El Salvador: implican a excoronel en masacre de jesuitas
8 de julio de 2020
El excoronel Inocente Montano integraba la cúpula que ordenó la operación militar que asesinó a seis jesuitas y dos colaboradoras en El Salvador en 1989, afirmó un testigo clave en el juicio que se le sigue en España.
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Un exteniente salvadoreño afirmó este miércoles (08.07.2020) en el juicio contra el excoronel Inocente Montano que el alto mando y la cúpula militar, con la aprobación del entonces presidente del país, Alfredo Cristiani, ordenaron asesinar en 1989 a los seis jesuitas de la Universidad Centroamericana sin dejar testigos de la matanza.
René Yusshy Mendoza, señaló explícitamente al alto mando (presidente y cargos políticos de Defensa) junto al estado mayor (militares) como los responsables y autores intelectuales de los asesinatos, ejecutados por el batallón Atlácatl y al que el exteniente acompañó por orden de sus superiores.
Declarando vía telemática desde Chile donde reside, el exteniente Yusshy René Mendoza dijo que Montano se encontraba en la reunión en la que se dio "la orden de proceder a eliminar a (Ignacio) Ellacuría", el rector de la Universidad Centroamericana (UCA) y uno de los jesuitas asesinados.
En esa reunión en la que no participó Mendoza, pero sí su jefe directo, el coronel Guillermo Benavides a quien se le encargó la operación, también se instruyó no dejar "testigos" en el campus de la UCA el 16 de noviembre de 1989.
Juicio en España
Montano negó al comienzo del juicio que se le sigue desde junio en la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares, en las afueras de Madrid, su relación con los asesinatos alegando que como viceministro de Seguridad Pública carecía de poder de mando.
Pero Mendoza, quien participó en la operación en 1989, insistió que Montano estuvo en reuniones previas de la cúpula militar. "Esa fue una operación completamente autorizada, todo el mundo lo supo, los oficiales de la escuela militar todos sabíamos, no hay forma de que nadie diga yo no supe, yo no me enteré", dijo el testigo.
Asesinato en el campus de la Universidad
La madrugada del 16 de noviembre de 1989, en medio de la mayor ofensiva insurgente registrada durante la guerra civil salvadoreña (1980-1992), un comando de soldados de élite asesinó a los religiosos en el campus de la Universidad.
Los jesuitas asesinados fueron los españoles Ignacio Ellacuría, Segundo Montes, Ignacio Martín-Baró, Amando López y Juan Ramón Moreno. También fueron asesinados los salvadoreños Joaquín López (sacerdote), la empleada doméstica de la universidad Julia Elba y su hija menor, Celina Mariceth Ramos.
"Toda la operación estaba ordenada por el alto mando, Benavides me dijo que tenía que ejecutar la orden que había recibido y que Montano fue una de las personas que dio la orden de eliminar a Ellacuría, me lo dijo varias veces", afirmó Mendoza, que así incriminó a excoronel, quien a su vez se enfrenta a 150 años de prisión.
Pero también implicó a Cristiani (presidente entre 1989 y 1994), porque según el testigo, el alto mando iba a informarle de la operación en un encuentro en el edificio del Estado Mayor y que si se oponía a los asesinatos se informaría de ello. "Si no hubo contraorden es que el presidente lo tuvo que haber aprobado", apostilló el exmilitar.
Mendoza, sobreseído al comienzo del juicio
Mendoza y el coronel Guillermo Benavides fueron condenados en 1991 en El Salvador por los asesinatos, pero salieron libres en virtud de una ley de amnistía decretada en 1993. Mendoza, teniente arrepentido que ha colaborado con la justicia española, fue sobreseído en esta causa al comienzo del juicio.
En este juicio muy esperado tanto en El Salvador como en España, de donde eran los jesuitas, la fiscalía española acusa a Montano de haber participado "en la decisión, diseño o ejecución del asesinato", por lo que solicita para él 150 años de cárcel.
Montano, de 76 años, llegó extraditado a España desde Estados Unidos en noviembre de 2017, y desde entonces ha permanecido en prisión preventiva. El juicio debe culminar la semana entrante.
FEW (EFE, AFP)
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Óscar Romero, el santo de los pobres y las víctimas de la violencia en América Latina
El salvadoreño Óscar Romero, asesinado en 1980, fue canonizado en octubre de 2018 en El Vaticano. Romero es un ícono de la teología de la liberación, insultada como “comunista”, pero movida por el servicio a los pobres.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Rivera
Lo mataron, pero no pudieron callar sus denuncias
Romero, beatificado en 2015, denunciaba en sus homilías los ataques de los cuerpos de seguridad contra la población civil. Fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un escuadrón de la extrema derecha mientras oficiaba misa en el hospital Divina Providencia de San Salvador, en días previos al estallido de la guerra civil (1980-1992). Su muerte no acalló las denuncias, las hizo más fuertes.
