340 millones de dólares para refugiados rohinyás se prometieron en una conferencia en Ginebra. DW habló con un vocero de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios sobre lo requerido en Bangladesh.
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DW: ¿Cuál es la situación actual en los campamentos de refugiados en Bangladesh?
Desde el 25 de agosto ha llegado más de medio millón de refugiados del grupo de los rohinyás a Bangladesh. Y cada día llegan más, como constatamos en la región. Se trata del número de refugiados que aumenta actualmente con mayor rapidez a nivel mundial. En consecuencia, tenemos que darnos mucha prisa para poder determinar la cantidad efectiva de personas que necesitan ayuda urgente.
Los rohiyás llegaron a Bangladesh solo con lo puesto, huyendo de la violencia. Hemos visto pueblos incendiados, conocemos reportes de actos de violencia tremendos contra estas personas. Muchos han llegado heridos, muchos tienen fracturas. Hubo mujeres violadas o que sufrieron otro tipo de violencia sexual. La mayoría de los refugiados son mujeres, niños y personas de edad.
¿Cuánto dinero se necesita para poder controlar la situación?
No es fácil decirlo, ya que la crisis se extiende permanentemente. Los costos aumentan mientras conversamos. También estamos preocupados por el alojamiento de los refugiados. Construyen carpas improvisadas y no tienen agua ni servicios sanitarios. Existe el peligro de una emergencia dentro de la emergencia. Podría producirse un brote de cólera o de alguna otra epidemia. Hay un alto riesgo.
¿Qué habría que hacer para estabilizar la situación?
En la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH), junto con ONG internacionales, elaboramos un plan de reacción, que contempla la entrega de ayuda a 1,2 millones de personas. ¿Por qué 1,2 millones, cuando hay cerca de 600.000 refugiados? Porque también tenemos que ayudar a las comunas que brindan acogida. Los refugiados llegan a zonas pobres y densamente pobladas. Para financiar todos los proyectos del plan de reacción, se necesitarían 434 millones de dólares. Eso alcanzaría hasta fines de febrero del año próximo.
¿Qué es lo previsto en concreto?
Se trata de distribuir alimentos. Además queremos ayudar en la construcción de alojamientos. Es muy importante el suministro de agua potable y que haya servicios higiénicos. El agua sucia conlleva un alto riesgo de epidemias. Los refugiados necesitan distintos tipos de asistencia médica. Las mujeres y niños que han sufrido violencia sexual requieren también asistencia psicológica.
En estos días, asesores de la ONU han dicho que la reacción de la comunidad internacional ante la crisis había sido insuficiente. ¿Qué espera de la comunidad internacional?
Solidaridad con los refugiados y con la población y el gobierno de Bangladesh. Ese país ha mantenido abiertas las fronteras, ha recibido a los rohinyás y ha ayudado a los refugiados con los recursos disponibles, poniéndolos a salvo de la persecución en Myanmar. Como comunidad internacional, tenemos que hacer nuestro aporte. No creo que nadie ponga en duda que esas personas necesitan toda la ayuda que podamos darles.
Su plan de reacción apunta a los próximos seis meses. ¿Qué debería ocurrir en el terreno político, a más largo plazo?
En la ONU siempre hemos dicho que la raíz del problema está en Myanmar y la solución debe encontrarse allí. Para quienes han huido de Myanmar, lo primero es la ayuda para la supervivencia. Pero tenemos claro que también debemos pensar más allá de seis meses. Tenemos que ayudar a estas personas por más tiempo y hacer que estén en condiciones de regresar a su tierra cuando puedan hacerlo libremente y en forma segura. Actualmente es imposible predecir cuándo será. Pero, naturalmente, es nuestro objetivo a largo plazo.
Jens Laerke es el viceportavoz de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Ginebra.
Rohinyás: refugiados bajo el monzón
Más de 400 mil rohinyás han huido desde Birmania hacia Bangladesh desde fines de agosto, después de ataques a puestos policiales. Ahora las lluvias están causando estragos en la región fronteriza.
