Temer manda al Ejército a desbloquear carreteras por huelga
25 de mayo de 2018
El presidente de Brasil, Michel Temer, autorizó al Ejército para desbloquear las carreteras, en el quinto día de huelga de los camioneros por los elevados precios de los combustibles.
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El Gobierno brasileño activó el plan de seguridad nacional para enfrentar el "grave desabastecimiento" que sufre el país y movilizó a las fuerzas federales de seguridad, que incluyen a las Fuerzas Armadas y la Policía Federal de Carreteras.
La decisión se produce un día después de que el Gobierno brasileño anunciara una tregua de 15 días con los transportistas en huelga, pero las paralizaciones continuaron este viernes en todo el país a pesar del acuerdo.
"Una minoría radical está cerrando carreteras e impidiendo que muchos camioneros lleven adelante el deseo de atender a la población", aseguró Temer en un pronunciamiento en el palacio presidencial de Planalto.
Temer endureció su discurso y resaltó que el Gobierno tuvo "coraje para dialogar" con los camioneros y "ahora tiene coraje para ejercer su autoridad en defensa del pueblo brasileño".
"No vamos a permitir que la población se quede sin productos de primera necesidad. Que los consumidores se queden sin productos y que los hospitales se queden sin los insumos necesarios para salvar vidas", sostuvo el jefe de Estado.
Cinco jornadas de huelga, hasta ahora
La huelga de los camioneros llegó este 25 de mayo a su quinto día y ha producido desabastecimiento de productos básicos en todo el país, especialmente gasolina, así como algunos alimentos.
Al menos once aeropuertos del país, entre ellos el de la capital, Brasilia, anunciaron hoy que acabó el combustible para los aviones, mientras que muchas gasolineras no cuentan con el producto, lo que ha generado kilométricas filas en algunas ciudades.
El Gobierno brasileño anunció la noche del jueves un acuerdo con los sindicatos de camioneros para suspender temporalmente la huelga, pero algunos sindicatos no aceptaron la tregua y siguieron con las paralizaciones con el fin de exigir más medidas por parte del Gobierno para controlar los elevados precios del combustible.
JOV (efe, télam)
Okupas en Río: así reclaman sus derechos los pobres
Río de Janeiro enfrenta una grave crisis habitacional. Los pobres son excluidos de la ciudad e incluso quedan fuera de las favelas más céntricas. ¿Alguien hace algo por ayudarlos?
Imagen: DW/S. Derks
Ocupar y jugar
Isabelle juega en un antiguo almacén en la famosa Rua da Lapa, en el centro de Río de Janeiro. Sus abuelos ocuparon la construcción hace más de treinta años. Con el tiempo construyeron muros, habitaciones y un bar, instalándose definitivamente en el lugar.
Imagen: DW/S. Derks
Decadencia colonial
En su mayoría, las viejas casas de estilo colonial que se erigieron en el siglo XIX fueron abandonadas. Muchas de ellas, cuando sus dueños portugueses murieron y no dejaron descendencia. Cada vez más pobres se van a vivir a ellas, mientras que los ricos de Río de Janeiro prefieren los nuevos edificios de apartamentos.
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Hay que usar cada espacio
Muy a menudo las casas son subdivididas en pequeños compartimentos para acomodar en ellos a la mayor cantidad de personas posible. Este edificio destartalado cerca de la estación de metro Gloria es el hogar de unas 30 personas, que viven en 18 habitaciones que comparten una sola cocina.
Imagen: DW/S. Derks
Buscando un lugar tranquilo
Como consecuencia del aumento de los precios y la prolongada crisis económica que afecta a Brasil, en los últimos años la cantidad de personas sin hogar se ha triplicado en Río de Janeiro. En las noches, buscan un lugar tranquilo donde poder dormir, como vemos acá en Rua da Lapa.
Imagen: DW/S. Derks
Okupas organizados
A veces el acto de tomar u "okupar" un edificio se realiza de forma preparada y organizada, bajo el mando de instituciones sociales como Mariana Crioula, en la zona del puerto. Por más de siete años han estado presionando al gobierno para que construya departamentos para los menos favorecidos.
Imagen: DW/S. Derks
Esperando aprobación
Los 70 miembros de esta iniciativa pagan una contribución y esperan, algún día, obtener una casa propia. Cada dos semanas llevan a cabo reuniones. Sus propuestas, incluidos los esquemas realizados por arquitectos, han sido ya aprobadas por las autoridades, pero el paso final de liberar los fondos para que comience la construcción se está demorando.
Imagen: DW/S. Derks
Partir de cero
Quilombo da Gamboa es otro proyecto social que intenta el mismo proceso. Sin embargo, vivir aquí es estresante. "Hace unas pocas semanas hubo un incendio que destruyó parte del lugar. Vinieron los bomberos e intentaron sacarnos de acá a la fuerza. Como okupa, puedes perder tu casa en cosa de minutos", dijo Roberto a DW.
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Peligro a la vuelta de la esquina
Roberto enumera los peligros de "okupar" un lugar. "Durante una ocupación anterior, la gente me convirtió en líder de facto. Pero la cohesión social se derrumbó cuando llegaron los traficantes de drogas y se hicieron cargo de todo", cuenta. Tras ser atacado con un arma, Roberto tuvo que escapar y empezar todo de nuevo con el Proyecto Quilombo da Gamboa.
Imagen: DW/S. Derks
Mala reputación
En Brasil, muchos proyectos sociales tienen mala reputación y son vistos por parte de la ciudadanía como organizaciones criminales, por estar relacionadas con gente pobre, ocupantes ilegales de casas, pandillas violentas y narcotraficantes.
Imagen: DW/S. Derks
Siempre atentos
Todos quienes se involucran con estas iniciativas concuerdan en que la vía al éxito está cimentada sobre la base de una estructura fuerte y efectiva. Una de las reglas es monitorear las 24 horas del día quién entra y sale de las casas. Creozlita Silva aparece acá en su turno de puerta en Manuel Congo, donde se construyeron apartamentos después de que los "okupas" tomaran el terreno.
Imagen: DW/S. Derks
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