su lugar podrá utilizar tal argumento.

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