Hermanos habrían confesado crimen de desaparecidos en Brasil
15 de junio de 2022
Los dos hermanos detenidos como sospechosos de la desaparición de un periodista británico y un indigenista brasileño en la Amazonía brasileña confesaron haberlos asesinado, aseguran medios brasileños.
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De acuerdo con fuentes de la Policía Federal citadas por diferentes medios de comunicación brasileños, los dos hombres arrestados confesaron en interrogatorios separados que asesinaron hace once días al periodista británico Dom Phillips, colaborador del diario The Guardian, y al indigenista Bruno Araújo Pereira.
La supuesta confesión del crimen trascendió poco después de que los dos hermanos fueran trasladados por la Policía Federal hacia el lugar en donde al parecer se produjo la desaparición, ocurrida el 5 de junio en una región de la Amazonía próxima a la frontera de Brasil con Perú y Colombia, para que ayuden a buscar los cuerpos.
Los detenidos son los hermanos pescadores Amarildo da Costa Oliveira, conocido como "Pelado", y Oseney da Costa de Oliveira, conocido como "Dos Santos". El primero fue arrestado la semana pasada y era considerado como el principal sospechoso y el segundo fue detenido el martes.
De acuerdo con las fuentes citadas por medios como las redes de televisión Bandeirantes y Globonews, los hermanos dijeron que decidieron cometer el asesinato luego de que Araújo los sorprendiera en prácticas de pesca consideradas ilegales.
"Los llevaron a lugar aislado y los asesinaron", dice relato citado
Según el relato que hicieron, tras rendir a Araújo y a su compañero, que habían viajado al llamado Vale do Javari para recoger material sobre un libro que Phillips estaba escribiendo sobre amenazas a los indios de la región, los llevaron a un lugar aislado de un río en donde los asesinaron, los descuartizaron y quemaron y enterraron los restos.
En una entrevista que concedió este miércoles, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, afirmó que Phillips "era mal visto en esa región, porque hacía muchos reportajes contra los 'garimpeiros' (mineros ilegales) y la cuestión ambiental".
El líder ultraderechista reiteró su opinión de que ambos sabían del peligro que podrían correr al viajar a un "áreas totalmente inhóspitas" y que, por tanto, no fueron prudentes.
La pista de Phillips y de Araújo se perdió el 5 de junio cuando se desplazaban desde la comunidad de Sao Rafael hasta la ciudad de Atalaia do Norte. Ambos viajaban en una embarcación nueva, con 70 litros de gasolina, suficiente para el viaje, y fueron avistados por última vez a la altura de la comunidad de Sao Gabriel, a algunos kilómetros de Sao Rafael.
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Amenazado por las mafias de mineros y pescadores ilegales
Araújo, quien trabajaba desde hace años en esa región y conocía a profundidad la zona, había sido objeto de diversas amenazas por parte de mafias de mineros y pescadores ilegales, madereros y hasta traficantes de drogas que operan en el llamado Valle do Javari.
Phillips, por su parte, era un veterano periodista afincado en Brasil desde hace 15 años y quien ha colaborado con diversos medios internacionales, como el Financial Times, New York Times y el Washington Post, entre otros, y trabaja actualmente en una investigación para un libro sobre el Valle do Javari.
La desaparición del periodista y el indigenista ha generado una enorme ola de preocupación entre movimientos ecologistas y hasta en algunos organismos internacionales, como el Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que ha urgido al Gobierno brasileño a reforzar las búsquedas.
Este miércoles, también manifestó su "profunda preocupación" el primer ministro británico, Boris Johnson, quien hasta ofreció ayuda a Brasil para resolver el caso.
jov (efe, g1.globo)
Santa Clara de Uchunya, un pueblo en lucha en la Amazonía peruana
Los uchunya, una comunidad indígena del pueblo shipibo ubicada en Ucayali, se enfrentan a una empresa de palma aceitera que opera en sus tierras ancestrales. DW los visitó para retratar su vida cotidiana.
Imagen: DW/L. García Casas
Nuestro hogar, la selva amazónica
Santa Clara de Uchunya está situada a pocos kilómetros de Pucallpa. Esta comunidad indígena de la Amazonía peruana forma parte del pueblo shipibo y habita a orillas del río Aguaytía, afluente del Ucayali. Desde hace años, sin embargo, se han visto involucrados en un conflicto territorial con una empresa de palma aceitera.
Imagen: DW/L. García Casas
El reto de liderar una comunidad en lucha
Efer Silvano es el jefe de la comunidad uchunya, un cargo que se renueva cada tres años y se elige por votación. Aunque no hay veto alguno a las mujeres, en la práctica, ninguna ha sido escogida aún para ser jefa. En la imagen, el actual líder viste las ropas tradicionales de este pueblo que, no obstante, han sido excluidas de la indumentaria cotidiana del lugar.
