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Tensión entre Brasil y Bolivia por traslado de senador asilado

26 de agosto de 2013

El encargado de negocios de la embajada brasileña en La Paz, Eduardo Saboia, confirmó que organizó la salida a Brasil del senador boliviano Roger Pinto Molina, a quien definió como "un perseguido político”.

Imagen: Jorge Bernal/AFP/GettyImages

"Yo elegí proteger a una persona, a un perseguido político, como lo fue la presidenta (de Brasil) Dilma (Rousseff)", afirmó el diplomático, aludiendo al encarcelamiento y a las torturas que enfrentó la actual mandataria en la década del 70, cuando integraba una organización clandestina de oposición a la dictadura militar que gobernó Brasil de 1964 a 1985.

Saboia, quien podría sufrir sanciones por parte de la Cancillería de su país, llegó este lunes a Brasilia para declarar en el marco de la investigación abierta por la Cancillería. El diplomático sostuvo en una entrevista de prensa que ayudó a Pinto (foto de archivo) a escapar de Bolivia porque el senador estaba deprimido y amenazaba con suicidarse. Fue una decisión personal, explicó Saboia, tomada sin permiso del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil.

Asilo, salvoconducto y rebeldía

Brasil concedió asilo político al también ex gobernador del Departamento de Pando, fronterizo con Brasil, hace más de un año, pero pese a ello Pinto seguía refugiado en la embajada porque el gobierno de Bolivia se negaba a concederle el salvoconducto, argumentando que el legislador cometió varios actos de corrupción que le valieron una condena a un año de prisión. La Cancillería de Brasil informó que se concedió el asilo en base a la Constitución brasileña y a "las normas y la práctica del derecho internacional latinoamericano". Pinto tiene 20 procesos judiciales en su contra por diversas causas.

Según afirma el portal brasileño UOL, el traslado de Pinto fue organizado "en rebeldía con la Cancillería", en una "operación secreta" que involucró, además de a Saboia, a dos fusileros navales, cinco agentes de la policía federal (que recién se sumaron en territorio brasileño) y al presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el oficialista Ricardo Ferraço.

En entrevista con el portal, Ferraço reveló que la salida se inició con un viaje de 21 horas que llevó a Pinto de la capital boliviana a la ciudad de Corumbá a bordo de un automóvil diplomático, donde estaban además los dos fusileros navales brasileños y Saboia, quien está desde hace meses en el comando provisional de la embajada en La Paz. En Corumbá, Saboia abandonó el grupo, al que se sumaron cinco agentes federales y el senador Ferraço, que acompañaron Pinto en el vuelo a Brasilia.

Al llegar a la capital brasileña, el legislador boliviano, de la opositora Convergencia Nacional, expresó su gratitud: "Sólo puedo agradecer a la presidenta Dilma y al pueblo y toda la sociedad brasileña por haber comprendido lo que pasaba conmigo. Entendieron que había ausencia de justicia y que yo, un senador de la oposición, era un perseguido". Al mismo tiempo, el legislador de 53 años, crítico del presidente Evo Morales, rechazó las acusaciones de corrupción que pesan en su contra: "No soy un delincuente, ni un perseguido por la Justicia de mi país, sino un perseguido por el gobierno de Bolivia. Esa es la realidad".

¿Puesta en escena?

El canciller de Bolivia, David Choquehuanca, dijo que la huída del senador viola las normas del derecho internacional y exigió explicaciones a Brasil. "No puede ser que al amparo de la inmunidad diplomática se transgredan normas nacionales y normas internacionales, facilitando, en este caso, la huída, la salida irregular del país del senador Pinto", dijo Choquehuanca a periodistas en La Paz. "Puede ser un mal precedente", añadió, "porque amparados en la inmunidad diplomática, entonces, ya podemos llevar droga o traficar armamentos o podemos dedicarnos al tráfico de personas”, agregó.

La Cancillería brasileña, a su vez, se manifestó sorprendida por el caso y anunció que abrirá investigaciones y "tomará las medidas administrativas y disciplinarias que correspondan". Según la comentarista política Eliane Cantenhede, del diario "Folha de Sao Paulo", la fuga de Pinto deja "en el peor de los mundos" al jefe de la diplomacia brasileña: "O el canciller Antonio Patriota no tiene control sobre los diplomáticos o la operación fue autorizada y la investigación y la amenaza de sanciones son sólo una puesta en escena".

La fuga de Pinto ha tensado las relaciones entre los dos países, donde Bolivia es un aliado e importante proveedor de gas natural de Brasil.

rml (dpa, reuters, efp)

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