Supuesto ataque con dron en Venezuela: ¿Es eso factible?
José Ospina-Valencia
7 de agosto de 2018
El gobierno de Nicolás Maduro presentó el incidente del 4 de agosto como "ataque con dron". La tecnología permite hoy el uso de drones en muchos campos, pero la presentación del presunto dron deja mucho que desear.
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"Fue un ataque con drones...”, aseveró Nicolás Maduro tras el incidente, aún no esclarecido, de los estallidos durante un desfile militar el pasado 4 de agosto en Caracas. Poco después, Néstor Reverol, Ministro de Interior, Justicia y Paz de Venezuela, mostró a la prensa una imagen de los supuestos drones, no en acción, sino en una foto ampliada que lleva el título "Aeronave pilotada a distancia Drone M600”, acompañada de una corta descripción: "Es un dron diseñado para trabajos industriales. Puede soportar grandes cargas, como una cámara de cine o un kit complejo de grabación”.
Los drones M600 son producidos por la firma DJI, cuya sede principal está en Shenzhen, el Silicon Valley chino. DW quiso saber si el dron M600 (Matrice 600) tenía una versión militar, con capacidad para llevar y activar armas. La respuesta fue sola una frase: "DJI produce drones para cámaras fotográficas y de cine”. Y en efecto, la imagen del supuesto dron que Reverol mostró en alto, no tiene nada que ver con un dron militar. La misma descripción muestra lo que Reverol dice.
Robótica y aeronáutica, las ciencia detrás de los drones
Sin hacer ninguna relación al supuesto intento de atentado a Maduro, el ingeniero Konstantin Kondak, director de la sección de Robots Voladores, del Instituto para Robótica y Mecatrónica del Centro alemán para la Investigación Aeronáutica y del Espacio (DLR), con sede Oberpfaffenhofen, explica a DW, que "los drones pasarán a ocupar un papel cada vez más importante en nuestras vidas, desde el envío de medicamentos hasta el transporte urbano mismo”. También es cierto, según Kondak, "que la robótica y la aeronáutica siempre han tenido una relación con la investigación y el uso militar”.
Que los drones ya reemplazan a muchos infanteristas en las guerras y conflictos no convencionales no es un secreto. Desde las bases estadounidenses en Alemania, Estados Unidos ha dirigido varias misiones "antiterroristas” con drones que vuelan hasta las montañas de Afganistán y regresan en la misma noche. Estos drones empero, no son hexacópteros M600 para el uso fotográfico, sino robots aerodinámicos con forma manta raya capaces de portar misiles.
¿Qué puede un dron M600?
"El desarrollo de baterías ha permitido la fabricación de drones que hoy, prácticamente, todo el mundo puede comprar a precios accesibles”, dice el ingeniero del DLR. La versión profesional del dron M600 mostrado por Reverol, cuesta en la tienda virtual de DJI 5.699 euros ó unos 6.590 dólares estadounidenses, al cambio de este 7 de agosto. Un aparato con capacidad para transmitir imágenes hasta a 5 kilómetros de distancia y para llevar material fotográfico o fílmico hasta de 6 kilos de peso.
Sea su uso militar o civil, solo la miniaturización ha favorecido el amplio uso de los drones. "Los nuevos sistemas de sensores permiten la ubicación, la orientación y la navegación. Pero también sus baterías mas potentes y más pequeñas han hecho masificar su uso”, explica el ingeniero Kondak, especializado en robots voladores.
Ataque y defensa o contraataque, de la mano de la tecnología
Independientemente de la marca de un dron, dicho ingeniero reconoce que, justo gracias a todo el avance de la robótica y la aeronavegación, así como de la producción en masa que ha reducido los costos de materiales, "hoy día alguien puede construir un dron capaz de llevar un arma o una bomba y dirigirlo al destino deseado”.
La protección y repulsión de ataques terroristas ha obligado a tomar medidas. Pero así como la robótica y la aeronavegación han dado "pasos” agigantados, que han permitido un mayor uso militar y civil de los drones, asimismo el desarrollo de estrategias de defensa ha avanzado. "La necesidad de proteger aeropuertos y centrales nucleares, por ejemplo, han llevado a las autoridades alemanas a prohibir el uso de drones en estas áreas”, afirma Konkak.
