"Tarde para la ira" gana el premio Goya a la mejor película
5 de febrero de 2017
"Tarde para la ira", la ópera prima del actor Raúl Arévalo, y "Un monstruo viene a verme", de Juan Antonio Bayona, se convirtieron en las grandes triunfadoras de los premios Goya, los más importantes del cine español.
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"Tarde para la ira", debut en la dirección del también actor Raúl Arévalo, ganó hoy (05.02.2017) el Goya a la mejor película en la 31 edición de los premios de la Academia de Cine español, un premio que se suma a otros tres conseguidos de los once a los que optaba.
"Es un honor recibir este premio", aseguró al recibir el galardón de manos de Penélope Cruz la productora de la película, Beatriz Bodegas, que dio las gracias a Arévalo y a todo los que han hecho posible "ese sueño" y ha animado a todos "a seguir haciendo cine porque talento hay de sobra en este país".
Protagonizada por Antonio de la Torre y Luis Callejo, "Tarde para la ira" es un turbio e intenso thriller sobre la violencia y el deseo de venganza que ha pasado por festivales internacionales como Venecia o Toronto. El filme arranca con Ana (Ruth Díaz), que regenta un bar de barrio, esperando la salida de su marido Curro (Luis Callejo) de la cárcel tras ocho años de condena por un atraco mortal. Uno de los clientes (De la Torre) también le está esperando, pero por motivos diferentes.
Nueve premios Goya
"Un monstruo viene a verme”, una historia que ahonda en la muerte y el miedo, se llevó nueve de los 12 galardones a los que optaba, entre ellos, el de mejor director para J. A. Bayona, que próximamente empezará a rodar la secuela de la mítica "Jurassic Park".
Otros ganadores
La actriz Emma Suárez, con dos premios Goya bajo el brazo, se convirtió en una de las protagonistas de la gala. Uno de ellos lo recogió por su trabajo en "Julieta", la cinta de Pedro Almodóvar, y el otro, en la categoría de mejor actriz de reparto, por "La próxima piel", de Isaki Lacuesta e Isa Campo.
Emocionado se mostró también el actor Roberto Álamo al recoger su Goya al mejor actor por encarnar a un policía oscuro en "Que dios nos perdone", dirigida por el joven Rodrigo Sorogoyen. "El hombre de las mil caras", la película de Alberto Rodríguez que optaba a 11 premios, se quedó con el de mejor guión adaptado y mejor actor revelación, que fue para Carlos Santos.
La gala, celebrada en el hotel Marriot Auditorium de Madrid, estuvo conducida por tercer año consecutivo por el actor y humorista Dani Rovira.
FEW (EFE, dpa)
Famosos humoristas en el cine
Stan Laurel y Oliver Hardy, Louis de Funès, Mr. Bean o Loriot. Todos son maestros del humor. A propósito del cumpleaños 125 de Oliver Hardy, nos preguntamos: ¿cuál es el secreto de estos comediantes?
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Stan Laurel y Oliver Hardy: "el gordo y el flaco"
Rodaron unas 200 cintas y tuvieron tanto éxito en el cine mudo como en el sonoro: sus simpáticas peleas, que acababan siempre en catástrofe, marcaron su estilo. "El gordo y el flaco", el más exitoso dúo cómico del cine estadounidense, ofreció a su público lo mejor del ‘slapstick’ (o bromas visuales agresivas).
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Charlie Chaplin: más que un bufón
Especialmente en su rol como Charlot se erigió como modelo de la comedia de situación. Pero Chaplin incursionó también en la crítica social. En "La quimera del oro" (1925), en la que el vagabundo termina por comerse la suela de sus zapatos, abordó la pobreza; en "Tiempos modernos", el capitalismo; en "El gran dictador", lanzó su crítica contra Hitler.
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Los hermanos Marx: juegos de palabras y ‘slapstick’
Chico, Harpo, Groucho, Gummo y Zeppo fueron los primeros en aprovecharse conscientemente del lenguaje para hacer humor. Intercambiaron gags visuales y verbales. Sobre todo Groucho provocó grandes carcajadas con su comicidad verbal. En sus películas, los hermanos solían moverse en sistemas cerrados, por ejemplo, en la Ópera, y ponerlos de cabeza con su anárquico proceder.
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Bob Hope: juegos de palabras a lo ‘Marx Brothers’
Su barbilla desplazada hacia adelante, una mueca retorcida en la boca y esos ojos burlones, con los que ponía un tono irónico a cualquier situación, marcaron la mímica de Bob Hopes. Según los críticos, su humor consistía sobre todo en sus juegos de palabras en la mejor tradición de los hermanos Marx. En Estados Unidos, Hope se ganó el sobrenombre del "Midas de la comedia".
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Louis de Funès: un nuevo tipo de humorista
Imitó al pequeñoburgués colérico, que obedece sin rechistar a la autoridad, pero tiraniza a sus subordinados. Así, el pequeño francés de 1.60 metros de estatura cautivó al público. Funès apareció, además, una y otra vez, en el rol del conservador súbdito del Estado, para burlarse justamente de las normas. Las cintas de Funès fueron éxitos taquilleros internacionales.
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Genial: Rowan Atkinson como Mr. Bean
El británico trabajó una década en su personaje, antes de presentar a "Mr. Bean", en 1990, en la televisión británica. Con Mr. Bean, Atkinson se mueve entre la mojigatería y el complejo de superioridad pequeñoburgueses, exagera las situaciones hasta la desesperación. Y todo, con muecas y vueltas de ojos, sin que Mr. Bean −que solo habla en las versiones para cine− pronuncie palabra alguna.
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Monty Python: humor inteligente
"Mira siempre el lado soleado de la vida", cantan los crucificados en la legendaria escena de "La vida de Brian" (1979), el momento estelar del grupo humorístico británico. Con un humor surrealista, loco, anárquico y, sobre todo, inteligente, Monty Python combinó ‘slapstick’ con referencias histórico-filosóficas, e hizo reír al mundo durante dos décadas.
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Tomarle el pelo a la familia burguesa
Lo mismo con su sketch "Los fideos", con el dibujo animado "Hombres en el baño" o con cintas como "Pappa ante Portas" (1991), el alemán Loriot (alias Vicco von Bülow) supo cautivar a millones. Hizo de la comunicación fallida y de los típicos escenarios familiares de la sociedad burguesa exagerados hasta el ridículo el sustento de su humor, muchas veces acompañado de la congenial Evelyn Hamann.
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Leslie Nielsen, un torpe adorable
El actor canadiense-estadounidense se convirtió en un comediante de culto mundial en su rol del teniente de policía Frank Drebin, a fines de la década de 1980. La trilogía "¿Y donde está el policía" (Naked gun) hizo reir a los espectadores con una verdadera ráfaga de ‘slapstick’. Además, Leslie Nielsen ofreció a la cámara la mirada exasperada de Oliver Hardy, un homenaje a "el gordo y el flaco".
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Jim Carrey, el juego de la exageración
Su mímica y gestualidad resultan frecuentemente exageradas, pero son su marca de identidad. A sus en "La máscara" (1994), "Una pareja de idiotas" (1994) o en el drama "El show de Truman" (1998) les imprimió justo así su típica huella.
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Sacha Baron Cohen, un hombre sin tabúes
El británico se caracteriza por poner ante las preguntas más absurdas, llenas de clichés racistas y viciados prejuicios, a sus alter-ego: Ali G, Borat o Bruno. Sus cintas polarizan. Son una reveladora mezcla de ficción y documental (‘mockumentaries’), que sirven como instántaneas de la sociedad.
Autorin/Autor: Bettina Baumann