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Sochi 2014: olimpíadas altamente politizadas

Thomas Kohlmann y Karin Jäger (ERC)11 de enero de 2014

Las mociones legales del Gobierno ruso para restringir la libertad de expresión y otros derechos de las minorías sexuales han terminado por darle a las Olimpíadas de Sochi el matiz político que Moscú buscaba evitar.

Imagen: picture-alliance/AP

Thomas Hitzlsperger no practica deportes de invierno. Lo suyo es el balompié. No obstante, el exintegrante de la selección nacional alemana parece haber escogido cuidadosamente el momento para hablar abiertamente sobre su experiencia como jugador homosexual en el fútbol de alto nivel. Justo un mes antes de que se celebren las Olimpíadas de Invierno en la ciudad rusa de Sochi, Hitzlsperger “salió del armario” para intensificar el debate sobre la opresión de la que son objeto las personas gays, lesbianas, bisexuales y transgénero (LGBT) en el país liderado por Vladimir Putin.

Lo privado es político, también en el deporte

El futbolista alemán se sumó así a los deportistas profesionales que desde hace meses vienen levantando sus voces contra el talante homofóbico y transfóbico del Gobierno ruso. A finales de diciembre, el excampeón del patinaje artístico sobre hielo, Brian Boitano, hizo pública su homosexualidad. Boitano –ganador de una medalla de oro en los Juegos de Invierno de Calgary 1988– pertenece a la delegación oficial de Estados Unidos para Sochi, al igual que otras dos célebres lesbianas: la leyenda del tenis Billy Jean King y la ex jugadora de hockey sobre hielo Caitlin Cahow.

En reacción a la ley promulgada en Rusia en junio de 2013 –que prohíbe hablar sobre las “relaciones sexuales no tradicionales” en términos neutrales o positivos–, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, eligió a estos tres deportistas como embajadores de su país en los Juegos de Invierno Sochi 2014. La nueva regulación consiguió restringir la libertad de expresión colectiva de las minorías sexuales y el derecho individual al desarrollo de la propia personalidad, pero también terminó por darle a las Olimpíadas de Sochi el matiz político que Moscú buscaba evitar.

“Opinar estará permitido”

Ahora, discutir sobre la materia será inevitable, con todo y que los atletas abiertamente gays serán la excepción en Sochi. El neozelandés Blake Skjellerup, patinador de velocidad sobre pista corta, y la noruega Vibeke Skofterud, estrella del esquí de fondo, están entre los pocos participantes cuya homosexualidad es conocida de antemano. Por otro lado, aún si no hay gays ni lesbianas entre los campeones alemanes del bobsleigh y el trineo, los portavoces de las federaciones deportivas germanas dan por sentado que más de uno se pronunciará sobre el asunto en Sochi.

“Y opinar les está plenamente permitido”, subraya Christian Klaue, vocero de la Federación Deportiva y Olímpica Alemana (DSOB), en entrevista con DW. La organización lucha desde hace años contra toda forma de discriminación en el deporte, explica Klaue, agregando que el deporte propicia el despliegue de la personalidad y la individualidad. Precisamente lo que la ley rusa en cuestión coarta. La DOSB ha dejado claro que no intervendrá para evitar que una u otro deportista haga referencia a su propia orientación sexual en Sochi, si así lo desea.

Christian Klaue, vocero de la Federación Deportiva y Olímpica Alemana (DSOB).Imagen: picture-alliance/dpa
Thomas Hitzlsperger, ex integrante de la selección nacional alemana.Imagen: dictum law communications/dpa
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