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PolíticaTaiwán

Taiwán, un baluarte del mundo libre

Alexander Görlach.
Alexander Görlach
15 de agosto de 2023

El vicepresidente de Taiwán tiene razón cuando enfatiza que el mundo está seguro si su país está seguro. Tras Taiwán, Xi también reclamaría territorios en Filipinas, Japón, Corea e India, opina Alexander Görlach.

El vicepresidente de Taiwán, William Lai, en Nueva York: su pequeño país es de gran importancia.Imagen: Taiwan Presidential/Shufu Liu/Zuma Wire/IMAGO

El vicepresidente de Taiwán, William Lai, programa una escala en Nueva York, y la nomenklatura en Pekín vuelve a enfurecer. El Partido Comunista Chino (PCCh) trata de aislar internacionalmente al pequeño Taiwán, obligando a gobiernos y empresas por igual a distanciarse del Gobierno de Taipéi.

A diferencia de la acosadora China, la isla democrática goza de gran popularidad internacional. Durante la pandemia de coronavirus, Taiwán no solo mostró al mundo una buena salida a la crisis, sino que también envió máscaras a donde esa protección estaba escaseando.

Pekín, bajo el Gobierno absolutista de Xi Jinping, tuvo tiempo suficiente para tratar de mantener a Taiwán fuera de las deliberaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que, al mismo tiempo, estaba desesperada por obtener datos que pudieran arrojar luz sobre el origen y la contención de la pandemia. Datos que Pekín no ha facilitado hasta el día de hoy, alimentando la sospecha de que la dirección del PCCh tiene algo que ocultar.

La seguridad de Taiwán es importante para todo el mundo

Xi Jinping, quien prometió tomar el Taiwán democrático y convertirlo en parte de su República Popular, está reforzando su Ejército, que ahora participa en acciones agresivas diarias en el Estrecho de Taiwán y el Pacífico occidental en general. Pekín está poniendo en grave peligro la paz en esa región, con el objetivo de dominar el tráfico mundial de mercancías, del cual más de un 50 por ciento se dirige al Estrecho internacional de Taiwán, reclamado por China.

A la luz de las innumerables provocaciones contra Taiwán, William Lai tiene razón cuando subraya en Nueva York que el mundo está seguro si Taiwán está seguro. Porque está claro que, si Xi llega a tomar Taiwán, también tendrá la vista puesta en territorios de Filipinas, Japón, Corea e India. Incluso frente a la costa de Australia, la Armada china está tratando de expandirse e intimidar a Canberra.

"Dos Chinas"

Alexander Görlach, columnista de DW.Imagen: Hong Kiu Cheng

La República Popular afirma que Taiwán es parte de China. Pero eso no es cierto: la pequeña isla nunca fue parte de la República Popular China, sino que es el último territorio que queda de la República de China. Hasta el día de hoy, Taiwán conserva la condición de Estado con la que está dotada la República de China. Por lo tanto, los pasaportes y la moneda de Taiwán se aceptan en todo el mundo.

La posibilidad de acercamiento de ambos Estados está moderada por la "política de Una China", que establece que una aproximación entre las dos antiguas partes de la guerra civil puede ser no violenta y en pie de igualdad.

William Lai también está preparado para ello, como confirmó en Nueva York. Sin embargo, la República Popular no ha puesto sobre la mesa desde hace años otras propuestas más que la opción violenta. Taiwán y el mundo pudieron ver en Hong Kong que Pekín no cree en la igualdad de condiciones, la asociación y el cumplimiento de promesas internacionalmente válidas.

El puerto seguro de la comunidad internacional en este conflicto y el socio del mundo libre solo puede ser Taiwán. La comunidad mundial debe recordar constantemente a Pekín que puede haber "dos Chinas" en la Asamblea General de las Naciones Unidas, así como una vez hubo "dos Alemanias".

La normalización de la relación, con especial atención a la presión militar que Pekín está ejerciendo sobre Taipéi, debe ser el objetivo diplomático, incluso si la realización de esta opción parece inalcanzable en este momento.

Involucrar a EE. UU. y socios

Para ello, EE. UU. y sus socios también deben involucrar a los países asiáticos y africanos que dependen económica y políticamente de Pekín, y dejarles en claro que la suerte de hoy de Taiwán será suya mañana si no están dispuestos a postrarse ante el líder de China, Xi Jinping, con la máxima devoción.

Cuanto más rápida y sólidamente pueda forjarse una alianza de este tipo, más fácil será evitar una invasión de la isla por parte del Ejército chino. William Lai hace bien en recordarle al mundo la agresión de China y promover un país libre y democrático en Taiwán.

Alexander Görlach es miembro sénior del Consejo Carnegie de Ética en Asuntos Internacionales e investigador asociado del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford. Tras estancias en Taiwán y Hong Kong, esta región del mundo, especialmente el empoderamiento de China y lo que este significa para el mundo libre, se convirtió en su tema central. Ocupó varios cargos en la Universidad de Harvard y la Universidad de Cambridge.

(rml/cp)

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