La Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que el número de infectados por el virus del Ébola asciende a 134 en Guinea, mientras que los fallecidos ya suman a 83. En la capital del empobrecido país africano ya se han reportado once casos, lo que obligó al presidente guineano Alpha Conde a decretar la emergencia sanitaria el pasado fin de semana, en un intento por enfrentar con más recursos el brote.

También se detectaron los primeros casos en Liberia. Al menos dos personas murieron, mientras que según fuentes oficiales hay al menos 11 casos sospechosos, según indicó el Ministerio de Salud la semana pasada. Como medida preventiva, Senegal cerró hace días sus fronteras con Guinea para impedir una propagación de la epidemia hacia su territorio, aunque también ahí se han detectado casos sospechosos.

También Gambia informó que tiene dos posibles casos, que llegaron desde el sur de Guinea manifestando los síntomas de esta enfermedad: hemorragias internas y una fiebre muy alta, además de dolores musculares, vómitos y diarrea. No existe un tratamiento estándar para los casos, y las cepas más peligrosas provocan la muerte en el 90 por ciento de los casos. Por cierto, tampoco hay vacuna contra el mal.

Multinacionales toman medidas

El brote no solo afecta a la depauperada infraestructura sanitaria de Guinea, sino que también a parte de sus sectores productivos. Algunas grandes mineras internacionales anunciaron que cerrarán algunas de sus operaciones y sacarán del país a su personal, según información entregada por ejecutivos este miércoles. Esto, pues el brote apareció en el sur del país, cerca de la zona donde se explotan metales.

Guinea es uno de los mayores exportadores de bauxita, un material imprescindible para la producción de aluminio, y también tiene enormes depósitos de oro. Un ejecutivo citado por la agencia Reuters aseguró que “todos están tomando estrictas medidas de higiene y hasta ahora no ha habido un impacto real en la producción”. Sin embargo, la preocupación principal es lo que pueda suceder en la capital, Conakry.

Vale, una compañía brasileña, anunció que seis de sus funcionarios extranjeros fueron enviados a casa, mientras que los empleados locales “han sido enviados a sus hogares hasta que tengamos una información más precisa acerca de los riesgos de esta enfermedad”. Todos los casos reportados en Conakry hasta ahora están vinculados a un paciente que murió y contagió a sus familiares y al personal de salud que lo atendió, dijeron las autoridades.

DZC (dpa, Reuters, EFE)