Tillerson llega a Rusia con ultimátum para Putin en Siria
11 de abril de 2017
Rusia insiste en que Siria no tiene armas químicas y ofreció seguridad a expertos internacionales que quieran visitar el aeropuerto de Shayrat, en Homs, desde el que supuestamente tuvo lugar el ataque con gas de Idleb.
Publicidad
"Muy buena plataforma para la consolidación: Siria y Rusia. Ya hay un enemigo común. Magnífico. Estamos dispuestos a aguantar, pero esperemos entrar de todas formas en una fase positiva cooperación", dijo Tillerson, el jefe de la diplomacia estadounidense.
"Las autoridades sirias ya han expresado su disposición a permitir el acceso de expertos a dicho aeródromo. Los expertos lo saben, ocultar los rastros de las armas químicas es imposible", declaró, por su parte, el Estado Mayor ruso.
Además, recordó que la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) confirmó la destrucción de dichos arsenales y que las únicas dos instalaciones -de un total de doce- donde es imposible confirmar su eliminación están bajo control opositor.
¿Socios a un mismo nivel?
Moscú lamenta que Washington haya acusado a Damasco "sin pruebas", cuando en dicha zona opera el Frente al Nusra y cuando hay numerosos casos de uso de armas químicas por parte de grupos terroristas en Siria e Irak, afirma.
Mientras Putin daba una de cal, la Cancillería rusa daba otra de arena al expresar su deseo de que la visita de Tillerson sea "productiva" y la voluntad de normalizar las relaciones con EEUU, eso sí, desde "un plano de igualdad" y "sin renunciar a sus legítimos intereses". Y culpó de que las relaciones "atraviesen su momento más complicado desde el fin de la Guerra Fría" a la anterior Administración de Barack Obama.
Tillerson se reúne este miércoles con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, aunque no se descarta un encuentro de última hora -o incluso esta noche- con Putin en el Kremlin.
JOV (efe, n-tv)
Los muros del mundo
Donald Trump quiere construir un muro "grande y hermoso" en la frontera con México, para frenar la inmigración y el narcotráfico. También en otros lugares del mundo se levantan muros para tratar de resolver problemas.
Imagen: Getty Images/J. Moore
La muralla estadounidense sigue creciendo
Ya Bill Clinton mandó poner cercos en algunos lugares de la frontera con México. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, George W. Bush impulsó su prolongación. Entretanto, cerca de 1.100 kilómetros de la línea fronteriza ya cuentan con muros de concreto, planchas de acero u otros obstáculos.
Imagen: Getty Images/D. McNew
"Muro de separación"
Desde el año 2000, Israel construye un muro en la Cisjordania. El proyecto es muy controvertido y a menudo se lo llama "Muro de separación". La Corte Internacional de Justicia determinó hace ya más de 10 años que la construcción viola el derecho internacional. No obstante, Israel continúa levantando el muro que, al final, ha de tener un largo de 759 kilómetros.
Imagen: A. Al-Bazz
"Línea de control"
India y Pakistán están separados desde 1971 por una línea de control militar de más de 700 kilómetros en la región de Cachemira. Conocida como "Línea de control", está resguardada en muchos tramos por alambradas de púas y minas. La alambrada, que llega a tener en algunos puntos hasta tres metros de altura, puede ser electrificada.
Imagen: Getty Images/AFP
Frontera de clases
También hay muros que marcan la frontera entre la pobreza y la riqueza. En Lima (foto), una muralla de concreto de tres metros de altura separa un barrio pobre de uno mejor situado. Los peruanos lo llaman el "muro de la vergüenza".
En la capital iraquí hay un muro de cemento de unos cuatro metros de altura y cinco kilómetros de largo. Lo construyó el Ejército estadounidense en 2007 en el barrio de Sadr, de cuño chiíta. También en otras partes de Bagdad hay muros de concreto, que separan sectores sunitas de barrios chiítas.
Imagen: Getty Images/W. Kuzaie
¿Murallas para la paz?
En Irlanda del Norte, el gobierno británico comenzó a erigir en 1969 las llamadas "Murallas de la paz", para separar a católicos de protestantes. En ellas hay pórticos que permiten el paso, que eran cerrados cuando había disturbios. Algunos lugareños afirman que esos muros cimentaron adicionalmente la división en las cabezas de la gente.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Smiejek
Entre el norte y el sur
Desde el término de la guerra de Corea, una zona desmilitarizada separa al norte comunista del sur capitalista. La franja, de unos cuatro kilómetros de ancho y casi 250 kilómetros de largo, se cuenta entre las zonas de exclusión militar más custodiadas del mundo. En algunos puntos hay también un muro a lo largo de la frontera de facto entre Corea del Norte y Corea del Sur.
Imagen: Getty Images/AFP/E. Jones
La fortificación europea
También Europa se fortifica. Hungría cierra sistemátiamente su frontera al paso de refugiados desde 2015. Al comienzo, la valla era aún permeable, pero entretanto casi nadie consigue atravesarla. Hungría levanta además un segundo cerco, que ha de discurrir, junto a las instalaciones ya existentes, a lo largo de la frontera con Serbia.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Ujvari
Ceuta y Mellila
En los exclaves españoles de Ceuta y Melilla hay fortificaciones especiales. Quien quiera cruzarlas desde Marruecos, debe superar hasta tres rejas. El paso se ve dificultado además por sensores de movimiento, cámaras infrarrojas y alambradas de púas. Pese a todo, de tanto en tanto se producen asaltos masivos que suelen dejar muchos heridos.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Sempere
Fortificación turca
Turquía se propone construir una fortificación de 511 kilómetros de largo en su frontera con Siria. La mitad ya está lista, según anunció Ankara a fines de febrero de 2017. El muro, de tres metros de altura, estará provisto de alambre de púas y torres de vigilancia.