La renuncia ofrecida por los obispos chilenos en el marco del escándalo de abusos sexuales y encubrimiento, como el caso Karadima, deja ahora en manos del Papa la tarea de decidir sobre las responsabilidades.
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Algunos hablan de la más grave crisis en la historia de la Iglesia Católica chilena. Otros destacan la oportunidad que se abre para un nuevo comienzo. Los escándalos de abuso sexual y de poder, y el igualmente escandaloso encubrimiento de estos hechos durante años, han estremecido hasta los cimiento de esa institución. La renuncia ofrecida ahora por el pleno de la Conferencia Episcopal de Chile, después de tres días de reuniones de los prelados con el Papa Francisco en el Vaticano, tiene un impacto profundo y consecuencias aún no del todo mensurables.
Paso sin precedentes
"Hasta donde yo sé, es la primera vez en la historia de la Iglesia Católica Romana que una conferencia episcopal nacional ofrece en pleno su renuncia. Es un caso único, en efecto”, subraya Michael Ramminger, académico del Instituto de Teología y Política de Münster. En ello coincide Christian Weisner, del movimiento católico de base "Somos Iglesia” (Wir sind Kirche) de Alemania. "En Estados Unidos, en Australia, en Irlanda, en Bélgica, en Alemania, ha habido grandes escándalos sobre violencia sexual, pero en todas partes se habían visto involucrados solo determinados obispos. El hecho de que ahora una Conferencia Episcopal completa diga que hay un gran problema que debe ser acometido por todos, es algo sin precedentes”, apunta.
A la hora de evaluar las implicaciones, la Conferencia Episcopal alemana, consultada por DW, no quiso comentar el paso dado por los obispos chilenos. La agencia de noticias católica germana KNA se preguntó si era un gesto de decencia o de cobardía, y si podía ser considerado como un reconocimiento colectivo de culpabilidad. Aunque en su declaración los obispos piden "perdón por el dolor causado a las víctimas, al Papa, al Pueblo de Dios y al país por nuestros graves errores y omisiones”, Ramminger aventura una sospecha: "La Conferencia Episcopal chilena le impone al Papa algo que en realidad él no quiere, que no pertenece a su teología. El instó a los obispos chilenos a aclarar las cosas entre ellos, en un proceso sinodal, y a asumir específicamente la responsabilidad. Y me parece que a eso se rehúsan ahora”, dice, y explica: "Mientras tenían la protección del Papa, no se movieron ni un milímetro. Solo ahora, bajo la presión del Papa, reconocen que algo anduvo mal. Y ahora ofrecen en conjunto su renuncia, lo que también podría significar –y es solo una hipótesis- que por esta vía a fin de cuentas se quieran zafar de su responsabilidad”.
"Oportunidad desperdiciada”
El teólogo católico de Münster dice comprender reacciones como la de José Andrés Murillo, quien sufrió los abusos del sancionado sacerdote Fernando Karadima y dijo a la prensa: "Ojalá el Papa acepte la renuncia a todos los obispos, porque ninguno fue capaz de golpear la mesa y decir 'me voy a poner del lado de las víctimas'". Según Ramminger, "es comprensible como reacción espontánea, pero lo que eso significa desde el punto de vista de política de la Iglesia es otra historia. Y no soy tan optimista en cuanto a que esta forma de enfrentar el asunto vaya en la dirección correcta para la iglesia chilena”. A su juicio, "en el fondo, los obispos chilenos desperdician una oportunidad de decir ‘ahora asumimos efectivamente nuestra responsabilidad y determinaremos entre nosotros que porción le corresponde a quién'. Esa tarea se traspasa al Papa”.
Christian Weisner reconoce que el Vaticano no puede resolver todos los problemas en el mundo, pero subraya que el paso de los obispos ha dejado de manifiesto que la violencia sexual es un problema existencial de la Iglesia Católica en Chile y plantea la necesidad de que una comisión independiente aclare todo lo sucedido. Por otra parte, califica de "notable que el mismo Papa Francisco haya aprendido de este caso y que se preocupe personalmente de la situación de la Iglesia en Chile”. En su opinión, ese es "el único camino, tras los grandes conflictos en Chile, para que la Iglesia Católica recupere allí la confianza de los afectados y de los fieles”. Además, con ello se envía a su juicio un mensaje muy fuerte también a otros países que ni siquiera han reconocido aún el problema de la violencia sexual.
