La bandera blanca acompaña a José Rodríguez, de Siguatepeque, en su travesía de más de 3000 kilómetros. "Tengo dos hijos en Honduras y quiero darles una vida mejor", dice el padre de 29 años en conversación con DW. La bandera blanca se ha convertido en un estandarte de los migrantes, que desde mediados de octubre han comenzado su peregrinación desde San Pedro Sula, Honduras, hacia Estados Unidos. "La bandera es un símbolo de paz y de nuestras buenas intenciones", explica Rodríguez.

"No podemos esperar mucho tiempo"

También el jueves ondearon las banderas blancas. Esta vez frente al paso fronterizo El Chaparral, en Tijuana, México. Más de 300 migrantes han llegado allí para pedir que las autoridades de Estados Unidos reciban sus solicitudes de asilo político. "No podemos esperar más. Déjennos pasar", reclaman.

Muchos residentes de la ciudad están enojados con la manifestación. Algunos usan gorras rojas con la inscripción: "Haz que Tijuana vuelva a ser grande", al estilo del slogan de la campaña electoral del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Ya el domingo pasado hubo protestas en contra de lo que consideran una inmigración descontrolada: "Invasión No, Migración Sí".

Los periódicos locales informaron que hasta 7.000 migrantes llegarían la próxima semana.

Mientras tanto, el estado de ánimo de los cerca de 5.000 migrantes que han llegado con la primera caravana desde Honduras, es tenso. José Rodríguez declara: "Es un caos, no existe ningún tipo de coordinación o dirección. Todos se alteran cuando corre un rumor". Una fuerte lluvia en la noche del jueves hizo la situación aún más díficil. La mayoría de los migrantes tienen que dormir al aire libre. Muchos están enfermos y los que más sufren son los aproximadamente 1000 niños.

Ofertas de trabajo en Tijuana

El gobierno regional realiza grandes esfuerzos para integrar a los migrantes en el mercado laboral. El funcionario Luis Rodolfo Enríquez organiza un intercambio de trabajo cerca del campamento. Actualmente hay alrededor de 10.000 vacantes en la ciudad. Enríquez está convencido: "Podemos acomodar a casi la mitad de las personas de la caravana en el mercado laboral, si así lo desean." En un edificio de la orden salesiana, el funcionario ha establecido un campamento: sillas de plástico, mesas de madera, todo espontáneo, pero bien organizado. Allí se puede establecer contacto con empleadores y acceder a búsquedas de personal. Empleados de la Agencia de Migración brindan permisos de trabajo temporales. La ciudad está llena de tiendas en las que cuelgan pósters de escaparates: "Se buscan empleados".

Las autoridades tratan de calmar los ánimos

En la manifestación frente al cruce fronterizo de El Chaparral, las autoridades mexicanas tratan de apaciguar a los migrantes: "Hay trabajo en Tijuana, aprovechen las ofertas", anuncia un funcionario por megáfono. Pero la mayoría de los migrantes prefiere continuar hacia los Estados Unidos. Rodríguez, a pesar de las circunstancias adversas, no ha perdido su optimismo: "No debo perder las esperanzas, quiero un futuro mejor para mis hijos, así que no me rendiré".

Las últimas noticias de los Estados Unidos parpadean en una cafetería cerca del cruce de la frontera. Se puede ver al presidente estadounidense, Donald Trump. En subtítulos en español se lee que si la situación en la frontera se sale de control, cerrará toda la frontera con México. Más tarde, la televisión mexicana informa: "otro grupo de migrantes ha abandonado el campamento en la Ciudad de México". Su objetivo: la frontera con Estados Unidos.

(SP/ER)

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