En Túnez, los movimientos de protesta están ganando impulso. El descontento de la población está justificado: el país sufre una fuerte depresión económica y sus ciudadanos denuncian la falta de cultura política.
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¿Fue un accidente o se trató de un suicidio? Las circunstancias de la muerte de Ridha Yahyaoui aún no han sido aclaradas. El joven se encontraba subido a un poste de electricidad frente a la sede del Gobierno en la ciudad de Kasserine, en el este del país, cuando sufrió un golpe mortal. Yahyaoui estaba tratando de denunciar que su nombre había desaparecido de la lista de candidatos para un puesto público. El martes, otro joven murió en circunstancias parecidas.
¿Suicidio o accidente? La pregunta es de vital importancia porque, de tratarse de un suicidio, tendría un simbolismo político enorme. Y es que los casos recuerdan al de Mohammed Bouazzizi, quien decidió quemarse a lo bonzo –autoinmolarse- para protestar por la arbitrariedad de las instituciones oficiales. En aquel momento, fue el fuego. Hoy es la tensión eléctrica. Para muchos jóvenes ambas muertes contienen un mensaje claro: en los últimos cinco años -desde que comenzó la conocida como Primavera Árabe- Túnez no ha cambiado mucho.
Los dos acontecimientos están conectados por su proximidad geográfica. Y es que Kasserine no queda muy lejos de Sidi Bouzid, el lugar donde decidió suicidarse Mohammed Boauzzizi. Tras cinco años de turbulencias, la región sigue sufriendo los mismos problemas que al principio.
No hay perspectivas
De hecho, los jóvenes tunecinos creen que les han arrebatado sus perspectivas de futuro. En el país el desempleo es alto, con un promedio del 15 por ciento. En las regiones más desfavorecidas del interior del país, sin embargo, el porcentaje se duplica incluso.
Por tanto las protestas no sorprenden a nadie. Era previsible, dice Abderrahman Hedhili, presidente del Foro Tunecino de Derechos Económicos y Sociales (FTDES, por sus siglas en francés), en una entrevista. La gente espera mejoras “pero el Gobierno carece de visión, no tiene un programa”.
“Este no es el único reproche que la gente puede hacer al Gobierno”, añade Moncef Slimi, experto en el Magreb de Deutsche Welle. “El Gobierno ha reaccionado ante la huelga con cierta arrogancia. En primer lugar ha declarado el estado de emergencia en Kasserine actuando como si se tratara de un problema de seguridad”. Y es que, de hecho, la cuestión era mucho más grave. Los manifestantes hablan de un problema general. “Los jóvenes tunecinos jugaron un papel fundamental en la revolución de hace cinco años. Hoy en día, sin embargo, se ven marginados política y económicamente”.
Se extienden las protestas
La impresión de que algo no se está haciendo no afecta solo a esta región interior. Según el diario tunecino La Presse, las protestas se han extendido por todo el país. El periódico habla de sentadas y manifestaciones pacíficas en varias ciudades. Las primeras, aunque fueron pequeñas, tuvieron lugar en la capital del país.
Mientras tanto, el portavoz del Gobierno Khaled Chouket ha anunciado una serie de medidas sociales para la región de Kasserine. El Gobierno quiere crear alrededor de 5.000 nuevos puestos de trabajo y aportar cerca de 60 millones de euros para la construcción de 1.000 viviendas sociales. Por qué han tardado tanto es algo que muchos tunecinos no son capaces de entender.
“En algunas cuestiones los políticos son egoístas”, dice Moncef Slimi. Muchos representantes del pueblo piensan primero en sus propios intereses y están sumidos en rivalidades personales y luchas de poder. Las protestas han sido, sobre todo, una llamada de atención. “El Estado tiene que demostrar que existe una voluntad política real. Los jóvenes tunecinos esperan señales de este tipo”.
