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Thomas Müller: una estrella repentina

1 de julio de 2010

Thomas Müller, el nuevo ídolo alemán y gran figura del Mundial en Sudáfrica, le ha mostrado a todos cómo un futbolista alcanza el estrellato internacional. Basta aprovechar las oportunidades y mantener la calma.

Thomas Müller: el joven fenómeno.Imagen: picture alliance / dpa

A primera vista parecería que en la carrera de Thomas Müller las cosas buenas han llegado de sopetón, sin avisar, que su vida cambió de la noche a la mañana; a segunda vista es evidente que efectivamente es así. El muchachito de 20 años, oriundo de la provincia bávara, que hoy deslumbra al mundo en Sudáfrica, era hace dos años un desconocido en el escenario del fútbol, su talento con el balón era un placer reservado para el escaso público que asiste a los partidos de una liga regional que se juega en canchas en los más escondidos rincones de Alemania.

Los primeros pasos

Müller es un fenómeno que no para de dar saltos hacia adelante, y sólo hacia adelante. En el 2008, siempre con el equipo de las divisiones inferiores del Bayern, abandonó la liga regional para ascender a la tercera división alemana; un cambio enorme pues ya no le tocaba jugar en arenales y pedregales sino en verdaderos estadios, no los más modernos del país, pero por lo menos con un gramado aceptable y tribunas a cada costado en las cuales, esporádicamente, la prensa toma asiento para informarse sobre los futbolistas que están a punto de acceder al profesionalismo de la Bundesliga.

Thomas Müller (izq.) y Gerd Müller: dos máquinas de hacer goles.Imagen: picture alliance / dpa

El encargado de señalárselo a los periodistas, lleno de orgullo, fue Hermann Gerland, entrenador de los equipos juveniles del Bayern, al que se considera su descubridor. Gerland fue el primero que vaticinó el brillante futuro de Müller, quien todos los días, usualmente acompañado por su mamá, se subía al tren para ir de su pueblo a la capital bávara, Múnich; el viaje duraba una hora de ida y una de vuelta, a diario desde que tenía 11 años, desde que en el campeonato infantil de su provincia anotó más de 100 goles, desde que no se pudo ocultar más el secreto a voces de que ese muchachito del equipo TSV Pähl marcaba en cada partido como mínimo en 10 ocasiones.

El 15 de agosto del 2008, con apenas 18 años, Müller jugó sus primeros 10 minutos con el equipo profesional del Bayern en la apertura de la temporada de la Bundesliga; atendiendo el consejo de Gerland el entrenador Jürgen Klinsmann -que hoy se ufana de haber lanzado al estrellato al nuevo ídolo alemán- lo mandó a la cancha a remplazar a Miroslav Klose.

Klinsmann, sin embargo, sólo le regaló su confianza al juvenil una vez más, poniéndolo en el minuto 90 de una irrelevante partido ocho meses más tarde; en total bajo el ex seleccionador alemán Müller jugó 11 minutos, el resto del tiempo éste lo desterró al equipo de las divisiones inferiores que disputa el torneo de la tercera división. Su sucesor Jupp Heynckes, en cambió, premió al novato (que consiguió en su debut en la Champions League, contra Sporting Lisboa en marzo del 2009, su primer gol) con 17 minutos en los grandes estadios.

Bastó una temporada

Müller ya había dado el primer paso en el profesionalismo, pero fue la llegada al Bayern del entrenador Louis van Gaal, y el nombramiento de Hermann Gerlandcomo su asistente , el factor que le permitiría sentar pie en la Bundesliga. Con pocas semanas en el cargo, el famoso entrenador holandés sorprendió a todos con una inusual declaración para él, enemigo de elogiar a sus futbolistas: "conmigo Müller siempre va a ser titular, él siempre va a jugar mientras yo este aquí".

Thomas Müller, a punto de convertir contra Inglaterra.Imagen: AP

Y así fue, el juvenil formó con el Bayern en todos los partidos de la Bundesliga, marcó 13 goles y sirvió 10; en la Champions League, donde acumuló 2 goles y 3 asistencias, sólo se perdió el partido de vuelta contra Girondins Burdeos por culpa de una sanción tras recibir una tarjeta roja.

Para ilustrar mejor la dimensión de esas cifras en su primera temporada de principio a fin como profesional hay que recordar que en la banca del Bayern, relegados por él, se encuentran Mario Gómez, el futbolista más costoso de Alemania, y Miroslav Klose, máximo goleador de la selección nacional.

En marzo pasado, curiosamente para el partido amistoso en Múnich contra Argentina, rival de Alemania en cuartos de final del Mundial de Sudáfrica, Müller debutó con la camiseta del seleccionado; los 23 minutos en los que estuvo en la cancha no fueron precisamente los mejores que se le han visto, pero fuera de ella, al terminar el encuentro, se encargó involuntariamente de ponerle la nota de humor al enfrentamiento. Thomas Müller acudió a la rueda de prensa, sentado frente a los reporteros estaba Diego Armando

Maradona, que cuando lo vio se negó a seguir adelante con el procedimiento y ofendido abandonó el recinto porque, según dijo, "eso no es normal".

El mismo de siempre

El entrenador de Argentina explicó después su reacción diciendo "no tenía ni idea que era un jugador", una excusa que Maradona hoy ya no puede usar, hoy todo el mundo conoce a Thomas Müller, autor de tres goles y tres pases de gol en Sudáfrica 2010, quien está camino a obtener el premio de mejor jugador joven del Mundial.

Pese a la excelente temporada en la Bundesliga, a una inolvidable Champions League en la que disputó la final, a que todo lo ha logrado en apenas un año, incluso ser titular de la selección alemana en el Mundial luego de haber disputado con ella sólo dos partidos previos, ninguno de ellos de principio a fin, Thomas Müller mantiene los pies en la tierra. Por eso no sorprendió que al final de su impecable actuación contra Inglaterra, donde fue elegido como el mejor jugador del partido, le pidiera permiso al reportero de televisión para enviar un saludo del que fueron testigos millones de alemanes: "hace mucho rato que estoy en deuda de hacer esto: saludos abuelitas y abuelito". Un gesto muy refrescante por lo humano.

"A veces me parece que todo pasa muy rápido" confiesa Müller, pero él mismo se ha encargado de que sea así, en la cancha con su talento, fuera de ella con su convicción de que el momento oportuno, que para muchos es demasiado temprano, ha llegado. Por eso en diciembre pasado contrajo matrimonio con su novia de toda la vida, Lisa. Con apenas 20 años Thomas Müller brilla en el Mundial de Sudáfrica llevando en la espalda -cosa del destino pues él no lo pidió- el número 13, el que hizo famoso en otros Mundiales a otro Müller, a Gerd Müller, el máximo goleador internacional de Alemania.

Autor: Daniel Martínez
Editor: Pablo Kummetz

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