Susan Sontag es considerada en Alemania como una intelectual estadounidense ejemplar. Se la percibe como la "conciencia ética" de una superpotencia proclive a sucumbir a las tentaciones del exceso de poder. Y, sin lugar a dudas, sus críticas declaraciones sobre la política de la Casa Blanca y sus observaciones sobre los atentados del 11 de septiembre son una espina que todavía duele a la administración Bush. Tanto es así que el embajador de Estados Unidos en Alemania, Daniel Coats, no se presentó a la entrega del Premio de la Paz a la escritora, en la iglesia de San Pablo, en Fráncfort.

Críticas contra Washington

Quienes esperaban de ella palabras claras y disposición a la controversia, no se han sentido defraudados. Ya en la víspera de la ceremonia, declaró que la "extrema derecha" se ha apoderado del gobierno en Washington, rompiendo con el principio del multilateralismo vigente en la política exterior desde la II Guerra Mundial. No obstante, en el discurso de agradecimiento que pronunció al recibir el galardón, optó por abordar desde un punto de vista más bien filosófico e histórico las diferencias existentes entre ambas riberas del Atlántico.

"Los estadounidenses se consideran defensores de la civilización", puntualizó la autora, indicando que no es casual que el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, haya tratado de abrir una brecha entre los países europeos. "Cómo puede ser que Alemania, Francia y Bélgica se adscriban a la "vieja Europa", mientras España, Italia, Polonia, Ucrania, Holanda, Hungría, la República Checa y Bulgaria se asignan a la "nueva Europa", se preguntó la galardonada, y entregó de inmediato la respuesta: "Quien respalde a Estados Unidos en sus actuales esfuerzos por ampliar su poderío político y militar, corresponde per se a la privilegiada categoría de "nuevo".

Combatiendo clichés

Junto con reconocer que "la supremacía de Estados Unidos es un hecho", hizo notar que tampoco ese país puede hacerlo todo solo, "como entretanto también parece comenzar a entenderlo el actual gobierno". En este contexto, recordó por otra parte los fuertes lazos que existen entre Europa y su país, sobre todo en el plano cultural. A juicio de Susan Sontag, la labor de la literatura consiste en "hacer algo contra los clichés de ser diferentes y estar divididos".

La autora, de 70 años de edad, se concibe ante todo como una "narradora de historias". Y, más allá de sus opiniones políticas, es su calidad la que la ha hecho merecedora de esta distinción de los libreros alemanes, dedicada a aquellos que se hayan destacado por contribuir a hacer realidad la idea de la paz en los campos de la literatura, la ciencia y el arte. Ahora su nombre se suma a la larga lista de galardonados, entre quienes se cuentan figuras como Yehudi Menuhin, Vaclav Havel y Mario Vargas Llosa.