Las flores de la revolución
"Libertad" es el lema del Campeonato Mundial de Floristas, que se celebra en Berlín. Aquí damos un vistazo al papel de las flores en la lucha por la libertad, desde la Revolución de los Claveles hasta la de los Jazmines.
Imagen: AFP/Getty Images/M. Bureau
Flores libertarias
Ya sea que se trate de una rosa, un jazmín o un clavel: nada es más hermoso que una flor en el cañón de un arma. Ese símbolo representa la "paz", o también la "libertad". Damos un vistazo a historia de las flores de la revolución, comenzando por la Revolución de los Claveles.
Imagen: Fotolia/Hunta
La Revolución de los Claveles
Casi 50 años se prolongó la dictadura militar en Portugal hasta que, en 1974, parte del Ejército le puso fin. En medio de la algarabía que causó ese golpe, casi incruento, los habitantes de Lisboa regalaron claveles rojos a los alzados.
Imagen: Herve Gloaguen/Gamma-Rapho/Getty Images
La Revolución de los Jazmines
La segunda revolución que se le viene a uno a la cabeza al hablar de las relacionadas con flores, es naturalmente la de los jazmines, que son la flor nacional de Túnez. En enero de 2011, los manifestantes derrocaron el régimen autocrático de Zine el-Abidine Ben Ali, que había gobernado ese país por más de 20 años.
Imagen: AFP/Getty Images/F. Belaid
La Primavera Árabe
El levantamiento popular de Túnez marcó el inicio de la Primavera Árabe. Le siguieron Egipto, Libia y otros países del norte de África y Medio Oriente. Túnez representa hoy el modelo de una revolución exitosa. Aunque se han producido disturbios, el país es considerado relativamente estable.
Imagen: C. Furlong/Getty Images
Jazmines en China
Alentadas por los primeros éxitos de los levantamientos populares en el mundo árabe, también en China se produjeron protestas. Muchos de los participantes llevaban jazmines, lo que el gobierno de Pekín interpretó rápidamente como una alusión a lo ocurrido en Túnez. Las autoridades chinas reaccionaron de inmediato y censuraron en Internet la búsqueda de palabras como "democracia" o "jazmín".
Imagen: picture-alliance/dpa/How Hwee Young
La Revolución de las Rosas en Georgia
Menos sabido es quizás que también en Georgia hubo una revuelta con nombre de flor: la "Revolución de las Rosas", de 2003, condujo a la caída del presidente Eduard Schewardnadse. Los manifestantes tomaron al pie de la letra una cita del primer presidente georgiano: "Lanzaremos rosas en lugar de balas contra nuestros enemigos".
Imagen: picture-alliance/AP Photo/S. Aivazov
La Revolución de los Tulipanes, en Kirguistán
Tras las elecciones parlamentarias de febrero de 2005 se produjo en Kirguistán un levantamiento, que provocó la caída del presidente Akayev. El símbolo de la oposición eran los tulipanes. La situación se mantuvo intranquila hasta que Kirguistán se convirtió, en 2010, en República Parlamentaria. Organizaciones de derechos humanos siguen denunciando restricciones a la libertad de prensa y opinión.
Imagen: AFP/Getty Images/V. Drachev
Flores en Tailandia
Durante las protestas de 2013, el Gobierno de Tailandia tuvo la idea de invertir el clásico ritual y ordenó a los policías regalar flores a los manifestantes. Tras meses de lucha de poder, en 2014 se produjo finalmente un golpe militar. Desde entonces impera oficialmente la ley marcial en Tailandia.
Imagen: C. Archambault/AFP/Getty Images
La paz no llega aún al este de Ucrania
Hay muchos casos en que las flores no han logrado llevar la paz, aunque ya haya alguna adornando las armas de los soldados, como se ve en esta foto tomada en el este de Ucrania. En Berlín, el Campeonato Mundial de Floristas, por lo menos, llama a sus participantes a reflexionar en sus diseños sobre el concepto de "libertad".