Objetivo del proyecto: la pequeña empresa Fang Thai está explorando alternativas ecológicas al tratamiento de los residuos agrícolas. La iniciativa SEED apoya a pequeñas empresas que reducen los gases de efecto invernadero con soluciones sostenibles, creando oportunidades de trabajo y contribuyendo al desarrollo económico de su país como empresas verdes y sociales.

Alcance del proyecto: Fang Thai es uno de los seis ganadores de los Premios SEED Bajo Carbono 2019. Los ganadores reciben apoyo financiero, se benefician de campañas publicitarias nacionales e internacionales y reciben ayuda para desarrollar sus modelos de negocio.

Financiación del proyecto: entre 2013 y 2022 se dispondrá de un total de 7.340.437 euros para los Premios SEED Bajo Carbono. El proyecto de paja de arroz de la Fábrica Tailandesa de Fang recibió 10.000 euros.

Socios del proyecto: el Premio SEED Bajo Carbono está financiado por la Iniciativa Internacional para la Protección del Clima (IKI, en sus siglas en alemán) del Ministerio de Medio Ambiente alemán. La organización ejecutora es Adelphi Research.

Tras estudiar en Bangkok, la empresaria Jaruwan Khammuang decidió volver a su pueblo natal en la provincia norteña de Lampang. Su objetivo es poner fin al proceso de quema de la paja de arroz sobrante después de la cosecha, que produce un humo acre y contribuye a la contaminación, y al aumento de emisiones de dióxido de carbono (CO2).

En lugar de quemar los tallos de las plantas sobrantes o dejar que se pudran, lo que libera gas metano, Jaruwan cree que pueden ser empleados como un recurso valioso. En la fábrica de Fang Thai se procesan en pulpa sin agregar productos químicos.

El resultado es una especie de papel de arroz, con el que es posible fabricar platos y envases desechables completamente biodegradables. Junto con la Universidad de Chiang Mai, la empresa ha desarrollado una capa de almidón de arroz que hace que los productos sean impermeables a los líquidos durante varias horas, convirtiéndolo en una alternativa sostenible a los envases de plástico y poliestireno. La fábrica de la empresaria de 31 años también da trabajo a los productores de arroz que, de otro modo, estarían a menudo desempleados después de la cosecha.

Un videorreportaje de Christian Uhlig (ar/cp)