Las teologías feministas cuestionan la teología tradicional: “Es patriarcal y excluyente. Y valora un modelo de mujer sometida y obediente”, sostienen.
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"Si Dios es hombre, entonces el hombre es Dios”, sentenció, crítica, la teóloga feminista Mary Daly en 1973.
Y también hoy, el pensamiento se encuentra en la base de las teologías feministas alrededor del globo.
Se trata, sencillamente, "de hablar de Dios desde la realidad de las mujeres”, según afirma en diálogo con DW la reconocida teóloga feminista Elsa Tamez. "Una realidad que es de opresión y discriminación -muchas veces doble o triple- sin son mujeres pobres, indígenas, afrodescendientes o lesbianas”, completa la Dra. Tamez desde Costa Rica.
"Estamos cansadas de que sean los hombres quienes hablen por nosotras, queremos ser las sujetas de nuestra propia reflexión”, indica, en tanto, la Dra. Marilú Rojas Salazar, desde México.
Y aclara, previendo posibles malentendidos: "No estamos contra los hombres: estamos enojadas, hartas y llenas de ira contra la violencia, la discriminación, el abuso y la exclusión que se ejerce contra nosotras”, dice sin eufemismos.
"No tenemos ningún problema con que Jesús sea varón, sino con que no haya en la iglesia más varones como Jesús”, agrega. "Y con que los textos bíblicos sirvan para justificar y manipular los discursos de opresión contra nosotras por parte de los hombres de la Iglesia”, puntualiza.
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Teologías feministas versus teologías tradicionales
Efectivamente, las teologías feministas tienen un enfoque diametralmente opuesto al de las teologías tradicionales. De hecho, se han constituido como un enfoque alternativo al institucional y más extendido, del que claramente se diferencian.
"La teología tradicional es patriarcal y excluyente. Sus metáforas y su lenguaje son masculinos. Las mujeres son invisibilizadas y subordinadas”, indica Tamez.
"Valoran a las mujeres solo por ejercer roles o estereotipos: madre-esposa-virgen-cuidadora-reproductora-educadora, con un modelo de mujer sometida, obediente, silenciosa y servicial, que reproduce -o por lo menos no cuestiona- el sistema patriarcal”, acota en el mismo sentido Rojas Salazar.
Así las cosas, la relación con las iglesias tradicionales, católicas y protestantes o evangélicas, es más bien problemática.
"Muchas iglesias tienen miedo del liderazgo de las mujeres”, afirma Tamez. Y enmarca: "La teología feminista se ve obligada a deconstruir la teología patriarcal y a proponer nuevos paradigmas, y esto es demasiado atrevido para algunas iglesias y teólogos conservadores”.
En el mismo sentido, Rojas Salazar suma múltiples aspectos de conflicto: "Nos descalifican y desprestigian con argumentos fundamentalistas. Nos excluyen de los espacios de enseñanza, aunque tengamos grados académicos más altos que los compañeros varones. Nos pagan menos salario que a los hombres teólogos. Nos demonizan y satanizan. Nos ven como un peligro para sus ejercicios de poder”.
¿Quiere decir entonces que se trata de un movimiento de mujeres y para mujeres? La respuesta es no. "Es una teología para varones y mujeres preocupades por la violencia contra las mujeres y el feminicido, a veces causado por una teología patriarcal”, indica Tamez.
Así pues, son mujeres, son feministas, son teólogas, y son cada vez más en el continente. Tienen representación en todos los países de la región, dan charlas, conferencias, seminarios, continúan formándose y ejerciendo su fe, sin pedir permiso para ello.
Y reclaman para sí su espacio propio dentro de las estructuras eclesiales: "Las mujeres feministas creyentes no estamos dispuestas a ser extrañas en nuestra propia casa, que es la Iglesia. Los hombres se han adueñado de ella, pero no les pertenece”, sostiene Rojas Salazar.
Sobre la felicidad divina y la fertilidad sagrada
Las plantas y los animales juegan un papel destacado en la espiritualidad, así como en las religiones. A menudo son los atributos positivos de la propia especie los que le otorgan características sagradas.
