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Sudán: presión internacional para un alto al fuego

Jennifer Holleis
1 de diciembre de 2025

Pese al rechazo al cese de las hostilidades promovido por Estados Unidos, los actores internacionales pueden ser clave para detener los combates y permitir mayor acceso a la ayuda humanitaria.

Un grupo de personas camina entre las carpas de un campo de refugiados en Sudán.
Un grupo de refugiados que lograron salir de Al Fasher regresan con víveres para cocinar en un campamento.Imagen: AFP

El pasado 27 de noviembre, el Parlamento Europeo aprobó una resolución que declara que las graves violaciones al derecho internacional y los derechos humanos cometidas en la guerra de Sudán podrían constituir actos de genocidio.

Luego de dos años y medio de fieros combates, la atención internacional se centra cada vez más en la situación de este país de África. ¿Puede esto ayudar a terminar el conflicto? ¿Están las partes cerca de llegar a algún acuerdo?

¿Quieren las partes terminar la guerra?

La guerra civil de Sudán estalló a mediados de abril de 2023, en medio de una lucha de poder entre las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). Y si bien hasta ahora los esfuerzos diplomáticos por poner fin a la guerra han fracasado, en los últimos días han cobrado un nuevo impulso.

El líder de las FAR, general Mohamed Hamdan Dagalo.Imagen: Mahmoud Hjaj/AP Photo

A comienzos de esta semana, y ante la creciente presión internacional, el jefe de las FAR, general Mohammed Hamdan Dagalo, declaró el "cese inmediato de las hostilidades" mediante un "alto al fuego unilateral". Sin embargo, apenas un día más tarde, las Fuerzas Armadas informaron haber repelido un ataque de las FAR contra una base en Kordofán Occidental.

Ambas partes también rechazaron un reciente plan respaldado por Estados Unidos que prevé una tregua humanitaria de tres meses, seguida de un alto al fuego y un proceso de transición política para establecer un gobierno liderado por civiles que excluya a las partes en conflicto.

El comandante de las Fuerzas Armadas, Abdelfatah al-Burhan, respondió diciendo que la propuesta era "inaceptable" y "la peor presentada hasta ahora". Sin entrar en detalles, criticó que la iniciativa tomara en consideración puntos de vista de Emiratos Árabes Unidos.

¿Qué papel juega Emiratos Árabes Unidos?

Se considera que Emiratos Árabes Unidos es el principal aliado de las Fuerzas de Apoyo Rápido, aun cuando Abu Dabi lo niega. Paneles de expertos de la ONU y organizaciones de derechos humanos aseguran que las FAR reciben suministros militares de parte de Emiratos.

"Sin la cobertura regional y el apoyo militar de Emiratos, las FAR se verían forzadas a llegar a un acuerdo", dice a DW Yasir Zeidan, un analista militar sudanés.

Esta opinión es compartida por Amgad Fareid Eltayeb, director ejecutivo del think tank sudanés Fikra for Studies and Development. Para él, cualquier intento de negociar un alto al fuego debe considerar a los emiratíes, de lo contrario "cualquier compromiso de las FAR puede quedar en mera narrativa", apunta.

Soldados de las FAR celebran la toma de Al Fasher.Imagen: Rapid Support Forces/AFP

¿Por qué siguen combatiendo ambos bandos?

La guerra civil ha llevado a un país rico en recursos a verse al borde de la partición. Mientras las Fuerzas de Apoyo Rápido controlan la mayor parte del Darfur y zonas del sur de Sudán, las Fuerzas Armadas de Sudán controlan la mayor parte del centro, norte y este del país.

En marzo, los paramilitares y grupos aliados formaron la Alianza Fundadora de Sudán (TASIS), con el objetivo de formar un gobierno. Las FAS, en tanto, se niegan a reconocer a las FAR como una entidad legal. A la luz de esto, los expertos sostienen que es poco probable que una de las partes dé marcha atrás en el corto plazo.

"La presentación por parte de las FAR de una propuesta de alto al fuego es una medida táctica", dice a DW Leena Badri, investigadora sudanesa basada en Londres. "Es un esfuerzo por presentarse como capaces de gobernar", apunta.

Las Fuerzas Armadas sudanesas, por su parte, han enfatizado su papel como actores estatales que luchan contra milicias respaldadas por potencias extranjeras, añade Badri. "Por esta razón, no ven el cese de las hostilidades o un proceso político como una oportunidad para reforzar su legitimidad".

Los civiles siguen siendo los más afectados

Las FAR han sido objeto de creciente escrutinio internacional por las denuncias de graves violaciones a los derechos humanos registradas en Al Fasher, la capital regional de Darfur. Imágenes satelitales indican que a fines de octubre combatientes rebeldes recorrieron la ciudad puerta por puerta asesinando civiles, tras tomarla luego de 18 meses de asedio. Testimonios de quienes lograron huir detallan la violencia, el hambre y los abusos sexuales cometidos por los combatientes.

El líder de las FAR, Hamdan Dagalo, ha dicho que solo unos pocos individuos atacaron a los civiles, y que se les estaba juzgando por ello. Mientras, organizaciones de derechos humanos y la ONU siguen expresando su preocupación por las miles de personas que permanecen en Al Fasher. La comunicación directa con ellas es prácticamente imposible, porque las FAR controlan estrictamente el acceso a telefonía móvil.

En el curso de la guerra, Sudán se ha visto sumido en la mayor crisis humanitaria y de desplazados jamás registrada, según numerosos organismos internacionales. Alrededor de 14 millones de personas debieron abandonar sus hogares.

El Programa Mundial de Alimentos de la ONU estima que al menos 21 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria aguda y que dos ciudades, entre ellas Al Fasher, sufren hambruna. Desde abril de 2023, han muerto al menos 49.800 personas, pero grupos humanitarios estiman que el número es en realidad mucho mayor, superando incluso los 200.000 decesos.

(dzc/)

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