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Naciones Unidas: "Día Internacional del Derecho a la Verdad"
En El Salvador, Óscar Arnulfo Romero es venerado como héroe nacional y paladín de la paz y la Justicia. En 2011, el entonces presidente estadounidense Barack Obama se arrodilló ante la tumba del "obispo de los pobres". La ONU declaró el 24 de marzo, fecha del asesinato de Romero, como "Día Internacional del Derecho a la Verdad".
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El Vaticano dejó de verlo como a un “comunista”
Tras el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, a fines de 2014, Francisco emitió una señal de reconciliación: monseñor Romero dejó de ser considerado un “revolucionario” o “comunista” y pasó a ser visto como un adalid de los derechos humanos. “También alguien que defiende a los pobres con su vida es un santo”, comentó en esa ocasión el teólogo de la liberación Leonardo Boff a DW.
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El mensaje de Romero sigue calando
Con Óscar Romero “pasa una cosa curiosa, y es que cuanto más tiempo transcurre, más gente se entusiasma con él, más gente lo sigue, lo ama, se emociona con su historia, con su figura”, decía el obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa. En toda Centroamérica Romero ya es visto como “un santo de las Américas”.
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Un mensaje irrefutable: “La Iglesia tiene que vivir para los pobres”
También en Alemania dejó sus huellas, inspirando la creación de organizaciones como la Iniciativa Cristiana Romero (ICR). “Es un ejemplo de solidaridad con los pobres. Ser solidario con los pobres significa darles una voz y apoyar las demandas de los países del sur”, explica a DW Anne Nibbenhagen, de la asociación civil alemana Iniciativa Cristiana Romero.
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Peregrinos, prelados y juventud
Miles de salvadoreños viajaron al Vaticano para presenciar el acto de canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero. El beato Romero fue canonizado junto a Pablo VI durante un Sínodo de Obispos.
Imagen: Adveniat
Reconciliando a la sociedad
Óscar Romero ha sido una figura reconciliadora de la sociedad salvadoreña. Por un lado, Anne Nibbenhagen, de la Iniciativa Cristiana Romero (ICR), celebra la decisión del Vaticano de canonizar al arzobispo. Por otro, teme que al presentar a Romero como el santo "unificador", se acabe la cuestión de la culpabilidad, en lugar de seguir investigando a los responsables de la violencia y sus causas.
Imagen: Adveniat
Una historia de impunidad
Una Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas ha señalado como autor intelectual del asesinato al fundador del partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Roberto D'Aubuisson. No obstante, la Ley de Amnistía, aprobada en 1993, ha impedido que sea juzgado por el crimen. Romero representa a las más de 70.000 víctimas de la guerra civil salvadoreña.
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Difamaciones en El Salvador, ataques desde El Vaticano
“Él no quería ser político, no le interesaban las ideologías. Solo quería acabar con la violencia y abogar por la justicia. Un mensaje muy actual”, dice el biógrafo Giuseppe Morozzo Della Rocca. “Romero fue difamado como "suversivo" por la oligarquía salvadoreña que informaba a Roma. El prefecto de la Congregación de la época, el cardenal Sebastiano Baggio, lo atacó hasta su asesinato en 1980.
Imagen: picture-alliance
Morir, para convertirse en semilla
Óscar Romero fue asesinado a tiros en el altar, por orden de poderosos políticos. Un crimen que antecedió a la guerra civil entre fuerzas de seguridad, escuadrones de la muerte de ultraderecha y grupos guerrilleros de izquierda. Romero sabía del peligro. Justo antes de su muerte había dicho en su sermón: “El que no asume los peligros de la vida, como la historia nos exige, perderá la vida”.
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Saludo del Papa, impulsor de la canonización
"A los jóvenes reunidos en días felices por la canonización de monseñor Romero, un saludo grande y mi bendición. Y por favor no se olviden de rezar por mí", pide Francisco. La petición del Papa permite intuir las grandes dificultades para lograr la canonización de un religioso como Romero, cuya misión por los pobres generó un fuerte rechazo en las más altas esferas de la jerarquía católica.
Imagen: pictrue-alliance/dpa/AP/M. Kulbis
Origen modesto
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez había nacido en Ciudad Barrios (El Salvador) el 15 de agosto de 1917 y fue asesinado el 24 de marzo de 1980 en San Salvador. Su padre se llamaba Santos y su madre Guadalupe. Una familia modesta. Su padre era telegrafista; su madre ama de casa. Romero vivió la II Guerra Mundial. Fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942. En la imagen, su tumba en San Salvador.