Superviviente de Srebrenica: contar en nombre de los muertos
11 de julio de 2025
Hasan Hasanovic, de 49 años, es un superviviente del genocidio de Srebrenica, acontecido en julio de 1995. Hasta el día de hoy, le invade una sensación de incomprensión cuando habla de la llamada marcha de la muerte de Srebrenica: el intento de miles de hombres y niños de escapar de su asesinato. "La marcha de la muerte fue real. Pero al mismo tiempo me pareció completamente surrealista", recuerda Hasan, que entonces tenía 19 años. "No podía creer lo que estaba pasando. Y al final no podía creer que hubiera sobrevivido".
Caza humana en Bosnia Oriental
Es un 11 de julio de 1995, en Bosnia Oriental. Las tropas del comandante del ejército serbobosnio Ratko Mladic han conquistado el enclave y la zona protegida por la ONU de Srebrenica, donde se encuentran 36 000 personas, bosnios musulmanes, casi todos civiles, que llevaban años acorralados. No hay duda de que, al menos los hombres en edad de combatir, serán asesinados si son capturados. Por eso, la mayoría de ellos tratan de huir. Con una marcha a través de los bosques, pretenden llegar a la zona controlada por el ejército bosnio en los alrededores de la ciudad de Tuzla, a unos 70 kilómetros al noroeste.
Alrededor de 12 000 hombres se reúnen la tarde de ese 11 de julio y forman una columna de varios kilómetros de largo. Atraviesan territorio enemigo, en parte minado, pasando por posiciones del ejército serbobosnio, bajo fuego constante durante seis días. Las tropas de Mladic llevan a cabo una caza humana sin precedentes. Solo alrededor de un tercio de los participantes en la marcha llegan vivos a territorio seguro. Esta misma marcha se conocerá más tarde como "la marcha de la muerte de Srebrenica", y uno de los que sobrevivió fue Hasan Hasanovic.
Archivo de vídeos con testimonios
Hasan, de 49 años trabaja hoy como como conservador de exposiciones y archivero en el Memorial de Srebrenica, el lugar conmemorativo del genocidio situado en la localidad de Potocari. En el cementerio de este lugar están enterrados los restos mortales de unas 7000 de las 8372 víctimas identificadas hasta ahora de Srebrenica.
El proyecto más importante para Hasan es un archivo con grabaciones en vídeo de los supervivientes del genocidio, en las que estos cuentan su historia, un testimonio único y probablemente el más importante del crimen. Hasta ahora, cuenta con unas 700 películas con entrevistas.
Un joven europeo normal y corriente
Cuando comenzó la guerra en Bosnia y Herzegovina en la primavera de 1992, Hasanovic tenía 16 años y era un joven europeo normal, interesado sobre todo en la música y el fútbol, y menos en la política. Pero su mundo se destruyó abruptamente con el inicio de la guerra. La familia huyó de la limpieza étnica en Bosnia Oriental, primero a los bosques alrededor de Srebrenica, donde vivieron en madrigueras y otros escondites en el bosque. Más tarde, en la propia ciudad, lugar que se convirtió en un enclave para los refugiados bosnios. Hasan vivió allí durante tres años entre bombardeos y clases escolares improvisadas.
El 11 de julio de 1995, cuando las tropas de Mladic entraron en Srebrenica, su padre, Aziz, su hermano gemelo, Husein, y él mismo decidieron unirse a la marcha que luego se conocería como la marcha de la muerte. Aquel 12 de julio, Hasan los vio por última vez. Sus restos mortales fueron encontrados años más tarde en fosas comunes.
Regreso a Srebrenica
Tras sobrevivir, Hasan Hasanovic obtuvo su título de secundaria, estudió criminología y trabajó como traductor para el ejército estadounidense, ya que hablaba bien inglés. En 2003 pudo enterrar los restos mortales de su hermano en el memorial de Potocari y, dos años más tarde, los de su padre. En 2009 comenzó a trabajar él mismo en el memorial. Según relata, volver a Srebrenica fue un proceso largo y doloroso.
No una víctima, sino un superviviente
A Hasan no le gustan las palabras "reconciliación" y "apaciguamiento", que suelen aparecer cuando habla en el extranjero, especialmente en Alemania, pues implica conflicto. "No tuvimos ninguna disputa con nadie, y la guerra que vivimos tampoco fue una guerra civil. Fue una guerra en la que fuimos expulsados y exterminados. Fue un genocidio".
También le importa mucho que no se le llame "víctima del genocidio". Dice que las víctimas son los asesinados, pero él se considera un superviviente. "Seguiré contando", dice, "mientras tenga fuerzas para hacerlo".
(aa/gg)