Las fuertes tormentas de invierno azotaron la costa sur de Reino Unido y la Bretaña francesa con fuertes vientos, grandes olas y continuas lluvias sobre todo en los condados de Cornwall y Devon, en el suroeste de Inglaterra. También en Francia subió el caudal de agua cerca de la ciudad de Quimper. Las autoridades para la protección del medio ambiente en el condado británico de Somerset emitió una alerta por el temporal y muchos agricultores llevaron el ganado a un lugar seguro.

En tanto, en algunas partes de la Bretaña se había lanzado una alerta roja, la máxima, por el temor a una crecida de las aguas. Las comunicaciones por barco con algunas islas quedó suspendida. De acuerdo con las autoridades de medio ambiente británicas, en la región afectada hay cientos de hogares sin suministro eléctrico. Además numerosas personas en áreas anegadas huyeron de sus casas. El gobierno indicó que 1.500 soldados están preparados para intervenir.

El viernes 7 de febrero, el primer ministro británico David Cameron acudió a la región para tener una idea de primera mano de lo ocurrido. El temporal ha dañado sobre todo al sector agrícola y ganadero. En el suroeste de Inglaterra hay cientos de hectáreas anegadas y las cosechas corren peligro. La red ferroviara entre la región de Cornwall, un solicitado destino turístico, y Londres no funciona después de que durante la semana las lluvias arrastraran las vías del tren. Además, las barreras que tenían que resguardar las localidades costeras de las olas del Atlántico quedaron destruidas.

Entre la población cundió la indignación por la deficiente reacción de las autoridades. “Londres nos ha dejado en la estacada”, dijo el diputado local Ian Liddell-Grainger. Hay poco dinero para estaciones de bombeo y drenaje. El político pidió la renuncia del director de la oficina de medio ambiente, Lord Christopher Smith. (dpa)