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Temas tabú en China

Naomi Conrad/ JAG30 de mayo de 2014

El 4 de junio de 1989, el Gobierno chino reprimió brutalmente las manifestaciones en Pekín. A las puertas del 25 aniversario, los funcionarios refuerzan la censura y muchos temen que las represiones continúen.

Imagen: picture alliance / Stefan Rupp

Tan solo en el día de hoy, tres de sus amigos han desaparecido sin dejar rastro, dice Chang Ping: “Se habían mostrado críticos”. Desde hace un mes, cuenta el periodista chino que vive en Alemania exiliado desde 2011, activistas de derechos humanos y periodistas reciben avisos o son sometidos a vigilancia o detenciones. Desde la entrada en el poder del Jefe de Gobierno Li Keqiang el pasado marzo, la situación es peor para las voces críticas: “Las amenazas son cada vez más severas”, traduce un intérprete las palabras de Ping.

Reporteros sin Fronteras convocó en Berlín a una conferencia preparatoria para el aniversario de la masacre de la plaza de Tian'anmen, como advertencia del aumento de la censura y las represalias en el país. En aquel entonces, el cuatro de junio de 1989, se reprimieron duramente las manifestaciones que pedían más democracia. Cientos, o quizás incluso miles de personas, murieron y ahora, Pekin aumenta los controles a los opositores del Gobierno.

Chang Ping, periodista chino exiliado en Alemania.Imagen: imago/epd

En este año, Ping cree que las represiones son especialmente fuertes. La Sociedad para los Pueblos Amenazados con sede en Gotinga avisa de una “ola de intimidación y detenciones sin precedentes”, con la que el Gobierno trata de bloquear cualquier tipo de homenaje a las víctimas. Docenas de abogados de derechos humanos, profesores, periodistas y artistas han sido detenidos. Entre otros, también la periodista Gao Yu, que trabaja para la redacción china de DW y fue detenida a principios de mayo acusada de revelación de secretos.

“Lista roja” de temas tabú.

Los medios chinos saben que la masacre es un tema tabú, dice Ping, igualmente colaborador de Deutsche Welle. Está en la lista roja de los temas tabú sobre los que nadie puede informar en China. Además del 4 de junio, hay otros temas como el Tíbet o la situación de la minoría Uigur. Por otra parte, los funcionarios posicionan sus propios temas llamando por la mañana las redacciones, en las cuales rigen unas reglas estrictas sobre qué temas se pueden comentar o cuáles no se pueden tocar. También en medios online o microblogs como Sina Weibo rigen normas severas. Algunas palabras, como el 4 de junio, son bloqueadas por administradores que cooperan con los funcionarios.

Para esquivar la censura, muchos bloggers emprenden acciones creativas reescribiendo algunas palabras. Por ejemplo, Ping menciona la fórmula del 35 de mayo, con la que los bloggers se refieren al 4 de junio. Solo hasta que las autoridades se den cuenta. La reacción de la censura a esos intentos aparece en pocas horas. A veces incluso en minutos, dice la experta en sinología Kristin Shi-Kupfer, del Instituto Mercator para Estudios Chinos en Berlín.

Debido a la gran cantidad de datos que circula en las redes de microblogs o programas de chat, es difícil censurar todos los canales. Pero aun así, Shi-Kupfer, que hasta 2011 trabajaba como periodista en China, también habla de una censura más intensa incluso de cara a periodistas extranjeros. Por ejemplo, hay dilaciones a la hora de renovar los premisos de residencia o se evita el acceso a interlocutores para entrevistas. “También es preocupante lo que le pueda pasar al testigo”. Por eso, los medios extranjeros imponen cada vez más autocensura, cree Ping.

Internet: peligro para la seguridad nacional

Ambos están convencidos de que la censura continuará siendo intensa tras el aniversario. El año pasado, el Gobierno chino situó a internet como uno de los tres mayores peligros para las seguridad nacional, indica Shi-Kupfer. Desde entonces, algunas prácticas como la difusión de rumores a través e internet son cada vez más criminalizadas. Detrás de ello está el miedo a la pérdida de poder. A través de internet se pueden movilizar muchas personas. Por ejemplo, hay manifestaciones contra proyectos de construcción que en el pasado se organizaron por internet. Además, los funcionarios temen que la crítica encuentre un rápido canal de difusión, dice Shi-Kupfer, porque cada vez más chinos tienen acceso a internet por el móvil.

Para evitarlo, las autoridades nunca dejan de gastar dinero en las más modernas técnicas de vigilancia. Aunque tengan que comprarla en el extranjero, continúa el periodista. Ante la pregunta de si se usa también tecnología alemana, Ping no tiene una respuesta clara. “China compra tecnología de vigilancia de todo el mundo”. Por eso es posible, que también compre de alguna empresa alemana. Pero no lo puede decir con seguridad.

A pesar de la vigilancia, cada vez más chinos saben como saltar “la Gran Muralla de la vigilancia” para esquivar la censura en internet y acceder a páginas de información extranjera, concluye Ping. Para muchos es una autentica técnica de supervivencia.

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