Mientras Alemania reflexiona sobre las mejores soluciones para un futuro respetuoso con el clima, un pueblo del norte ya ha hecho la transición. Sus vecinos afirman que los beneficios valen cada céntimo.
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"Estoy orgullosa de Sprakebüll. Es estupendo formar parte de esto y escuchar a la gente de fuera decir cómo Sprakebüll se ha hecho conocida por su energía verde”, dice Christina Johannsen.
Johannsen dirige una granja ecológica y una tienda de productos agrícolas con su marido. Muchos clientes suelen abordar el tema. Al fin y al cabo, en Sprakebüll, una localidad de 260 habitantes, ya se ha producido la revolución energética.
Frente a la tienda, los clientes pueden cargar sus coches eléctricos. Detrás se están construyendo casas para familias jóvenes. Asimismo, el nuevo parque de bomberos de la esquina se ha financiado con los ingresos del parque eólico comunitario, tal y como cuenta orgulloso el alcalde Karl-Richard Nissen, señalando seis aerogeneradores de color gris claro en el horizonte, a unos dos kilómetros de distancia.
Ingresos para la comunidad y alta aceptación
"Las fuentes de energía alternativas solo nos han reportado beneficios”, afirma Nissen.
Las plantas eólicas y solares aportan impuestos a las arcas municipales. "Hemos podido construir carriles bicicleta, por ejemplo. La comunidad puede hacer cosas que de otro modo no podría”, admite.
Los ingresos del parque eólico también subvencionan las clases de música para los niños de Sprakebüll, entre otras cosas, y el coche eléctrico del pueblo está disponible para todos a un bajo coste mediante car sharing (un modelo de alquiler de automóviles en el que es posible alquilar un vehículo durante un período corto de tiempo).
Nissen afirma que la participación a nivel local ha sido la clave del éxito. Sin ella no habría un segundo parque eólico. No todos los miembros del consejo municipal votaron a favor, pero el resultado fue aceptado.
"El factor decisivo aquí fue no abandonar el campo a los grandes inversores”, subraya Nissen al echar la vista atrás.
Compromiso y rentabilidad de la energía limpia
El primer parque eólico comunitario se puso en marcha en 1998. El capital social lo aportaron una serie de vecinos y agricultores que trabajaron juntos. Sin estas inversiones y las garantías de sus propias casas, habría sido improbable que los bancos financiaran los préstamos de 7,5 millones de euros (8,76 millones de dólares) para los cinco aerogeneradores de entonces, según uno de los iniciadores, el agricultor Hans-Christian Andresen, de 73 años.
Hoy en día, los préstamos bancarios para este tipo de proyectos no suponen ningún problema y muchos residentes participan en los nuevos parques eólicos. También hubo mucha participación ciudadana para construir los dos parques solares de Sprakebüll y muchos vecinos tienen paneles solares en sus propios tejados.
Sprakebüll genera aproximadamente 50 veces más electricidad de la que consume. Los habitantes de la localidad han estado utilizando biogás, en vez de petróleo, para calentar sus hogares durante los últimos años. Todas las casas del pueblo se conectaron a su propia red de calefacción en 2013. El calor se genera en una planta situada justo al lado del almacén de la granja de Johannsen y el biogás se suministra por tubería desde una granja.
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Innovación para evitar el éxodo rural
En los años sesenta, Sprakebüll tenía 26 granjas, pero hoy solo quedan tres. Sin fuentes de energía renovables, "seríamos una región muy pobre”, dice el alcalde Nissen.
Esto se puede ver muy bien en la vecina Dinamarca, cuya frontera está tan solo 15 kilómetros más al norte. "En Dinamarca, el desarrollo con energías alternativas no se ha producido de esta forma. Si vas allí, verás que los pueblos están muertos. La agricultura ha caído, igual que aquí. Y no queda nada más allí”, cuenta.
Sin empresarios innovadores como los Andresen, que emplean a 30 personas, probablemente también habría "un gran éxodo rural aquí”.
Su hijo, Christian, lo confirma: "Yo, por ejemplo, no estaría aquí”. Este ingeniero agrícola de 42 años se incorporó a la empresa de su padre en 2007. La empresa construye plantas solares, gestiona los parques eólicos y solares comunitarios, y ayuda a los agricultores a hacer la transición al uso de robots de campo con energía solar.
Buenas perspectivas de futuro
"Aquí se han generado muchos conocimientos y fuerza innovadora que se están desarrollando. Y se está buscando soluciones para lo que se puede hacer con la electricidad”, explica Christian.
Lo mismo ocurre con un exitoso proyecto de hidrógeno en Haurup, a 20 kilómetros de distancia. Aquí se produce hidrógeno a partir de energía eólica mediante electrólisis y luego se introduce en los gasoductos de gas natural.
