¿Qué pasó con el té de nuestra infancia? Esta pregunta se la hicieron Tomas Kaziliunas y Hannes Saarpuu. Antes de la caída del imperio soviético, Georgia abastecía de té a toda Europa del Este. Este país al sur del Cáucaso cuenta con un clima ideal para su cultivo. Hace cuatro años, Tomas y Hannes viajaron a Georgia y decidieron quedarse. Arrendaron una plantación de té muy grande, que había permanecido en desuso durante 30 años; y es que con la caída del Comunismo, también se hundió la producción de té de Georgia. Ambos aventureros han levantado una plantación ecológica de té que invita a todo interesado a convertirse en "coagricultor" en línea. Aron Murro, Sven Bock y Leon Franken también son amantes del té. Han llamado a su start up "KarmaKollektiv". Los jóvenes empresarios quieren producir té y bebidas derivadas de la forma más sostenible y saludable posible: por ejemplo, un té refrescante de hierbas elaborado con ingredientes regionales que prescinda de azúcares y conservantes. "Con frecuencia me dicen que nuestro proyecto no va a funcionar. Y eso me motiva todavía más para hacerlo funcionar", dice Aron. ¿Qué se requiere para que el nuevo refresco a base de té tenga éxito? En el estado indio de Assam, el propietario de una plantación, Ketan Patel, quiere cultivar su extenso "Jardín de té de Jalinga" completamente libre de CO2. Lleva 17 años cultivando té de forma ecológica. Su próximo y ambicioso objetivo: "Utilizar todo lo que crezca en la granja". En lugar de carbón, para el secado de las hojas de té ahora emplea pellets a partir de residuos vegetales. Así ha conseguido que su té negro sea cada vez más verde.