El Ejército ha cumplido los deseos de los manifestantes y ha depuesto al largo tiempo presidente, Omar Al Bashir. Todavía no puede saberse si los sudaneses aceptarán un Gobierno militar. Una opinión de Tobias Simon.
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Luego de 30 años en el poder, el presidente Omar Al Bashir fue depuesto. Los sudaneses han demostrado, como ya hicieron en décadas anteriores, que son capaces de derrocar pacíficamente a un presidente que no desean ver en el poder. Los próximos días serán extremadamente críticos, porque en ellos quedarán dilucidadas varias cuestiones fundamentales. Al Bashir ha gobernado el país con mano de hierro. Hubo activistas encarcelados y torturados. En las regiones limítrofes con Sudán del Sur y en Darfur se produjeron reiterados combates. Y la corrupción es omnipresente entre la elite sudanesa. Aunque desde 1990 se han logrado mejoras en ciertas libertades, Sudán suele clasificar en uno de los últimos lugares en derechos humanos.
Más que protestas por el precio del pan
Grandes protestas han venido sacudiendo Sudán desde diciembre de 2018. Comenzaron a unos 300 kilómetros al norte de Jartún, la capital, en la ciudad de Atbara, que en su día fue centro del tráfico ferroviario en Sudán y lugar de origen de muchos trabajadores. En poco tiempo, las protestas se extendieron a todo el país. Por ese motivo, el golpe de Estado no puede considerarse como un hecho aislado, sino que es más bien el resultado de una cadena de acontecimientos: tras la secesión de la región sur del país, en 2011, Sudán perdió no solo una parte significativa de su territorio hasta ese momento, sino también gran parte de sus ingresos provenientes del petróleo. Aunque los Estados del Golfo Pérsico financiaron el régimen una y otra vez, las tasas de inflación de hasta el 70 por ciento se convirtieron en normalidad más que en excepción.
Las recientes manifestaciones fueron tildadas despectivamente de "protestas del pan”. La gente salió a las calles contra el encarecimiento del pan y el combustible. Ciertamente, al principio se trataba de reivindicaciones económicas, pero, en el fondo, también se trataba de derechos humanos y libertades. También la semántica de la expresión "protestas del pan” es muy problemática, porque degrada el objetivo básico de las movilizaciones. En febrero de 2019 se recrudeció la situación, cuando Omar Al Bashir declaró el estado de emergencia. Aunque Al Bashir ofreció no presentarse a la reelección en 2020, los manifestantes reclamaron su dimisión inmediata. Desde el pasado sábado (6.04.2019) hubo sentadas no solo delante de la sede principal del Ejército, sino también frente al palacio presidencial. La fecha no es casual: el 6 de abril marca el aniversario de la revolución de abril en 1985.
Al contrario que el aparato de seguridad, el Ejército siempre estuvo cerca de la población. Ha jugado un papel decisivo no solo en las revoluciones de octubre de 1964 y abril de 1985, sino también en las protestas actuales. El Ejército abrió sus puertas a los manifestantes y los protegió activamente frente a los ataques del aparato de seguridad. La razón es que el Ejército es uno de los mayores empleadores de Sudán y apenas existe familia en el país en la que alguno de sus miembros no forme parte de las fuerzas de combate.
Las protestas continúan
El tiempo inmediatamente posterior al golpe es decisivo para el rumbo del país. Con la destitución y arresto de Al Bashir por parte del Ejército, los manifestantes han logrado un objetivo central, pero es improbable que puedan cumplirse el resto de sus reivindicaciones. Ya el anuncio del ministro de Defensa de instaurar un Consejo de Transición formado por militares hasta que se celebren elecciones dentro de dos años tropezó con resistencia en las calles. Por eso, de momento, el futuro del país es incierto.
(ms/ers)
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¿Hacia dónde huyen los refugiados africanos?
Los africanos que abandonan sus países de origen suelen preferir el mismo destino, lo que recarga el peso en Estados que no están preparados para recibir esa demanda de ayuda. Uganda encabeza la lista.
Imagen: Getty Images/AFP/S. Heunis
Números de refugiados en África
Hay más de 30 millones de migrantes en África: eso incluye a los refugiados, desplazados internos y repatriados. Las cifras aumentaron en los últimos años y DW descubrió que los que abandonan sus países de origen tienden a ir al mismo destino. El niño de Sudán del Sur que se muestra en esta foto es uno de los muchos que encontraron refugio en un campamento de refugiados en Uganda.
