Estados Unidos no puede ser la única instancia culpada por la previsible anulación del Tratado de Reducción de Misiles Nucleares de Medio Alcance (INF), sostiene Andreas Ross, del diario Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Publicidad
Era de esperarse que Donald Trump diera pie a una guerra de declaraciones cuando anunció su intención de retirar a Estados Unidos del Tratado de Reducción de Misiles Nucleares de Medio Alcance (INF, sus siglas en inglés); Washington y Moscú han terminado por acusarse mutuamente de haber roto el pacto en cuestión. Pero esos dimes y diretes distraen la atención de un detalle que ambas potencias atómicas tienen en común: su rivalidad con China. En 1987, cuando Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov firmaron el convenio con miras a destruir todos los misiles terrestres de corto y mediano alcance, y prohibir su producción, el arsenal chino era prácticamente insignificante. Eso dejó de ser así hace mucho tiempo.
Los misiles chinos incomodan a los rusos y a los estadounidenses
En la década de los noventa, Pekín se afanó nuevamente en oponerle resistencia a la hegemonía militar de Estados Unidos en el Pacífico. Para conseguirlo apeló, ante todo, a misiles lanzados desde tierra, aprovechando que era precisamente ese tipo de armamento el que tanto Estados Unidos como Rusia se habían comprometido a no poseer ni fabricar. Los estrategas militares al servicio de la Casa Blanca y el Kremlin se vienen quejando de esa situación desde hace más de diez años: los rusos en Washington han sugerido enterrar el tratado INF debido a las ambiciones armamentistas de China.
Pekín se esmera en describir la actual querella en torno al INF como una malcriadez ruso-estadounidense, como una pelea irresponsable, desde el punto de vista de la política mundial, en la que China no tiene nada que ver. Pero Trump ha dejado claro que un nuevo pacto para evitar un aceleramiento de la carrera armamentista no se puede sellar sin China.
Su argumento es cualquier cosa menos falso. No obstante, Pekín nunca aceptaría una "opción cero” como la que acordaron Washington y Moscú hace más de treinta años, cuando el orden mundial era bipolar. Y es que mientras Estados Unidos y Rusia se concentraron siempre en armarse hasta los dientes en el mar y en el aire, China se había limitado, hasta hace poco, en apertrecharse con misiles lanzados desde tierra. Eso significa que se deben tomar muchos más factores en cuenta para poder invocar el espíritu del INF en el mundo multipolar de hoy.
¿Un tratado multilateral con Donald Trump?
Aún si no estuviera de por medio la disputa comercial bilateral que los chinos perciben como un ataque estadounidense a su estatus mundial y que dificulta negociaciones constructivas, costaría imaginar a Donald Trump propiciando un nuevo régimen multilateral de armamento con las dimensiones del precedente. El ámbito de Trump es el de la destrucción. En ese sentido, los rusos le fueron de gran ayuda al construir en secreto un misil de crucero prohibido. Los rusos son al menos tan responsables como los estadounidenses por el inminente fin del régimen INF. Ahora, todos los indicios apuntan a un vigoroso rearme de los estadounidenses, los rusos… y los chinos.
Andreas Ross (ERC/ERS)
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos enFacebook | Twitter | YouTube |
Rusia muestra toda su potencia militar (mayo 2017)
El clásico desfile del Día de la Victoria, jornada en la que Rusia conmemora el triunfo sobre la Alemania nazi, sirvió como marco para la exhibición de la fuerza del músculo armado ruso.
Imagen: Reuters/M. Shemetov
La importancia de la iconografía
Banderas de la era soviética, íconos socialistas y soldados coparon la Plaza Roja en Moscú este 9 de mayo. La conmemoración del Día de la Victoria, que este año sumó su versión número 72, es una buena oportunidad para revivir el glorioso pasado de la Unión Soviética, de la que muchos siguen siendo nostálgicos en la actual Rusia.
Imagen: Getty Images/AFP/Y. Kochetkov
Una reliquia de la Segunda Guerra
El tanque T-34 simboliza el poderío del Ejército Rojo y, al mismo tiempo, la rotunda sencillez de la ingeniería soviética. Gracias a ello, pudo ser producido en masa de forma rápida y eficaz para combatir al Ejército nazi. Su presencia en el desfile de este año es, como siempre, un saludo y un homenaje a un arma temible.
Imagen: picture-alliance/dpa/Tass/V. Sharifulin
Mostrar los dientes es poco
Este misil balístico intercontinental Yars RS-24 fue una de las estrellas del desfile. Diseñado para poner en problemas a los escudos antimisiles, está equipado con ojivas termonucleares y tiene un alcance estimado de hasta 13 mil kilómetros.
Imagen: Getty Images/AFP/K. Kudryatsev
Reforzar el patriotismo y a las tropas
En su discurso, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, hizo un llamado al trabajo conjunto para acabar con los problemas que aquejan al mundo. "La comunidad internacional debe unir sus fuerzas para una lucha efectiva contra el terrorismo, el extremismo, el neonazismo y otras amenazas", sostuvo. Añadió que su país debe reforzar sus fuerzas militares y el patriotismo.
Imagen: Reuters/S. Karpukhin
Miles de soldados ante el invitado de honor
Más de 10 mil soldados y unas cien unidades de todo tipo (artillería, transporte) desfilaron en Moscú, donde el presidente de Moldavia, el prorruso Igor Dodon, fue el invitado de honor. También se hicieron presentes, por primera vez, unidades militares especializadas que están preparadas para intervenir en el Ártrico.
Imagen: Reuters/S. Karpukhin
Un saludo de artillería
La artillería rusa dispara para saludar la parada del Día de la Victoria, que marca una de las festividades más patrióticas del país, en la que se recuerda a los casi 30 millones de muertos que sufrió la Unión Soviética en la guerra contra la Alemania nazi, conflicto que en Rusia y otras repúblicas de la región se conoce como Gran Guerra Patria.
Imagen: Reuters/T. Makeyeva
En San Petersburgo sí hubo aviones
A diferencia de Moscú, donde el mal tiempo impidió el paso de los aviones de combate que suelen dar cierre a las conmemoraciones, en San Petersburgo sí fue posible apreciar el sobrevuelo de las aeronaves, que en esta imagen parecen pequeños artefactos a un costado del monumento al emperador Pedro el Grande. En decenas de ciudades y exrepúblicas soviéticas hubo actos similares.
Imagen: Reuters/A. Vaganov
Ceremonias en todo el país
En Divnogorsk, cerca de Krasnoyarsk, decenas de ciudadanos salieron a las calles portando fotografías de sus familiares caídos en los combates de la Segunda Guerra Mundial. Este desfile en particular se conoce como la Marcha del Regimiento Inmortal.