Imagen: Reuters/C. McNaughton
Precaria situación en campos de refugiados
Escasa comida, pocas carpas, y ahora fuertes lluvias afectan a cientos de miles de rohinyás que viven en alojamientos improvisados en Bangladesh, tras haber huido del país vecino de Birmania, donde el Ejército amenaza al grupo étnico.
Imagen: Reuters/C. McNaughton
La lluvia agrava la miseria
Desde el domingo el monzón ha dejado caer fuertes precipitaciones en la zona fronteriza entre Birmania y Bangladesh. En la ciudad de Cox's Bazar cayeron en promedio casi ocho milímetros por centímetro cúbico en las últimas 24 horas. Los campamentos de refugiados se han convertido en desiertos de barro donde los refugiados están bajo el agua debido a la falta de tiendas de campaña.
Imagen: Reuters/M.P. Hossain
Campamentos improvisados
Muchos refugiados no tienen lugar donde protegerse de la lluvia. La mayoría duerme en campamentos improvisados a lo largo de la carretera que une Birmania con Bangladesh. Se prevén más lluvias en las próximas horas.
Imagen: Reuters/M.P. Hossain
Falta de suministros, especialmente de comida
Por la carretera llegan los transportes de las organizaciones de socorro que distribuyen alimentos y otros víveres muy codiciados. La ayuda internacional es muy necesaria. La región es "incapaz de hacer frente al gran número de recién llegados", dijo un portavoz encargado de los refugiados de la ONU.
Imagen: Reuters/M.P. Hossain
Traslado al campamento central
El Gobierno de Bangladesh planea trasladar a los rohinyás a un campamento central para facilitar la distribución de suministros de socorro. Quienes critican la acogida dicen que se debe evitar que los refugiados se propaguen en el país. El sábado, la Policía prohibió a los refugiados dejar las áreas restringidas, por lo que algunos no pudieron refugiarse de la lluvia en casa de familiares.
Imagen: Reuters/D. Siddiqui
410 mil refugiados en tres semanas
Desde fines de agosto, unas 410 mil personas han huido de Birmania a Bangladesh. Debido a conflictos anteriores, 300 mil rohinyás ya habían llegado a Bangladesh. Debido a las malas condiciones climáticas, la tensión en la frontera ha bajado.
Imagen: Reuters/C. McNaughton
Extranjeros en su propio país
Los rohinyás son una minoría en Myanmar, que es de mayoría budista. No son reconocidos como ciudadanos y son víctimas de discriminación. El Gobierno de Birmania los acusa de inmigrar ilegalmente desde Bangladesh, incluso cuando han vivido en Myanmar por generaciones. La ONU ve las acciones de Birmania contra los rohinyás como una limpieza étnica.
Imagen: Reuters/M.P. Hossain
Escalada de tensión desde fines de agosto
La nueva ola de refugiados fue desencadenada por la renovada escalada del conflicto entre activistas y militares. El 25 de agosto, rebeldes rohinyás mataron a una docena de miembros de seguridad del Gobierno. Los militares respondieron con una violencia brutal provocando la muerte de cientos de personas y quemando los hogares de los rohinyás. Por ahora, el fin de la violencia no se ve posible.
Imagen: AP
Seis de cada diez refugiados son niños
Según la UNICEF, seis de cada diez refugiados son niños, muchos de los cuales están débiles y desnutridos. Debido al clima cambiante y lluvioso muchos tienen gripe y están propensos a contraer enfermedades graves. Bangladesh planea vacunar a 150 mil niños conta el sarampión, la rubéola y polio durante la próxima semana.
Imagen: Reuters/D. Siddiqui
"Una última oportunidad"
La crítica mundial a las acciones de Myanmar contra los rohinyás va dirigida no sólo contra los militares, sino sobre todo contra la Premio Nobel de la Paz y jefa de Gobierno de facto, Aung San Suu Kyi. Hasta ahora, la gobernante ha estado en silencio, pero hoy dio un discurso alentador que se ve como una esperanza para resolver el conflicto.