Imagen: hyper7pro / CC BY 2.0
Ibis Sagrado
Cuando se trata de la elegante ave Ibis – como en el caso del babuino – tenemos que hablar de nuevo del Dios Thot, ya que también fue representado con cabeza con forma de Ibis. Thot fue, por cierto, el secretario de los dioses, y quien inventó los jeroglíficos.
Imagen: hyper7pro / CC BY 2.0
Hamadríade
Los antepasados de este pequeño primate, también conocido como Hamadríade o babuino egipcio sagrado, eran venerados en el antiguo Egipto. Según la leyenda, el Dios Thot, el dios de la ciencia y de la luna, se apareció a veces en forma de babuino, o de ave ibis.
Imagen: Sonja Pauen / CC BY 2.0
Palma Datilera
La palmera datilera – o sus hojas, las hojas de palma – son muy comunes en todas las culturas. Ya en la antigüedad aparece como símbolo de la resurrección. También tiene ese significado para los cristianos y judíos. Cabe destacar que se debe principalmente a que acompaña a la humanidad desde hace mucho tiempo. Tanto es así que la palmera datilera es una de las plantas cultivadas más antiguas.
Imagen: Jan Smith / CC BY 2.0
Escarabajo
Aunque en el lenguaje común este coleóptero se conoce como escarabajo pelotero, en el Antiguo Egipto el escarabajo representaba un símbolo con valor. Como símbolo de la resurrección y del ciclo del sol, pequeños escarabajos de piedra eran bienes a menudo utilizados en las tumbas para proteger a los muertos en el más allá.
Imagen: picture-alliance/dpa
Baobab
El baobab tiene muchas denominaciones. Ya sea árbol del pan del mono, árbol mágico o farmacéutico – la importancia de este árbol es clara por sus muchos nombres. Este árbol es sagrado casi desde la raíz a la copa, ya que según se cuenta, no debe de haber enfermedad que se resista al Baobab.
Imagen: SAM PANTHAKY/AFP/Getty Images
Granada
La granada se ha considerado sagrada en diversas culturas y épocas. Es sinónimo de fertilidad, amor y vida. Según los antiguos griegos la Madre Diosa, Afrodita, plantó un árbol de granada. En el cristianismo, a su vez, los frutos aparecen una y otra vez en diversas ilustraciones. También el budismo venera a la granada y la considera uno de los tres frutos benditos, además del limón y el melocotón.
Imagen: AFP/Getty Images
Vaca sagrada
También las vacas sagradas son un fenómeno mundial. Mientras que algunos consideran la vaca como un proveedor importante de alimentos, y de ropa y otros la sacrifican como ofrenda a los dioses, el hinduismo toma otros caminos. Ya en las antiguas escrituras (Vedas) la vaca aparece como diosa, como encarnación de la tierra. Y por ello, se le trata con respeto y no se le puede hacer daño.
Imagen: Getty Images
Lotus
Nada es tan puro como el Lotus. Esta visión la comparten todas las poblaciones de la región asiática. De este modo, los hindúes, a menudo, representan a los dioses Vishnu y Lakshmi en combinación con flores de color rosa. El mismo Vishnu se describe como el de los ojos de loto. Es destacable que la flor de Lotus es tan limpia, a pesar de crecer en el barro.
Imagen: Takashi .M / CC BY 2.0
Rata
La rata es mejor que su reputación. Mientras que en Europa tiene mala fama, sobre todo, debido a la supuesta propagación de la peste y su antiestética cola, en la India la miran con otros ojos. De hecho la rata es inteligente y leal. Y fue, de este modo, una compañera de viajes fiel del dios Ganesha, quien viajaba a lomos de una rata gigante.
Imagen: picture-alliance.de
Gingko
¿Qué puede ser un árbol con hojas en forma de corazón si no sagrado? El corazón simboliza la vida, el amor y la prosperidad. Tanto es así que el gingko prospera desde hace mucho. Desde hace 300 millones de años habita la tierra. Estos árboles son sagrados en la cultura japonesa y china. Allí plantan, el también llamado árbol del mundo, como patrón protector en templos y lugares sagrados.