Imagen: DW/E. Anarte
Imagen paradisíaca, realidad más compleja
La cabaña de la imagen da una idea de cómo son las viviendas de Santa Clara. El suelo tiene que estar elevado porque las inundaciones pueden convertir el claro en el que está construida la población en un lago. La elección del techo es muy importante a la hora de hacerse un hogar: la chapa puede proteger mucho mejor de la lluvia, pero también puede producir un calor insoportable.
Imagen: DW/E. Anarte
Un coche para la selva
En la selva amazónica peruana también hay vehículos a motor. Los “motocars” como el de la imagen son esenciales para la movilidad entre las poblaciones más aisladas de la región, especialmente si llueve, porque los caminos se vuelven intransitables para otros medios de transporte. Eso sí, la contaminación de la gasolina y el ruido que producen son el precio a pagar, y difícil de pasar por alto.
Imagen: DW/E. Anarte
La “cocha” es la respuesta a todo
El lago Uchunya, al que los locales se refieren como “la cocha”, es una pieza clave de la organización económica de la comunidad. Cuando no tienen agua corriente, vienen aquí a bañarse o a lavar la ropa. Además, de sus aguas obtienen el pescado que tanto les gusta desayunar. Por supuesto, también es un agradable lugar para pasar su tiempo libre.
Imagen: DW/L. García Casas
Bien acompañado se trabaja mejor
Aunque cada uno tiene sus tierras (las "chacras"), en muchos sentidos la vida aquí requiere de colaboración. Las redes familiares de apoyo son de vital importancia, pero también la cooperación entre miembros de la comunidad. En la imagen, varios uchunya -mujeres, hombres e incluso menores- pelan yuca conjuntamente.
Imagen: DW/E. Anarte
Plátano para desayunar, almorzar y cenar
El plátano no es solo una fruta o un complemento para la ensalada en estas latitudes. La banana es la base de la dieta local y se come en multitud de formas, a menudo frita o machacada. Por eso muchas de las tierras que cultivan los uchunya están repletas de los árboles que dan estos frutos, los cuales resisten muy bien el calor de la zona.
Imagen: DW/L. García Casas
Las reglas del partido son las mismas
El deporte también está enormemente presente en el día a día de la comunidad. Cada tarde, al terminar las labores, se organizan partidos de fútbol masculino entre los vecinos. Las mujeres, mientras tanto, juegan al vóleibol, aunque algunos hombres también se les unen. Como en Europa, el fútbol femenino en igualdad de condiciones sigue siendo un asunto pendiente.
Imagen: DW/E. Anarte
Una iglesia vacía en medio de la selva
Hace años que la comunidad carece de un líder religioso cristiano. De acuerdo con los locales, el último misionero, de nacionalidad estadounidense, abandonó la población por problemas de alcoholismo. En la actualidad, los uchunya no tienen un credo oficial, aunque algunos de sus miembros profesan el cristianismo a título individual.
Imagen: DW/E. Anarte
Soldando bajo el calor amazónico
Neiser es el único mecánico de la comunidad. Aunque la mayoría de los hombres uchunya son autosuficientes y saben construir su casa, cazar, cultivar y pescar, el desarrollo de nuevas necesidades, como la de reparar los motocars, fomenta una relativa especialización del trabajo en esta población indígena.
Imagen: DW/E. Anarte
Frontera y fuente de vida
El río Aguaytía es clave para la economía local, ya que es una importante fuente de pescado. Al otro lado, donde se encuentra en esta imagen el comunero Walter, están las tierras ancestrales donde opera la empresa de palma aceitera. Como consecuencia de la disputa, los uchunya ya no pueden obtener tantos alimentos de la caza como antes.
Imagen: DW/E. Anarte
Arte para comer
La popular artesanía shipibo también está presente en Santa Clara de Uchunya, aunque todos dicen que mucho menos que en el pasado. Cuencos cuidadosamente elaborados como los de la imagen se utilizan para comer y beber, además de ser motivo de orgullo local.
Imagen: DW/L. García Casas
La mejor arma: la sonrisa de un niño
Aunque los uchunya llevan años enfrentados a la empresa que, dicen, les ha arrebatado parte de sus tierras ancestrales, la alegría es un don que nadie ha logrado robarles aún. Tampoco la ilusión de los más pequeños, que pronto tendrán que decidir si continuar con el modo de vida tradicional o intentar estudiar y tomar caminos que los llevarán, al menos a corto plazo, lejos de la comunidad.