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Terrorismo: Dejà vu en Londres

22 de julio de 2005

La prensa europea dedica numerosos comentarios a los atentados que volvieron a estremecer a Londres y que, aunque no causaron muertos como los de hace dos semanas, suponen un reto de marca mayor.

La inquietante sensación de leer el diario en el metro de Londres.Imagen: AP

El Handelsblatt, de Düsseldorf, opina: "La primera vez, los ciudadanos podían decirse que las fuerzas de seguridad se habían visto sorprendidas. Pocas semanas antes de los atentados del 7 de julio, los servicios secretos habían llegado a la conclusión de que no había grupos terroristas con la intención ni la capacidad de la capital británica. Pero esta vez fue diferente. La policía se encontraba en máxima alerta. (...) La repetición de un atentado en tan poco tiempo supone un ataque a la resistencia de los británicos y de Occidente. Es una demostración de fuerza de los terroristas y de que no existe defensa ante ellos. Las fuerzas de seguridad y los políticos de Europa deberían verlo como una exhortación a avanzar más rápido por el camino emprendido desde el 7 de julio. El diálogo de las religiones y las culturas deben proseguir. La red de seguridad debe volverse tan global como la red del terrorismo. Y la ciudadanía debe saber que la lucha será muy prolongada."

Peligro interno

Il Messaggero, de Roma, apunta: "El hecho de que los ataques contra el sistema de transporte de la capital británica afortunadamente no hayan tenido esta vez las mismas consecuencias trágicas de los primeros atentados, no los vuelve menos graves ni menos preocupantes. Ocurre lo contrario, porque revelan con más claridad la estrategia de sus instigadores: ellos determinan los objetivos y eligen a quienes asumirán la tarea de poner las bombas. El objetivo es sembrar el pánico en el corazón de la ciudad más multicultural de Europa y alterar el ritmo de vida cotidiano y las costumbres de millones de personas. Pero se registra además un profundo cambio con respecto a los atentados de Nueva York y Madrid: en ese entonces, los terroristas llegaron desde el exterior a territorio estadounidense y español. En Gran Bretaña, en cambio, la policía y los servicios secretos están convencidos de que el mayor peligro proviene de dentro, es decir, de la segunda generación de inmigrantes islámicos."

Repetición tenebrosa

El Kurier, de Viena, comenta: "Es la repetición lo que confiere a estos hechos un carácter tan tenebroso y deja a los habitantes de Londres y a todo el mundo sumido en el desconcierto, el temor y la rabia. Rabia contra los criminales que malinterpretan su religión y siguen a falsos predicadores. (...) A uno le gustaría decirles: 'si no les gusta nuestro modo de vida, váyanse. Nosotros rechazamos su ideología tanto como ustedes la nuestra'. La respuesta que se impone a Occidente es: no permitiremos que las bombas acaben con nuestra cultura y nuestro sistema político. Nos defenderemos. Sólo se puede discutir acerca de las formas de esa defensa."

¿Terrorismo cotidiano?

El periódico holandés Trouw señala: "Esta forma de terrorismo provoca nuevas preocupaciones. En el primer caso, los terroristas se inmolaron y se registró un alto grado de organización. Ello refuerza la esperanza de que semejantes atentados no puedan ser perpetrados con demasiada frecuencia. Nadie puede afirmarlo con plena certeza, pero el precio de tales atentados también es alto para los terroristas. La nueva forma de poner bombas, en cambio, puede convertirse en algo cotidiano. Por paradójico que suene, este segundo atentado podría exigir a los británicos aún más autocontrol que el primero."