Suu Kyi realiza visita al conflictivo oeste de Myanmar
2 de noviembre de 2017
La región de Rakhine ha sido el epicentro del conflicto entre rebeldes de la minoría rohinyá y el Ejercito, una crisis humanitaria que ha provocado el desplazamiento de más de 600 mil personas.
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La líder de facto del gobierno de Myanmar, Aung San Suu Kyi, viajó este jueves (02.11.2017) al estado Rakhine, en el oeste del país, en lo que marca su primera visita a la zona donde cientos de miles de personas de la minoría musulmana rohinyá han huido de la violencia a Bangladesh.
La localidad fronteriza es el lugar de los hechos del 25 de agosto, donde el asalto armado de un grupo rebelde rohinyá desató la reciente campaña represiva del Ejército birmano. Suu Kyi viajó allá acompañada por varios miembros del gobierno birmano y del gobierno estatal, según Nyi Pu, en esta visita no anunciada a Rakhine que sería de un solo día.
La operación militar en Rakhine produjo el desplazamiento, según la ONU, de al menos 603.000 personas en campos en Bangladesh, la mayoría de ellas rohinyá, y dejó a decenas de miles de personas más en el norte de este estado en necesidad de ayuda humanitaria.
En septiembre, Suu Kyi condenó las violaciones de los derechos humanos en Rakhine pero evitó responsabilizar al Ejército por su campaña que el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU calificó de "limpieza étnica de manual".
Repatriación y ayuda humanitaria para los rohinyás
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) pidió este jueves (02.11.2017) libertad de acceso a la ayuda humanitaria en el norte del estado birmano Rakhine y que la repatriación de los cientos de miles de refugiados que han huido de la violencia hacia Bangladesh sea segura y voluntaria.
El asistente del Alto comisionado para los refugiados (ACNUR), Volker Türk, presentó estas demandas a varios miembros del gobierno birmano durante una visita de dos días que terminó ayer en Naypyidaw.
En las reuniones, Türk urgió al gobierno a "garantizar un entorno seguro y la protección de todas las comunidades en Rakhine" y a permitir el acceso a las organizaciones humanitarias para entregar ayuda y contribuir a "rehacer la confianza entre comunidades necesitadas".
Türk también apoyó el derecho al regreso de los refugiados y pidió que se les garantice una repatriación "segura, voluntaria y sostenible hacia sus lugares de origen".
El asistente aplaudió la propuesta del gobierno birmano para crear un taller de trabajo con ACNUR para definir los estándares de repatriación y reiteró la disposición de la agencia de la ONU a asistir a las autoridades birmanas.
JCG (EFE, AP)
Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.