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Sudamérica: ¿problemas de vecindad?

29 de marzo de 2017

Comparten raíces culturales, tienen la misma religión y, a excepción de Brasil, el mismo idioma. Sin embargo, parecen no entenderse. ¿Hay buenos y malos vecinos? ¿Es posible la integración?

La Policía venezolana hace guardia en la frontera con Colombia.
La Policía venezolana hace guardia en la frontera con Colombia.Imagen: Getty Images/AFP/L. Acosta

Son tiempos revueltos para la convivencia en la región. La situación venezolana divide a los países en la Organización de Estados Americanos, donde 20 de sus miembros piden una hoja de ruta para el país sudamericano. Más al sur, el conflicto entre Bolivia y Chile por la salida al mar ofrece cada día un nuevo capítulo.

Venezuela divide a la OEA

Morales compara al actual gobierno chileno con el de Pinochet

En opinión del politólogo argentino Andrés Malamud, la región no está en crisis, sino que hay algunos conflictos a nivel de la relaciones entre estados. El investigador de la Universidad de Lisboa considera que "la única crisis actual es la de Venezuela, que llevó a algunos países de Latinoamérica a alinearse por una censura en la Organización de Estados Americanos, OEA, mientras otros mantienen su apoyo al gobierno de Nicolás Maduro”.

Andrés Malamud, politólogo e investigador de la Universidad de Lisboa.Imagen: Privat

"Brasil y Venezuela están enfrentando profundas crisis económicas y políticas, aunque con caraterísticas y orígenes muy diferentes”, señala Daniel Flemes, politólogo de GIGA, Instituto Alemán de Estudios Latinoamericanos con sede en Hamburgo. "Hay una crisis regional en el sentido que se detuvo un proceso importante: la cooperación entre los estados sudamericanos. Una vez más observamos que la cooperación regional necesita liderazgo”, apunta.

"En la última década fueron Brasil y Venezuela quienes tomaron las iniciativas más importantes de cooperación sudamericana –agrega el especialista-. Desde Dilma Rousseff y Nicolas Maduro, los impulsos a nivel regional y global han sido mínimos. Otro problema es que Brasil no participa en la Alianza del Pacifico, que actualmente parece el proyecto mas prometedor en la esfera económica”.

Rivalidades históricas

En el caso de Chile y Bolivia, ambos países son los únicos sudamericanos que no mantienen relaciones diplomáticas. Conflictos bilaterales como éste o las rivalidades entre Argentina y Brasil o entre Chile y Argentina, muchas veces llevados a expresiones populares en competencias deportivas, tienen un sustrato histórico que se transfiere sobre todo a partir de la educación, explica el experto. Temas clásicos, como las Malvinas en Argentina o el mar en Bolivia, son reforzados desde las escuelas con el concepto de que un territorio originalmente propio fue usurpado.

"Este sustrato social puede ser activado por el liderazgo político, como en el caso de Bolivia, que encuentra productivo para sus fines políticos utilizar esta enemistad con Chile –explica Andrés Malamud-. En Chile, el tema no está tan presente. Hay una relación asimétrica entre ambos países. Para Bolivia, Chile es muy importante; pero para Chile, Bolivia no lo es tanto”.

Mientras el gobierno de Evo Morales reclama que "la diplomacia chilena se cae a pedazos” o que su actitud recuerda los tiempos de Pinochet, en Chile acusan ofensas de parte del país altiplánico y le niegan la visa a su ministro de Defensa. Bettina Schorr, politóloga de la Universidad Libre de Berlín, considera que "la posición chilena ha sido distanciarse de la manera más amplia del resto de Latinoamérica y tener relaciones con Europa y Asia, pero no con los vecinos”.

El río Silala, en la frontera entre Bolivia y Chile, zona de conflicto. Los conflictos entre Chile y Bolivia se remontan a fines del siglo XIX.Imagen: Getty Images/AFP/A. Raldes

Los buenos y malos del barrio

¿Se puede hablar de buenos y malos vecinos? "Para Bolivia, Chile es un mal vecino, pero para el resto de los países de la región, no. La izquierda sudamericana veía con desconfianza a Chile, pero la izquierda ya no gobierna. Perú y Colombia son sus aliados estratégicos en la Alianza del Pacífico, y Brasil y Argentina, las dos mayores potencias sudamericanas, tienen las mejores relaciones con Chiley están tratando de promoverlas aún más”, indica Andrés Malamud.

Venezuela, en tanto, "se está convirtiendo en mal vecino, no tanto por lo que hace como por lo que le pasa. La situación puede llevar a una crisis humanitaria y a una ola de refugiados que ya está afectando a los vecinos”, advierte Malamud.

Brasil, debido a sus problemas internos, se ha vuelto un vecino ausente. "Está demasiado ocupado digiriendo su crisis interna como para hacer política exterior”, indica Malamud. Como ejemplo,  durante la firma del acuerdo de paz en Colombia, a la que asistieron los primeros mandatarios de la región, el ex Secretario General de la ONU Ban Ki-moon y el rey Juan Carlos de España, entre numerosas autoridades, no estuvo presente Michel Temer.

Si de popularidad se trata, "el vecino simpático es siempre Uruguay. Es un país chico e inofensivo,  que no le puede hacer mal a nadie y además es muy decente y civilizado, tiene una de las democracias y estados de bienestar más antiguos y estables”, destaca Malamud. Sin embargo, no tiene mucho peso. Tuvo en su ex presidente Pepe Mujica un símbolo universal, con el que todos simpatizaban, "pero que no tenía influencia, ni como mediador en caso de conflicto ni como líder para llevar a los vecinos en una dirección o en otra”, observa el investigador.

Michel Temer y Mauricio Macri: rivalidades entre Brasil y Argentina tienen "sustrato histórico".Imagen: picture-alliance/AP Photo/N. Pisarenko

Integración a la americana

"La integración, entendida en Europa como soberanía compartida, no le interesa a nadie en América Latina”, sentencia Andrés Malamud. "Al contrario, el regionalismo tiene como objetivo reforzar la soberanía nacional, como lo dicen en los estatutos cada vez que se firma un tratado. La palabra integración se utiliza difrerente que en Europa”, agrega.

Las iniciativas de integración regional, en temas aduaneros y comerciales, han tenido resultados dispares. El Mercosur -integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y una Venezuela suspendida- no ha funcionado como se esperaba. "Los miembros están insatisfechos y le echan la culpa a los demás o a los gobiernos anteriores”, observa el politólogo. En tanto, la Alianza del Pacífico, conformada por Chile, Colombia, México y Perú, ha sido bien evaluada, pero no va más allá de aspectos económicos y de capitales.

Los países latinoamericanos tienen mucho en común, pero eso no necesariamente conduce a la integración. La Unión Europea, en tanto, con 28 miembros, 24 idiomas oficiales distintos y varios cristianismos diferentes, es un ejemplo de que la homogeneidad no es requisitio previo. La integración, como el proceso político de los estados que deciden compartir soberanía, es una decisión politica basada en intereses y no en identidades culturales, advierte Andrés Malamud: "Si buscas la región más homogénea del mundo, por religión y por lengua, quizás sea el mundo árabe, pero es difícil encontrar una más dividida. El tener identidades e historia comunes, hablar el mismo idioma y rezarle al mismo Dios no es garantía de que habrá integración”.

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