Imagen: Imago/ZUMA Press/G. Cloarec
Sudán del Sur
Para finales de abril de 2018, 2,3 millones de personas de Sudán del Sur habían huido de su país a través de una frontera internacional, el número más alto entre los países africanos. Su principal destino: la vecina Uganda. La crisis de refugiados de Sudán del Sur es la tercera más grande del mundo, después de Siria y Afganistán. Muchos refugiados sudaneses del sur son niños.
Imagen: Getty Images/D. Kitwood
Un largo camino por recorrer
La República Democrática del Congo (RDC) es una de las naciones con mayor diversidad étnica del mundo. Esto es causa de tensión y contribuye a la violencia, lo que impulsa el desplazamiento de las personas. Los civiles sufren ataques de grupos armados y enfrentamientos entre comunidades. La mayoría de los ataques se reportan en el norte y sur de Kivu, Ituri, Tanganyika, Haut-Katanga y Haut-Lomami.
Imagen: Getty Images/AFP/P. Moore
República Democrática del Congo (RDC)
Cientos de miles huyeron del país hasta 2018. La RDC tiene que tratar con millones de desplazados internos, mientras otros muchos encontraron refugio en países vecinos. Uganda es su principal destino y actualmente alberga a unos 2,3 millones de refugiados de la RDC. Las razones también son geográficas, ya que Uganda comparte fronteras con muchas regiones devastadas por crisis.
Imagen: Reuters/J. Akena
Los somalíes huyen a Kenia
Somalia está golpeada por conflictos civiles que llevan a miles a huir a las vecinas Etiopía y Kenia y que han dejado a muchos somalíes al borde del hambre. El país carece de un gobierno central unificado. El grupo yihadista Al Shabaab, afiliado a Al Qaeda, controla gran parte del sur de Somalia, aunque las tropas de la Unión Africana le han propinado importantes derrotas.
Imagen: Getty Images/AFP/R. Schmidt
Somalia
El número de refugiados somalíes es casi tan alto como el de los refugiados de la República Democrática del Congo. Pero, el principal destino para los somalíes es Kenia. El campamento de Dadaab, un complejo de tres asentamientos, es el campamento de refugiados más grandes del mundo. Fue construido para albergar a 90.000 personas, pero ahora cobija a más de 200.000.
Imagen: Oli Scarff/Getty Images
Uno de los campamentos de refugiados más grandes del mundo
En toda África, los migrantes buscan un refugio seguro. Algunos lo encuentran en campamentos de refugiados como el más grande del mundo, en Dadaab, Kenia, donde pueden quedarse por años y comenzar nuevas vidas y familias. Esto contribuye al aumento del número de refugiados y explica por qué algunos niños nacen con el estatus de refugiados.
La República Centroafricana ha estado inestable desde su independencia de Francia en 1960. Los rebeldes musulmanes Seleka tomaron el poder en el país de mayoría cristiana en 2013. Bajo la presión internacional, Seleka entregó el poder a un gobierno de transición en 2014, pero siguieron meses de violencia y la República Centroafricana quedó dividida.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/D. Belluz
Luchando para surgir
Burundi es una de las naciones más pobres del mundo. Tras una guerra civil de raíces étnicas de 12 años, el país todavía lucha por recuperarse. La generalmente dominante minoría tutsi y la mayoría hutu no han logrado superar las tensiones desde la independencia del país en 1962. En 1994, una guerra civil entre los dos grupos étnicos dio lugar a uno de los conflictos más persistentes de África.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/Abdi Warsameh
Burundi
Burundi ha estado en otra crisis desde abril de 2015, después del anuncio del presidente Nkurunziza de que se postularía para un tercer mandato. La economía ha disminuido significativamente debido a la inestabilidad política y la inseguridad. Persisten las violaciones de derechos humanos como los secuestros y torturas cometidas por la Policía, el Ejército y la liga juvenil del partido gobernante.
Imagen: picture-alliance/AP Photo
Entre la vida y la muerte
En Nigeria, el país más poblado de África, miles de personas han muerto en los últimos años en ataques liderados por la organización terrorista islamista Boko Haram. Al mismo tiempo, las aspiraciones separatistas crecieron y la imposición de la ley islámica en varios estados del norte ha traído divisiones y provocado que miles de cristianos huyan, a veces en un peligroso viaje por el desierto.
Imagen: Getty Images/AFP/S. Ag Anara
Nigeria
El conflicto es la principal causa de la crisis humanitaria en Nigeria. En el noreste, Boko Haram ha afectado a más de 14 millones de personas. El grupo lleva a cabo ataques contra militares y civiles en Borno, Yobe y Adamawa. El conflicto entre pastores y agricultores en el Cinturón Medio de Nigeria y los estados del sur se ha vuelto cada vez más violento, matando y desplazando a miles.