Cinco años de papado de Francisco (2018)
Desde que asumió en 2013, Jorge Mario Bergoglio ha tratado de presentar una nueva imagen de la Iglesia católica dando un ejemplo de humildad. Algunos apoyan sus esfuerzos, mientras otros lo consideran mera pose.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Lingria
'¡Buona sera!'
El 13 de marzo de 2013, Jorge Mario Bergoglio saludó a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, en el corazón de Roma, con un sencillo "buenas tardes", poco después de que el cónclave lo eligiera como nuevo papa. De esta forma, dio una señal y comenzó su mandato con el tono más cercano que ha marcado su liderazgo de la Iglesia católica.
Imagen: Reuters
Comité reformista
El nuevo pontífice de inmediato abordó temas que la Iglesia había estado discutiendo desde antes de su elección. Por ejemplo, estableció un comité de nueve personas para reformar la organización y dirección de la Iglesia. El principio guía: la Iglesia Católica Romana no es un fin en sí misma, sino que debe divulgar las enseñanzas de la Biblia y acercar el Vaticano a los fieles.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/L'Osservatore Romano
Apoyo a los débiles
Las muertes de migrantes que cruzan desde África a Europa son una "espina en el corazón", dijo Francisco en su primer viaje a Lampedusa. Al momento de su visita, en el verano de 2013, miles de inmigrantes estaban en esa isla italiana esperando recibir los permisos legales para seguir su travesía hacia el continente europeo.
Imagen: AFP/Getty Images
Símbolo de humildad
En perfecta concordancia con su mensaje de la "iglesia pobre", la imagen del papa Francisco con el treinteañero Renault 4, que recibió de regalo de un pastor en Verona, dio la vuelta al mundo. El pontífice supuestamente quería manejar él mismo el automóvil, pero no le fue permitido por razones de seguridad. El símbolo de la modestia ha perdurado.
Imagen: Reuters
Francisco, la celebridad
El estilo de Francisco rápidamente lo convirtió en un ícono para los católicos más progresistas. Incluso los no cristianos han aplaudido al papa y se frotaron los ojos con asombro ante el fuerte contraste con su antecesor, el conservador y poco carismático Benedicto XVI. Tras 10 meses en el cargo, Francisco se convirtió en el primer papa en aparecer en la portada de la revista "Rolling Stone".
Imagen: picture alliance/dpa/ROLLING STONE
Polémico constructor de puentes
Francisco se toma muy en serio su trabajo como pontífice. Ha hecho de mediador en conflictos en África Central y Colombia, y también ayudó a distender las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Con la mirada puesta en la frontera de México con EE.UU., llamó al presidente Donald Trump a construir puentes en vez de muros.
Imagen: picture-alliance/dpa/Agentur Andina/J. C. Guzmán
Unidad religiosa
Francisco también ha tratado de construir lazos con distintas confesiones y religiones. Oró en el Muro de los Lamentos en Jerusalén y se reunió con el gran muftí Mohammad Hussein. En Egipto, visitó al jefe de la iglesia copta, Tawadros II, y al gran imán Ahmed al-Tayeb. En Myanmar, habló con monjes budistas y en La Habana se reunió con el líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kyrill I (en la foto).
Imagen: Getty Images/AFP/A. Roque
Cercano al pueblo
Francisco casó espontáneamente a una pareja durante un viaje dentro de Chile, en enero de 2018. Los dos miembros de la tripulación estaban viajando con el papa entre la capital, Santiago, y la ciudad de Iquique, en el norte del país. Durante el trayecto, le contaron de sus planes de casarse por la iglesia, ocasión que Francisco aprovechó para unirlos en matrimonio.
Imagen: Reuters/Osservatore Romano
Escándalos de abuso sexual
Francisco tropezó en Chile. Allí, la Iglesia ha vivido tiempos difíciles, especialmente desde que se conocieron numerosos casos de abusos a menores. El obispo Juan Barros (a la derecha en la foto) supuestamente estaba al tanto de estos abusos, pero guardó silencio. Francisco negó las acusaciones contra el obispo y las calificó de "injurias". Luego debió disculparse, pero no ha removido a Barros.
Imagen: Getty Images/C. Reyes
Críticas internas
El curso reformista de Francisco ha sido demasiado extremo para algunos. Esta imagen en Roma acusa al papa de no mostrar misericordia dentro de la misma Iglesia. Algunos católicos piensan que su giro es demasiado secular, su humildad demasiado audaz y su despliegue, demasiado mediático. La esencia de la religiosidad -la espiritualidad-, podría perderse del todo, temen algunos.