Para evitar una prohibición total, tanto las autoridades germanas como las empresas han ido más allá. "Los nuevos drones profesionales vienen ya programados con un atlas de las zonas vedadas”, cuenta el especialista en robótica. "Irrumpe, o se acerca un dron, a pesar de 'saberlo', a una zona prohibida, señales emitidas desde aeropuertos u otras instalaciones sensibles se encargan de bloquear los circuitos eléctricos o el sistema GPS del dron y este pierde el rumbo, o cae”, explica el experto de Robots Voladores.
Una técnica de defensa que promete volverse muy popular es la demarcación de espacios vedados al vuelo de drones, solo con la ayuda de un celular, como describe Kondak: "Viola un dron el espacio limitado, el usuario puede establecer con su celular las coordenadas del intruso, enviarlas al constructor en tiempo real y éste detiene el vuelo del aparato”.
José Ospina-Valencia (ER)
Cúcuta: el desbordamiento del éxodo venezolano
Miles de venezolanos cruzan la frontera con Colombia. Muchos se instalan en Cúcuta, mientras que otros trabajan para ahorrar dinero y continuar su viaje hasta Ecuador, Perú o Chile.
Imagen: DW/A. Sáez
Un éxodo incalculable de venezolanos
Por el Puente Internacional Simón Bolívar que separa Cúcuta (Colombia) y San Antonio del Táchira (Venezuela) cruzan a diario numerosos venezolanos. Unos 5.000 se quedan en Colombia o siguen su viaje hacia otros países.
Imagen: DW/A. Sáez
Hacer la compra en la ciudad vecina
La mayoría de los miles de venezolanos que cruzan a Cúcuta suelen hacerlo semanalmente para realizar la compra de la cesta básica que no pueden obtener en su país y regresan el mismo día. Muchos viven en las ciudades venezolanas limítrofes, aunque cada vez vienen de más lejos y hasta hacen trayectos de un día.
Imagen: DW/A. Sáez
Cada vez más maletas
DW estuvo en mayo pasado en el mismo puente fronterizo y el flujo de personas con varias maletas era escaso y se limitaba a grupos de jóvenes, mientras que ahora es común observar un notable tránsito de maletas y familias con niños.
Imagen: DW/A. Sáez
La primera de muchas filas
El primer paso para un venezolano que desea quedarse en Colombia o seguir su viaje es pasar por el puesto migratorio para sellar el pasaporte, un trámite que hace pocos meses no se contemplaba. La primera fila en territorio colombiano se acumula en la misma frontera, donde centenares de venezolanos aguardan entre cuatro y seis horas su turno.
Imagen: DW/A. Sáez
Maletas al aire
El kilómetro que separa ambos accesos fronterizos (315 metros de puente más el ingreso) obliga a los venezolanos a cargar alzadas sus maletas para evitar deteriorar sus ruedas. Decenas de jóvenes aguardan tras los controles migratorios de ambos países para ofrecer carretillas o cargar los bultos a hombro por apenas 2.000 pesos (0,7 dólares).
Imagen: DW/A. Sáez
La venta ambulante copada por los venezolanos
Los venezolanos han copado la venta ambulante en los primeros metros de la frontera colombiana, en La Parada. La pérdida del valor del bolívar ha provocado que sea más rentable vender directamente en pesos. Los vendedores suelen ganar unos 25.000 pesos diarios (9 dólares). Eso ha disparado el microcontrabando de carne. Entre 150 y 200 kilos requisan a diario las autoridades aduaneras.
Imagen: DW/A. Sáez
Dos comedores sociales en toda la ciudad
La mayoría de los recién llegados pasan varios días en Cúcuta para lograr el dinero suficiente para continuar su viaje. Muchos llegan en condiciones de malnutrición, como cuenta Fabiola Ruíz, voluntaria de uno de los dos comedores sociales que han abierto las parroquias locales.
Imagen: DW/A. Sáez
Desnutrición
David Andrade, de 49 años, perdió 50 kilos en el último año debido a los problemas para conseguir alimentos en Venezuela. Vino desde Valencia hace un mes para poder seguir su viaje a Ecuador, pero antes espera recuperar algo de peso y ahorrar el dinero necesario.
