Suben a 51 las víctimas mortales por el terremoto en Turquía
1 de noviembre de 2020
Un total de 104 personas han sido ya liberadas con vida de los escombros de 17 edificios derruidos en Esmirna.
Publicidad
Al menos 51 personas han muerto y casi 900 han resultado heridas en Turquía por el terremoto de 6,8 grados de magnitud que el viernes al mediodía asoló las costas del mar Egeo, según las cifras ofrecidas este domingo (01.11.2020) por el vicepresidente del Gobierno turco, Fuat Oktay.
Un total de 104 personas han sido ya liberadas con vida de los escombros de 17 edificios derruidos en la ciudad turca de Esmirna, indicó Oktay en una comparecencia ante la prensa.
Los equipos del servicio de emergencias turco AFAD continúan su labor en nueve edificios de Esmirna, ciudad que, con 4 millones de habitantes, es la tercera mayor de Turquía y la más afectada por el seísmo, cuyo epicentro se situó a 60 kilómetros de la urbe en el mar Egeo.
La última persona salvada fue aparentemente un hombre de 70 años, Ahmet Çitim, que fue rescatado poco después de la medianoche local y trasladado a un hospital, tras haber pasado 33 horas atrapado, un éxito celebrado como "milagro" por la prensa turca. Desde entonces, se han recuperado varios cuerpos pero por lo que parece ninguno con vida.
Un total de 896 personas fueron atendidas por los servicios de salud tras el terremoto, 682 de ellas han sido dadas de alta ya, 214 continúan bajo tratamiento, y entre éstas últimas hay cerca de una decena en cuidados intensivos, según las cifras de AFAD ofrecidas esta mañana.
Aunque hasta el momento no hay estimaciones oficiales sobre el número de desaparecidos que aún están bajo los escombros, los equipos de rescate estiman que faltarían por localizar aproximadamente a 30 de ellos, según dijo a la prensa local el especialista en salvamento Muhammed Zahiroglu.
En la mañana de este domingo aún se sentían temblores del suelo en Esmirna, aunque cada vez más débiles. Según AFAD, desde el mediodía del viernes, cuando el fuerte terremoto sorprendió a los ciudadanos de la ciudad, se han registrado 812 réplicas del sismo, 40 de ellas de una magnitud mayor de 4 grados, desde el mediodía del viernes, cuando el gran terremoto sorprendió a los ciudadanos de la ciudad.
El seísmo se llegó a sentir en una amplia zona, llegando a percibirse incluso en varias ciudades de Bulgaria, mientras que en cercana la isla griega de Samos causó la muerte de dos jóvenes, lo que eleva a 53 el número total y provisional de víctimas mortales de la catástrofe.
eal (efe, ap)
Perú: 50 aniversario del terremoto de Áncash
El terremoto de Áncash, Perú, el 31 de mayo de 1970, causó una destrucción masiva, sepultando poblaciones enteras y cambiando la vida de los que sobrevivieron. Un recorrido en imágenes.
Imagen: picture-alliance/F. Neukirchen
Desde el Huascarán
El Huascarán es la montaña granítica culminante de los Andes peruanos, con una altura de 6.757 metros. El 31 de mayo de 1970, tras un potente terremoto de magnitud 7,9 en la escala de Richter, este majestuoso nevado de la denominada Cordillera Blanca perdió parte de su corona nevada, un millón de metros cúbicos de hielo con consecuencias nefastas para los pobladores a los pies de su cara norte.
Imagen: picture-alliance/F. Neukirchen
Un alud-aluvión
El epicentro del sismo fue ubicado en el mar, a 50 km de profundidad, 30 km al oeste de Chimbote, en el departamento de Áncash, 375 km al norte de Lima. El movimiento telúrico desencadenó un alud que, convertido en aluvión de grandes proporciones, sepultó la población de Yungay y arrasó comunidades vecinas en la quebrada Ranrahirca y el valle del río Santa.
Refugio en el cementerio
Cuando la tierra comenzó a temblar, a las 3:23 de la tarde, los pobladores de Yungay corrieron a la Plaza de Armas. Pero, cuando se desató el alud, los pocos que lo consiguieron, en lugar de sepultura, encontraron vida esa tarde en el particular cementerio de cinco pisos de terrazas circulares, en una colina de la ciudad.
Imagen: picture-alliance/dpa/V. Shustov
Sepultura en la ciudad
Yungay, como su vecina Ranrahirca (en la foto) quedaron sepultadas bajo la masa de hielo y lodo, con todas sus edificaciones y, lamentablemente, una gran parte de su gente. En Yungay, por ejemplo, apenas 300 de sus 20.000 pobladores sobrevivieron.
Imagen: Archivo Indeci
Sin "Casa de la Suerte”
Sin sufrir el alud, en Huaraz, capital del departamento de Áncash, la destrucción fue masiva. La mayoría de las construcciones eran añejas y de adobe, como esta antigua "Casa de la suerte”, pura ironía amarga en esta imagen.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Bourdier
Campamento al aire libre
A los sobrevivientes les tocó instalarse temporalmente en los pocos espacios libres entre las ruinas. La Plaza de Armas de Huaraz sirvió a este fin. Más tarde, con ayuda del Ejército y cooperación extranjera, les tocaría vivir también en campamentos al margen de lo que habían sido sus comunidades.
Imagen: Getty Images/AFP
En el Callejón de Huayla
Los daños fueron severos en el Callejón de Huaylas (o valle del río Santa), sobre todo en Recuay, Huaraz, Carhuaz y Caraz.
Imagen: Imago Images
Y en la costa
En la zona costera quedaron destruidas Casma (foto) y Chimbote. Y, en menor medida, Trujillo y Huarmey. Y fuera de estas áreas principales, el sismo se sintió fuertemente en Tumbes, Jaen, Moyobamba, Iquitos, Huánuco, Lima, Pisco e Ica. También se sintió en Guayaquil, Ecuador. No así en Abancay, Arequipa y Cuzco.
Imagen: picture-alliance/AP Photo
Visita obligada al viejo Yungay
El principal atractivo del antiguo Yungay es hoy el cementerio, visitado por unos 15.000 turistas al mes, según autoridades locales. La ciudad, localizada en la zona central del Callejón de Huaylas, fue reubicada 1 km al norte de su ubicación original.
Imagen: picture-alliance/AP/R. Abd
Lagunas: belleza y riesgo
Al pie de la cara norte del Huascarán y sobre la nueva Yungay, se halla la Laguna de Llanganuco (foto). El alud de 1970 arrasó al sur de este nevado. Pero la actual desglaciación formó cientos de nuevas lagunas, sobre otras principales ciudades del Callejón de Huaylas. Hermosas y controladas por las autoridades, no dejan de recordar un riesgo latente adicional para los pobladores de la zona.