Talibanes piden hablar ante la Asamblea General de la ONU
22 de septiembre de 2021
Afganistán es uno de los asuntos que están centrando los discursos de los jefes de Estado de todo el mundo y una posible participación de los talibanes supondría un paso importante para su causa.
Publicidad
El Gobierno talibán ha solicitado intervenir en las actuales reuniones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que se desarrollan entre el 21 y el 27 de septiembre, según confirmó este martes (21.09.2021) un portavoz de la organización.
La petición está contenida en una carta remitida a la Secretaría General de la ONU por el ministro de Exteriores talibán, Amir Khan Muttaqi, en la que también se notifica el nombramiento de un nuevo representante ante Naciones Unidas, en reemplazo del actual, elegido por el anterior Ejecutivo depuesto.
Sin embargo, la solicitud no garantiza que los talibanes puedan dirigirse a los liderazgos internacionales, pues corresponde a un comité de la Asamblea pronunciarse sobre quién debe intervenir en nombre de Afganistán, decisión que a priori no se producirá antes de que termine esta asamblea general, el próximo lunes. Antes de esta misiva, la ONU había recibido otra similar del actual embajador afgano, Ghulam Isaczai, quien se presentó como el líder de la delegación del país en las reuniones de alto nivel de estos días.
Según el portavoz de Naciones Unidas, Farhan Haq, ambas cartas han sido remitidas al comité de credenciales de la Asamblea General, un órgano formado por nueve países -entre ellos Estados Unidos, China y Rusia- y que es el encargado de dirimir este tipo de conflictos, para lo que habitualmente opera buscando el consenso.
Aunque nada se lo impide, no está previsto que el comité se reúna antes de que terminen los actuales debates en la Asamblea, según varias fuentes diplomáticas, lo que jugaría en contra del plan de los talibanes.
Afganistán es uno de los asuntos que están centrando los discursos de los jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo y una posible participación de los talibanes supondría un paso importante para su entrada en el concierto internacional.
Numerosos países han entablado ya contactos con los talibanes desde que tomaron el poder, sobre todo para organizar evacuaciones y facilitar ayuda humanitaria a personas civiles, pero no ha habido por ahora un reconocimiento formal de su autoridad.
Entre los escollos que el grupo insurgente tiene por delante están las sanciones internacionales que pesan sobre muchos de sus cabecillas, incluido el propio responsable de Exteriores que escribió a la Secretaría General. El Consejo de Seguridad -donde EE. UU. tiene poder de veto- es quien debería decidir sobre un eventual levantamiento de esas sanciones, pero por ahora no ha entrado a discutir en profundidad la cuestión.
ama (efe, afp, ap, reuters)
Las numerosas prohibiciones que los talibanes imponen a las mujeres
Durante el primer gobierno talibán, mostrar los tobillos, reírse o salir solas de casa eran motivo suficiente para que las mujeres fueran castigadas. Los matrimonios forzados son un peligro latente para las niñas.
Imagen: Paula Bronstein/Getty Images
Combatientes talibanes en Afganistán
RAWA (Revolutionary Association of the Women of Afghanistan) es una organización fundada en 1977 para promover los derechos de las mujeres en Afganistán. Su papel cobra especial importancia ahora que los talibanes volvieron al poder. Estos reducen el rol de las mujeres hasta casi convertirlas en meros objetos. RAWA recopiló algunas de las prohibiciones impuestas por los radicales.
Imagen: Mohammad Asif Khan/dpa/AP/picture alliance
Borradas de la esfera pública
Esta fotografía se ha convertido en un símbolo del cambio de gobierno. Para los talibanes, las mujeres no juegan ningún rol en la esfera pública. Si bien hoy se presentan como moderados ante los ojos del mundo, la represión contra estudiantes y trabajadoras ha comenzado en algunas provincias. Una de las prohibiciones impuestas es que no puede haber imágenes de mujeres ni en revistas ni en tiendas.