Imagen: DW/A. Sáez
Obstáculos para dar comida gratis
El comedor de Diócesis de Cúcuta atiende a unas 500 personas diarias. Hace un año daban comida a más de 1.500 pero los vecinos se quejaron y tuvieron que limitarse a los más vulnerables. El alcalde de la ciudad, César Rojas, dijo que planteó la posibilidad de abrir un comedor municipal pero varios organismos internacionales le advirtieron que tal iniciativa requería de una preparación extensa.
Imagen: DW/A. Sáez
Más mujeres solas con niños
Leyvis Dorante, de 28 años, pasó de 65 a 40 kilos en los últimos meses por los problemas alimenticios. Acaba de llegar a Cúcuta sola con sus dos hijos, Junior de 12 y Zairi de 4, para buscar un trabajo en Colombia. Cada vez se observan más mujeres solas con niños que en muchos casos emprenden el viaje para reencontrarse con el marido que abandonó Venezuela meses antes para instalarse en otro país.
Imagen: DW/A. Sáez
Un trámite, una fila interminable
Las colas de venezolanos han copado el paisaje urbano de Cúcuta. Una de las más comunes se encuentra frente a la Registraduría, donde centenares de venezolanos aguardan hasta cinco días y pernoctan en la entrada para solicitar la doble nacionalidad colombiana. La ciudad se ve desbordada por esta llegada masiva y apenas se producen mejoras en la atención de la crisis.
Imagen: DW/A. Sáez
Las calles de Cúcuta, un albergue a cielo abierto
Tras el desalojo a finales de enero del llamado ‘hotel Caracas’, unas canchas donde pernoctaban unos 500 venezolanos, la mayoría buscó hostales baratos o casas particulares donde hospedarse, pero muchos otros malviven por las calles.
Imagen: DW/A. Sáez
Se dispara la prostitución
La necesidad ha llevado a decenas de jóvenes venezolanas –muchas son menores de edad– a vender sus cuerpos. Ofrecen sus servicios por 25.000 pesos (9 dólares), un precio cada vez más bajo. Algunas recaudan lo necesario para continuar su viaje, mientras que otras vienen por temporadas para ahorrar lo suficiente para regresar a Venezuela y mantener a sus familias.
Imagen: DW/A. Sáez
Entran materiales de construcción y sale comida
Durante la noche se cierra el paso peatonal por el Puente Simón Bolívar y se inicia el transporte de carga. Según datos de las autoridades aduaneras colombianas (Dian), en el mes de enero ingresaron 239 camiones con carga desde Venezuela, una media de unos ocho diarios. Casi todos transportan materiales de construcción. Los camiones colombianos que cruzan a Venezuela suelen llevar alimentos.
Imagen: DW/A. Sáez
Pernoctar en la misma frontera
Centenares de venezolanos duermen en la misma frontera colombiana de La Parada, una imagen inusual hace unas semanas. Algunos son vendedores que prefieren evitarse el trajín de ida y venida a Venezuela, mientras que otros lo hacen por falta de dinero para pagarse un alojamiento en el centro de Cúcuta, donde la policía los desalojará de parques y aceras.
Imagen: DW/A. Sáez
Aumenta el peligro en la frontera
En lo que va de año han sido asesinados, al menos, 20 venezolanos en varios puntos fronterizos. En varias ocasiones fueron hallados con signos de tortura. Las autoridades manejan la hipótesis que se deba a ajustes de cuentas entre las bandas que proliferan en esos lindes o bien acciones de grupos sucesores del paramilitarismo que controlan las trochas fronterizas ilegales.
Imagen: DW/A. Sáez
Una terminal dormitorio
Durante toda la jornada, centenares de venezolanos se aglomeran en la terminal de autobuses de la ciudad. La mayoría tiene que esperar al menos un día hasta lograr su pasaje y deben pernoctar en la terminal, uno de los lugares más seguros ya que están custodiados por agentes policiales.
Imagen: DW/A. Sáez
Bogotá o Rumichaca, los destinos predilectos
La mayoría de los venezolanos que aguardan en la terminal se dirigirán hacia Bogotá, la ciudad con mayor migración venezolana, o hacia Rumichaca, el paso fronterizo con Ecuador, que en los últimos meses comienza a presentar las mismas aglomeraciones que Cúcuta. Los principales destinos del éxodo venezolano terrestre: Colombia, Ecuador, Perú y Chile, en este orden marcado por la distancia.
Imagen: DW/A. Sáez
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