Los Testigos de Jehová deberán ser reconocidos por el Estado alemán como ente público, según una sentencia del Tribunal Superior Administrativo contra el estado federado de Berlín, que había denegado a la comunidad religiosa ese estatus. Los entes públicos con carácter religioso pueden mantener iglesias, impartir clases de religión, recaudar el impuesto eclesiástico y además tienen derecho a privilegios fiscales. El dictámen de hoy, con el que concluye un litigio que duró años, estuvo precedido por una sentencia del Constitucional, en el que se había constatado que la comunidad religiosa no constituía un peligro para la democracia. El tribunal rechazó la posibilidad de presentar una revisión, por lo que el Estado federado analiza la posibilidad de presentar demanda ante el Tribunal Supremo Administrativo. La comunidad de los testigos de Jehová tiene en Alemania, según sus propios datos, unos 210.000 miembros. La central mundial está en Nueva York y la alemana se encuentra en la pequeña localidad de Selters (oeste del país), donde trabajan unas 1.100 personas. Durante el régimen nacionalsocialista los Testigos de Jehová estuvieron perseguidos y en la República Democrática Alemana esta religión cristiana estaba prohibida.