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Steinmeier: del segundo plano a candidato a la cancillería

21 de septiembre de 2009

Al principio parecía que fuese en contra de su voluntad: Frank-Walter Steinmeier, ministro de Exteriores, compite por la cancillería de Berlín. En horas bajas para el SPD, Steinmeier devuelve a su partido la esperanza.

Frank-Walter SteinmeierImagen: dpa

De “Supermán en contra de su voluntad” lo calificó el diario Welt am Sonntag en junio de 2008: Frank-Walter Steinmeier, el ministro alemán de Exteriores, daba la impresión de no querer competir por los socialdemócratas en las elecciones federales de septiembre de 2009. Cuatro meses después, sin embargo, el SPD lo erigía en su candidato. Los delegados del partido lo eligieron con un 95 por ciento de los votos para que compitiera contra la popular canciller Angela Merkel. El poco afortunado Kurt Beck, a quien su partido no apoyó en su afán por lograr esa candidatura, lo propuso como candidato en un turbulento congreso a orillas del lago Schwielow después del cual dejó la dirección del SPD. Franz Münterfering, su antecesor, retomó el cargo.

En escena

Esto sacó, definitivamente, al vicecanciller Steinmeier del segundo plano desde el que había trabajado siempre: tanto en su tiempo en el gobierno regional de Hannover como en su cargo de subsecretario de la cancillería de Schröder e incluso en su papel como ministro de Exteriores, un cargo que asumió casi por casualidad tras las elecciones de 2005. En ese entonces no gozaba de demasiada confianza; en general, no se creía que Steinmeier –que siempre movió los hilos desde atrás- pudiese, como primer socialdemócrata después de Willy Brandt, desempeñar ese papel adecuadamente.

Para asombro de todos, Steinmeier asumió rápidamente y con propiedad su cargo; la elegancia de su estilo le procuró respeto tanto en Alemania como en el extranjero. Su fama aumentó en poco tiempo; en otoño de 2006 –un año después de las elecciones generales- lideraba la escala de popularidad de los políticos alemanes, claramente por delante de la canciller Merkel.

El advenidizo

Cabe anotar que Steinmeier llegó tarde a la política. Nació el 5 de enero de 1956 en Detmold (Renania del Norte-Westfalia) y creció en el pueblo de Brakelsiek; estudió leyes y ciencias políticas en Giessen. Al terminar su carrera colaboró en la cátedra de Derecho Público en Giessen y trabajó como docente en el seminario de Administración en Wiesbaden.

Al acabar su doctorado en 1991 Steinmeier –que había ingresado al partido socialdemócrata en 1975- empezó a trabajar como encargado de derecho y política mediática en la cancillería regional de Baja Sajonia. Poco tiempo después dirigía el despacho del primer ministro Gerhard Schröder, a quien siguió en 1998 a Bonn y después a Berlín. Como funcionario y subsecretario de la Cancillería se encargaba, entre otras cosas, de la coordinación de los servicios secretos. En julio de 1999 asumió como jefe de la Cancillería, un cargo que mantuvo después de la estrecha victoria electoral en 2002 de la coalición socialdemócrata-verde. En esa función desempeñó un papel importante en la discusión en torno al consenso para abandonar paulatinamente la energía atómica, en las reformas laborales y en la solución de diversas crisis posteriores a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Después de las elecciones anticipadas de septiembre de 2005 y del retiro de la política de Schröder, su amigo y patrocinador, Steimeier llegó a ministro de Exteriores. En las elecciones en otoño, el actual ministro de Exteriores no sólo aspira a la cancillería sino a un mandato directo por Brandeburgo.

Steinmeier y su equipoImagen: AP

Un hombre de familia

Steinmeier está casado con la juez Elke Büdenbender, con quien tiene una hija. La familia del ministro alemán de Exteriores fue hasta hace poco desconocida; apenas en junio de 2009 la pareja apareció en un programa de conversación en la televisión. “Opino que mi marido es un excelente politico, no un actor político. Es un hombre de acción y con ambiciones”, dijo esa noche Elke Büdenbender, poco antes de las elecciones europeas.

Los resultados de las convocatorias europeas a las urnas fueron para el SPD los peores de su historia y mostraron a un candidato a la cancillería desmoralizado, a quien le costó mucho no perder la compostura habitual. Steinmeier parecía al final de su carrera, ya antes de haber empezado la contienda oficial por el cargo en Berlín. Sin embargo, una semana después el ministro de Exteriores se presentó en el congreso extraordinario de su partido con un discurso brillante reivindicando su aspiración a la jefatura de Gobierno con paso seguro. “Quiero ser el canciller de todos los alemanes”, proclamó causando entusiasmo en los delegados. Con un aplauso de diez minutos, el partido agradeció que, en las amargas horas después de la derrota europea, la confianza y el valor se los haya devuelto su candidato Franz-Walter Steinmeier.

Autora: Bettina Marx/Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas

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