Imagen: Kyodo/dpa/picture alliance
Las mujeres no se educan
En mayo de 2012, los talibanes tirotearon a Malala Yousafzai en Pakistán por pelear por el derecho de las niñas a recibir educación. A estos integristas les parece innecesario que las mujeres se eduquen, y a partir de los 10 años tienen prohibido ir a la escuela. No hablemos ya de la universidad. Durante el primer gobierno talibán (1996-2001), muchas escuelas se convirtieron en seminarios.
Imagen: Paula Bronstein/Getty Images
¿Modelos? Ni soñarlo
Los pantalones acampanados o los zapatos con taco alto están vedados, porque un varón no debe oír los pasos de una mujer. Las mujeres tampoco pueden usar vestimentas coloridas, porque para los talibanes los tonos vistosos son "sexualmente atractivos". Es decir, una escena como la de la foto, de un desfile de modas en Kabul en agosto de 2017, sería imposible hoy por hoy en Afganistán.
Imagen: picture-alliance/Photoshot
Nada de uñas pintadas ni maquillaje
Según RAWA, durante el primer gobierno talibán hubo reportes de mujeres a las que les fueron amputados los dedos por haberse pintado las uñas. Ellas tampoco pueden maquillarse o usar cosméticos, y si no se atienen a las estrictas normas de vestir de los talibanes, corren el riesgo de ser azotadas en público, como ocurrió ya en el pasado y como muchas temen que vuelva a ocurrir.
Imagen: Getty Images/AFP/R. Conway
Nada de TV y nada de tobillos
Todas las prohibiciones descritas fueron impuestas por los talibanes entre 1996 y 2001, y nada hace pensar que eso no volverá a suceder. Según el criterio de los radicales, las mujeres no tienen derecho a tener presencia en radio, TV ni en reuniones públicas. De hecho, no pueden siquiera escuchar música. En la foto, la presentadora Karishma Naz, que comete otro pecado: muestra los tobillos.
Imagen: picture-alliance/AP/R. Maqbool
Adiós a las bicicletas
En el primer régimen talibán, las mujeres tenían prohibido montar en bicicleta o en motocicleta. Si querían viajar en bus, debía ser en buses solo para ellas, pues no tenían permitido mezclarse con varones en el transporte público. Y si por alguna razón necesitaban un taxi, debían tomarlo en compañía de su mahram, una suerte de cuidador que debe ser un familiar cercano (padre, hermano o esposo).
Imagen: DW/A. Akramy
A los talibanes no les gustan las deportistas
Por cierto, las mujeres tampoco tienen derecho a participar en actividades deportivas o pertenecer a un club. Incluso hubo épocas durante el régimen talibán en que las castigaban por asomarse a la ventana o salir al balcón. Actividades como el montañismo practicado por Fatima Sultani (en la foto) probablemente dejarán de ser posibles ahora en Afganistán.
Imagen: Mohammad Ismail/Reuters
¿Podrán seguir trabajando fuera de casa?
Salvo algunas doctoras para atender a mujeres (pues ellas no pueden ser tratadas por médicos varones), los talibanes prefieren no ver a nadie del sexo femenino trabajando. Y si bien el 17 de agosto de 2021 llamaron a las funcionarias a presentarse en sus puestos, está por verse cuántos derechos les van a reconocer en ese campo. En la foto, la periodista Anisa Shaheed.
Imagen: Mortaza Behboudi/DW
Reducidas a la invisibilidad
La lista de prohibiciones es larga y los castigos son palizas públicas. Las mujeres deben usar un velo que las cubra completamente, no pueden salir solas ni estrechar la mano a un varón. Las lapidaciones por adulterio eran pan de cada día. Las mujeres incluso tenían vedado reír fuerte o ser fotografiadas. Además, muchas veces eran forzadas a casarse, incluso siendo niñas.
Imagen: Mary Evans Arichive/imago images
Mujeres de armas tomar
A la luz de la vida miserable a la que se vieron sometidas por los talibanes, muchas mujeres tomaron las armas para enfrentarlos. En la provincia de Ghor se montó una milicia femenina para frenar a los integristas, mientras que en Charkint, la gobernadora (una de las tres de Afganistán) Salima Mazari formó milicias que contuvieron a los talibanes hasta después de la caída de Kabul.
Imagen: Presseabteilung des Gouverneurs der Provinz Ghor