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Son tediosas... pero las cumbres del clima son importantes

Louise Osborne
7 de noviembre de 2022

La activista Greta Thunberg critica la Cumbre del Clima de la ONU de este año como un "lavado verde" de imagen. Definitivamente tiene sus problemas, los avances son lentos… pero todo cuenta, opina Louise Osborne.

La activista, sentada junto a un gran cartel de la COP24 y una pancarta con el letrero en sueco "huelga escolar por el clima".
Greta Thunberg en la Cumbre del Clima de Katowice, en 2018.Imagen: Luise Osborne/DW

La primera vez que vi a Greta Thunberg en persona, estaba sentada con las piernas cruzadas, sola contra una pared blanca, con su cartel de "huelga escolar por el clima" apoyado a su lado. Era la conferencia climática internacional COP24 en Katowice, Polonia, en 2018 y no mucha gente sabía mucho sobre esta joven y solitaria manifestante.

Un año después, en la siguiente Cumbre del Clima de la ONU en Madrid, ya era imposible acercarse a Thunberg, rodeada como estaba de periodistas y delegados de la conferencia que competían por conseguir una foto con ella. Sin embargo, tres años más tarde, rechaza por completo la cumbre de Sharm el-Sheikh, la COP27, que arrancó este domingo, calificándola de foro para el "lavado verde" de imagen.

Beneficios a expensas del planeta

Ella no está equivocada. Las conferencias climáticas internacionales COP dejan mucho espacio para el "lavado verde" ('green washing'). Los gobiernos hacen promesas sin consecuencias sobre reducción de emisiones o sobre financiación, felicitándose por lo que están haciendo para abordar el cambio climático, aunque está claro que no es suficiente. Y las empresas tienen la oportunidad de mostrar las mínimas medidas que están tomando para lograr cero emisiones netas, mientras obtienen miles de millones en ganancias, a expensas del planeta.

Luego están las propias negociaciones, exasperantemente lentas. Mientras los incendios forestales devastan los bosques y destruyen hogares, las olas de calor matan a miles de personas y las inundaciones devastan comunidades, los negociadores climáticos se sientan en grandes salas a debatir cada palabra de cada párrafo que conformará los acuerdos sobre cómo reducir las emisiones de combustibles fósiles que están calentando el planeta.

He asistido a cuatro de las últimas conferencias climáticas de la COP, desde el llamado avance "histórico" en la cumbre de 2015, que condujo al celebrado Acuerdo de París y su compromiso de reducir las emisiones de carbono a niveles que limitarían el calentamiento global a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. Pero los países han fallado una y otra vez al abordar las acciones decididas que se necesitan con urgencia.

Avanzando en la dirección correcta

En el Informe sobre emisiones de este año, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), estima que con las políticas actuales, el planeta experimentaría un calentamiento de 2,8 grados centígrados. Eso es demasiado, especialmente dado el clima cada vez más extremo que ya estamos presenciando como resultado del calentamiento global provocado por el hombre.

Pero es menor que el calentamiento que habríamos visto si hubiéramos cumplido con las promesas iniciales de reducir las emisiones. En su informe de emisiones de 2016, el PNUMA estimó que estábamos en camino de un calentamiento de hasta 3,4 grados. No es mucho y el movimiento es lento, pero hay movimiento y va en la dirección correcta.

A pesar de los problemas, estas cumbres internacionales brindan una plataforma para la transparencia y la rendición de cuentas. Lo que a menudo se hacía a puertas cerradas se pone de manifiesto aquí. Los gobiernos se comprometen públicamente a reducir las emisiones, incluida la información financiera, que se puede rastrear y monitorear. Las organizaciones no gubernamentales y los grupos de la sociedad civil pueden hacer escrutinio sobre lo que los países están haciendo o dejando de hacer.

Compartiendo ideas y soluciones

Las conferencias también reúnen a decenas de miles de delegados. Más de 30.000 personas, en representación de gobiernos, empresas, ONG y grupos de la sociedad civil de todo el mundo participan en la cumbre de este año en Egipto. Es el único momento del año en que tantas personas dedicadas al importante tema del cambio climático pueden juntarse para compartir ideas y soluciones.

Y reunirse en persona pone las bases para crear cierto nivel de confianza. A medida que los países en desarrollo intentan que se escuchen sus voces y obtienen apoyo financiero para sufragar los cambios que tienen que hacer para poder sobrevivir a los efectos del cambio climático, es útil poder mirar a la cara a los representantes de los países más ricos.

Con el cambio climático acelerándose y los efectos sintiéndose con más fuerza, los gobiernos deben actuar rápidamente. La puerta se está cerrando rápidamente a cualquier posibilidad de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados.

Este tipo de conferencias climáticas globales no tienen todas las respuestas. Pero la humanidad tiene más posibilidades de alcanzar estos objetivos tan importantes con ellas que sin ellas.

(lgc/jov)

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