Andresen está convencido de que el planeta puede funcionar completamente con energías renovables para 2030, y que Sprakebüll es la prueba viviente de que "ocurrirá mucho más rápido de lo que mucha gente cree hoy”.
(ar/ers)
Miniplantas y parques solares: pioneros en todo el mundo
La energía solar es cada vez más barata. Cada vez más pueblos, ciudades e iniciativas de todo el mundo generan su propia electricidad y se convierten en modelos a seguir.
Imagen: Gemeinde Saerbeck/Ulrich Gunka
Agua potable con energía solar
La aldea de Rema, en Etiopía, utiliza una bomba alimentada con energía solar conectada con un depósito de agua. El manantial está alejado del pueblo, y el agua tenía que llegar allí con una bomba de gasolina. Pero a menudo se rompía y no había combustible. Desde 2016, la bomba solar abastece a los 6.000 habitantes. Muchos de ellos también necesitan el agua para regar sus campos.
Imagen: Stiftung Solarenergie
Estación de servicio para teléfonos móviles
La mayoría de los habitantes de las regiones rurales de África oriental no tienen acceso a la red eléctrica. Los quioscos solares en Olkiramatian, en Kenia, ayudan, y cada vez hay más. Por una pequeña cuota, la energía solar del tejado se utiliza para cargar celulares, por ejemplo. Así, la gente se comunica, hace transferencias de dinero o consulta los precios del mercado de sus verduras.
Imagen: Solarkiosk GmbH
Electricidad para los campesinos
En Miraflores, en el norte de Nicaragua, la gente vive del cultivo del café y de la agricultura tradicional. Hasta 2013, aquí no había electricidad. Por eso, técnicos locales instalaron paneles solares en las casas de más de 600 familias. Las familias disponen ahora también de energía para la luz, el frigorífico y la televisión.
Imagen: Stefan Jankowiak
El barrio solar que es modelo de desarrollo urbano
Este sector de Friburgo, en el sur de Alemania, genera más energía de la que consumen sus habitantes. Construido hace 20 años, se ha convertido en un modelo de desarrollo urbano. Con un buen aislamiento, ventilación inteligente, techos solares y bombas de calor, cada vez más casas antiguas se convierten en casas de alto rendimiento energético. Así se ahorra dinero y se protege el clima.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Haid
Electricidad en el campo
La empresa SOLshare ofrece a los habitantes de las zonas rurales de Bangladés acceso a electricidad barata y limpia a través de microrredes, y crea una fuente de ingresos adicional para ellos. Los hogares con sistemas solares están conectados a otros que aún no tienen acceso a la red eléctrica. La energía solar también sustituye al gasóleo y la parafina durante los cortes de electricidad.
Imagen: ME SOLshare Ltd.
Energía solar en tiempos de COVID
El hospital de Tabarre, un suburbio de Puerto Príncipe (Haití), se abastece de electricidad con este sistema solar en el tejado. Con 710 kilovatios, es la mayor instalación del país. En este momento, también hay muchos pacientes de COVID; todo el equipo médico funciona con energía solar. Gracias al sistema, se ahorran unos 50.000 euros al año en gasóleo.
Imagen: Biohaus-Stiftung.org
Miniplanta para el pueblo
La aldea keniana de Talek tiene 1.500 habitantes y dispone de energía solar desde 2015. El sistema fotovoltaico, con una potencia de 50 kilovatios, está situado en un pequeño campo, y las baterías se alojan en el pequeño edificio contiguo. George Ndubi se ocupa de la planta de energía solar privada con una minirred. Puede suministrar electricidad hasta a 300 clientes.
Imagen: Imago Images/photothek/T. Imo
Oasis solar
El agua escasea en el desierto egipcio. Esto hace que la planta solar del oasis de El-Wahat el-Bahariyya sea aún más importante. La bomba de agua, sin la cual la agricultura aquí sería imposible, funciona con la planta solar. Como en cualquier otro lugar del desierto, los agricultores tienen que sacar continuamente la arena de los módulos solares.
Imagen: Joerg Boethling/imago images
Neutralidad climática en 2025
Copenhague quiere ser neutral en 2025. La ciudad cuenta con más zonas para energías renovables. Por ejemplo, los módulos solares de la fachada de esta escuela generan electricidad. Además, se está reduciendo el tráfico de automóviles en la ciudad, se está fomentando la e-movilidad y se están renovando cada vez más casas. Además, se están ampliando los parques eólicos en la costa.
Imagen: picture alliance / Zoonar
Intercambio internacional de experiencias
La pequeña población de Saerbeck, en Münsterland (oeste de Alemania), genera más electricidad con energía solar, eólica y de biomasa que la que consumen sus 7.200 habitantes. El parque energético es ahora un modelo para otras pequeñas comunidades de todo el mundo. Aquí, una delegación de EE.UU. visita la localidad en busca de ideas para aplicar en casa.