Stefan Hell recibió el 10 de diciembre de 2014 junto a los estadounidenses Eric Betzig y William Moerner el Premio Nobel de Química por "el desarrollo de la microscopía de fluorescencia de alta resolución". Con esta nueva técnica es posible observar a través del microscopio óptico el interior de las células vivas.
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Hasta ahora la comunidad científica no veía posible que un microscopio óptico captase estructuras tan pequeñas. El tesón de los tres científicos fue recompensado: ahora su descubrimiento es utlizado por muchos investigadores en el estudio de enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson.